Mont Saint Michel y Saint Malo

El día anterior quedamos fascinados con la breve visita que hicimos al Mont Saint Michel, así que estábamos deseando volver al él por la mañana y visitar su espectacular Abadía, así que nos levantamos temprano y desayunamos en el salón de la casa donde nos habíamos alojado junto con otros huéspedes.

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De Rennes al Mont Saint Michel

Esa mañana dejamos Rennes y continuamos nuestra ruta por la Bretaña, la mañana estaba fresca y había una especie de neblina que daba más encanto al paisaje que nos encontramos en el camino. 


Teníamos por delante un día muy interesante, visitamos pueblos preciosos, comimos como  si no hubiese mañana uno de los manjares de la zona, vimos un menhir gigante y terminaríamos el día en uno de los lugares más mágicos que encontramos, no sólo en nuestra ruta por la Bretaña, si no en todas las partes del mundo que ya hemos tenido la suerte de visitar, el Mont Saint Michel. 

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Conjunto Románico del Valle de Boí

Como ya había comentado en el post anterior, en el Valle de Boí existe un conjunto de nueve  iglesias románicas que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000.
En un pequeño espacio, el Valle de Boí guarda un tesoro medieval de los más importantes de Europa. 
Entre las principales características de estas nueve iglesias, está la de la unidad en el estilo arquitectónico, un estilo que sigue los modelos provenientes del norte de Italia, del románico lombardo caracterizado por la funcionalidad de las construcciones, un esmerado trabajo de la piedra, esbeltos campanarios de torre, y la decoración exterior con arquillos ciegos y bandas lombardas. 
Estas iglesias datan de los siglos XI y XII, momento en el cual no sólo cumplían funciones religiosas, si no que también servían como lugar de reunión y de refugio para la población, de esta forma los altos campanarios que se suceden en el Valle de Boí eran utilizados como lugares de vigilancia y comunicación. 




En busca del Valle del Boí

Desde hace bastante tiempo queríamos hacer esta escapada al Valle del Boí, o La Vall de Boí, pero por unas cosas o por otras, casi siempre por la climatología, lo habíamos ido aplazando, hasta estos primeros días del mes de mayo en los que decidimos ir y la verdad es que ha sido todo un acierto, pues la zona nos ha encantado, nos encantan los paisajes de montaña así que no era difícil que nos gustase, pero si a estos paisajes de montaña le añadimos un patrimonio arquitectónico que ha sido declarado en el año 2000 Patrimonio de la Humanidad, el lugar se convierte directamente en espectacular. Con este patrimonio arquitectónico me refiero al conjunto de iglesias románicas que se encuentran en este valle, un valle salpicado de pequeños pueblecitos que ya aparecen documentados en el siglo X como unos pequeños conjuntos de casas que se establecieron en lugares altos y soleados para aprovechar las tierras que los rodeaban. El Valle de Boí estuvo durante mucho tiempo bajo el dominio de los señores feudales de Erill, de ahí el nombre de uno de sus pueblos, y son los que, utilizando los botines de guerra promocionan la construcción de las iglesias del Valle, siempre se ha sabido la necesidad de los señores de adquirir prestigio entre sus súbditos y de hacer muestras de su poder, pero en este caso, hay que estarles más que agradecidos por el patrimonio que crearon y que hoy podemos disfrutar todos. 

Vitré y Fougères, dos joyas bretonas

Hoy tocaba excursión desde Rennes a dos de las ciudades medievales más famosas de la Bretaña, Vitré y Fougères, dos imprescindibles en cualquier ruta por esta región.
Vitré
Situada a menos de 40 kilómetros al este de Rennes, Vitré es una encantadora ciudad medieval con un casco histórico muy bonito, callejuelas por las que perderse admirando las numerosas fachadas de entramado de madera. Posee un patrimonio muy rico que le ha llevado a ser nombrada Ciudad de Arte e Historia. 

Rennes, capital de la Bretaña



Hacía tiempo que queríamos hacer esta ruta por una de las zonas más bonitas de Francia, nuestra ruta por la Bretaña comenzó en Rennes. 


Rennes es la capital de la Bretaña Francesa, una tranquila y encantadora ciudad bretona donde empezar a disfrutar de la arquitectura de la zona y, sobre todo, de su exquisita gastronomía.

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La Rochelle, parada obligatoria a la vuelta de la Bretaña

Si en nuestro camino hacia la Bretaña Francesa, utilizamos Burdeos como parada obligatoria, a la vuelta decidimos parar y hacer noche en la bella ciudad medieval de La Rochelle. 
La Rochelle se encuentra en la costa atlántica, a dos horas más o menos al norte de Burdeos, y posee uno de los centros históricos más bonitos de la zona, destacando que es un centro histórico casi completamente peatonal, de hecho, es una de las ciudades pioneras en esto de la peatonalización de sus calles.

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Un día en Burdeos

En nuestro camino hacia la Bretaña Francesa hicimos una parada en la preciosa ciudad de Burdeos, ya que era demasiada distancia para recorrer en un solo día desde casa hasta nuestro primer destino ya en la bretaña. Reservamos una noche en el Grand Hotel Francais de la cadena Best Werstern y aprovechamos para ver la ciudad. 

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Oporto, cuando la decadencia es bella

Oporto es una ciudad que nos sorprendió mucho, es una ciudad con una decadencia «bonita», tanto que le ha llevado a ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.  En cuanto a decadencia me refiero a esas calles con edificios desconchados que hacen que sean más fotogénicas aún….

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