Vitré y Fougères, dos joyas bretonas

Hoy tocaba excursión desde Rennes a dos de las ciudades medievales más famosas de la Bretaña, Vitré y Fougères, dos imprescindibles en cualquier ruta por esta región.
Vitré
Situada a menos de 40 kilómetros al este de Rennes, Vitré es una encantadora ciudad medieval con un casco histórico muy bonito, callejuelas por las que perderse admirando las numerosas fachadas de entramado de madera. Posee un patrimonio muy rico que le ha llevado a ser nombrada Ciudad de Arte e Historia. 



Pasear por sus calles es como estar dentro de un cuento en el que destaca su impresionante Castillo con almenas tipo «sombrero de bruja». 
El castillo de Vitré fue construido durante el siglo XI sobre una construcción anterior, remodelado en el siglo XIII con el aspecto que podemos ver hoy en día como un claro ejemplo de arquitectura militar medieval, actualmente ha pasado a tener un uso civil, pues allí se encuentra la sede del ayuntamiento de la ciudad. 



El castillo ha sido propiedad de varias familias, y ya en el siglo XIX pasó a ser propiedad del gobierno francés, declarándolo Monumento histórico en 1872.

Visitamos su interior, pagando una entrada de 4€, y disfrutamos no sólo de sus salas y de lo que allí se guarda en su impresionante museo, si no también de las bonitas vistas que se obtienen de la propia ciudad. 



En la visita al interior del Castillo de Vitré me fijé, con mucho interés, y cuando digo con mucho es con mucho, jejeje, en el juego de luces e imágenes que se veían a través de los cristales coloridos de las ventanas, preciosas imágenes aparecían de repente según le daba la luz o según inclinabas tu vista, por un momento alguno debió pensar que no estaba muy bien de la cabeza mientras fotografiaba una y otra vez a las ventanas del castillo, pero yo me lo pasé genial y no sería la única vez en todo el viaje que lo haría…..



Como había dicho, las vistas desde el castillo eran espectaculares, desde allí puedes tener una idea general de todo el conjunto de la localidad. 


Dejamos el castillo y nos vamos hacia el casco histórico para visitar otra de las joyas de la localidad, la Iglesia de Notre Dame de Vitré, un templo que data de los siglos XV y XVI con un estilo gótico flamígero. De su interior cabe destacar las impresionantes vidrieras. 


También en Vitré se encuentra la Iglesia de Saint Martin, de estilo neorrománica y con planta de cruz latina, un templo de grandes dimensiones que domina toda la ciudad. 


No visitamos su interior, pero rodeamos la iglesia observando las gárgolas con formas diferentes que adornan las fachadas. 


Para comer elegimos un encantador restaurante del centro histórico, se encuentra en una típica casa de la localidad, con un patio interior en el que tiene unas mesas donde degustar sus platos. Allí nos sentamos a comer y a descansar un rato a la sombra en un ambiente muy agradable. 


Después de comer y ya con las pilas nuevas nos dirigimos hacia la Rue de Embas, la calle más famosa de Vitré, en la que se encuentran algunas de las casonas más espectaculares junto con algunas de la Rue de la Poterie, Rue de Saint Louis o la Rue de la Baudrairie, las más importantes del casco antiguo. Son las que concentran mayor número de las casas de los comerciantes que se dedicaban antiguamente al comercio de la tela de cáñamo.


Fougères

Nos desplazamos aproximadamente 30 kilómetros al norte hasta llegar a la siguiente localidad que visitamos ese día, Fougéres, la ciudad donde se encuentra la fortaleza más impresionante de toda la región, una pieza destacable y muy importante del rico patrimonio histórico de la Bretaña. 


La ciudad de Fougéres está claramente dividida en dos zonas o barrios diferentes entre sí. Nosotros aparcamos en la llamada Ciudad Alta (ville haute), donde se instalaron las clases más acomodadas de la sociedad. Está formada por casas de piedra que sustituyeron a antiguas casas de madera que fueron destruidas por los incendios que acontecieron en el siglo XVIII. La Ciudad Alta está amurallada y destaca el Beffroi, un campanario que marca el paso del tiempo desde hace varios siglos, fue construido en 1397 y es el más antiguo de la Bretaña.

En la foto de la derecha se puede ver el edificio del Teatro de Víctor Hugo, un edificio obra del arquitecto Jean Marie Laloy que fue construido para entretener a los habitantes de la ciudad. Se inauguró en 1886, estuvo cerrado durante largos períodos, pero en 2001 volvió a abrir sus puertas para deleite de todos. Su nombre es en honor al escritor francés Víctor Hugo, relacionado con la ciudad de Fougères por amor a Juliette Drouet, vecina de esta localidad.

En la Ciudad alta también se encuentra la Iglesia de Saint Léonard, fundada durante el siglo XII con diversas modificaciones en los siglos XV y XVI. Su última reforma es del siglo XIX, en la que que se agrandó la iglesia en estilo neogótico.

En su interior destacan las impresionantes vidrieras que le dan una luz muy característica y su imponente rosetón de estilo gótico flamígero de seis metros de diámetro. 

Al lado de la iglesia se encuentra ya el Jardín Público, un gran espacio verde que conecta la ciudad alta con la parte medieval de Fougéres, y desde donde se obtienen las mejores vistas del monumento más importante de la ciudad, su castillo.
Damos un agradable paseo por el Jardín Público disfrutando de las flores y plantas que lo forman, así como de las increíbles vistas. 

Sin duda desde el Jardín Público se obtiene la mejor panorámica de Fougéres y la mejor vista de su castillo, es ahí cuando te das cuenta realmente de las dimensiones que tiene la fortaleza.  Su visita es muy agradable siguiendo un sendero señalizado. 


A través de unas escaleras se llega a la Ciudad Baja (Ville basse), también conocida como el Barrio medieval. Es allí donde se concentran las casas de entramado de madera del siglo XVII. A diferencia de la ciudad alta, donde se habían asentado la clase alta de la sociedad, en el barrio medieval se asentaron los artesanos, sastres, tintoreros, curtidores,  y era allí donde se desarrollaba la vida comercial entorno a sus actividades. 



En el barrio medieval destaca la Iglesia de Saint Sulpice, Monumento histórico desde 1910, una construcción fundada en el siglo XI y reconstruida en estilo gótico flamígero a lo largo de los siglos XV y XVI. Esta iglesia está ligada al nacimiento de la ciudad de Fougères alrededor del castillo. Se construyó en el mismo espacio que ocupaba la capilla de Saint Martin des Champs la cual pronto quedó pequeña con el rápido crecimiento demográfico de la ciudad. 


En el exterior de la iglesia se pueden observar gran variedad de gárgolas y de esculturas alegóricas. 



En su interior destaca el retablo medieval de Notre Dame des Marais (Nuestra Señora de los Pantanos) tratándose de uno de los retablos de esa época mejor conservados de toda la región. 



Salimos de Saint Sulpice y seguimos el recorrido por las murallas hasta llegar a una puerta de entrada a la fortificación, la puerta de Notre Dame, a través de la cual llegamos a una preciosa plaza desde la que se accede al Castillo, ver aquí información para su visita. 

El Castillo de Fougères está considerado la mayor fortaleza de Europa, está situado estratégicamente sobre un promontorio y rodeado por el río Nançon, lo que le proporcionaba una gran defensa. 
Se accede al Castillo a través de tres torres, del siglo XII la del centro de planta cuadrada y las de los lados de planta circular y que fueron añadidas un siglo después. Con la configuración de estas tres torres resultaba casi imposible para el enemigo sobrepasar este lugar. 



Tras atravesar la Barbacana, a la que se accede a través de las tres torres, llegamos al mayor espacio del castillo, el patio exterior, escenario del acontecer diario y refugio para la población en caso de guerra. Aquí podemos encontrar varias construcciones como viviendas, establos, talleres, capilla, dependencias señoriales, etc., aunque el estado de conservación no es el mejor y casi todas están en ruinas, aún así resulta sorprendente.



El patio interior era otro espacio que también servía como refugio en caso de ataque, se encuentra en el punto más elevado de la fortaleza y era donde se levantó el primer castillo de madera en el siglo X. 
Aquí se encuentra la Torre Mélusine, de finales del siglo XIII, la cual se puede visitar. Es una Torre cilíndrica de grandes dimensiones, con unas comodidades que para el época eran muy poco comunes, disponía de iluminación e incluso de sistema de calefacción.



Desde allí tenemos las mejores vistas del conjunto del Castillo y de la la ciudad, es un buen momento para observar desde arriba alguno de los monumentos más famosos de la ciudad como la Iglesia de Saint Sulpice, el Campanario o la Iglesia de Saint Leonard


Después de la visita a estas dos localidades, volvemos a Rennes donde pasaremos una noche más antes de continuar con nuestra ruta por la Bretaña. Al día siguiente nos esperaban nuevas aventuras por esta fantástica región!!!



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