Sant Climent de Taüll
Desde Boí nos vamos hasta la vecina Taüll, localidad en la que se encuentra la Iglesia más famosa del Conjunto del Valle de Boí y que sirve de reclamo para muchos turistas, se trata de la Iglesia de Sant Climent levantada en el primer cuarto del siglo XII aprevechando los restos de un templo del siglo XI.
Al igual que la iglesia de Santa Eulàlia de Erill la Vall, la planta es basilical, con tres naves separadas por columnas y con un techo formado por vigas de madera. Posee tres ábsides y un espectacular campanario.
Su torre campanario muestra todas las características del Conjunto del Valle de Boí, esbeltez, presencia de ventanas en todos sus pisos y el tipo de decoración que podemos encontrarnos, como los arquillos ciegos y los frisos de diente de sierra típicos del románico lombardo. Las ventanas de cada piso son más anchas según vamos ascendiendo, esto se debe a que de esta forma se aligera el peso de la estructura.
Para su construcción se utilizaron tres tipos de piedra, granito, pizarra y piedra calcárea.
De los tres ábsides, el central es el más antiguo y los tres están ornamentados con diferente decoración de influencia lombarda.
Si el exterior de la Iglesia es bonito, su interior es simplemente espectacular. Aún se conservan algunos restos de pinturas románicas originales, pero la pintura que destaca es la que encontramos en el ábside central, El Cristo en Majestad, El Pantocrator. El que podemos observar ahora es una reproducción, ya que el original fue arrancado y trasladado al Museo Nacional de Arte de Cataluña para su conservación, pero aún así no deja de sorprender a todo el que lo visita, de hecho, observé como alguna persona preguntaba si era original por lo bien que estaba, y la verdad es que sí.
La pintura que aparece en el muro de la izquierda que corresponde al St Climente, es una de las pinturas originales que se conservan en el interior.
El momento más espectacular es cuando proyectan el video mapping de las pinturas del ábside mayor, un medio muy innovador que nos muestra cómo sería la iglesia de Sant Climent durante el siglo XII. Es increíble ver cómo las pinturas aparecen totalmente integradas en cada una de las partes de la construcción.
Se conserva también una talla románica de la Virgen con el Niño, la virgen actúa como asiento para el niño simbolizando el trono de la sabiduría, mientras que Jesús sostiene el libro de las Escrituras.
Desde el interior se accede al campanario, al cual subimos también y desde el que observamos unas vistas muy bonitas de todo el pueblo de Taüll, además de parte del Valle.
En Taüll podemos ver otra de las Iglesias que conforman el conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad.
Santa Maria de Taüll
La Iglesia de Santa Maria de Taüll se encuentra dentro del casco histórico de la localidad, hay que subir por unas callejuelas empinadas que nos permiten ver parte de ese casco histórico y llegar hasta la plaza del pueblo, donde se ubica la iglesia, lo que hace pensar que el núcleo de población se desarrolló en torno a ella.
Al igual que la anterior, es de planta basilical, con una torre campanario y tres ábsides. La base del campanario es el elemento más antiguo de toda la construcción y, por donde está situado, se piensa que el resto del templo se edificó adaptándose a esta construcción ya existente.
Hay un elemento decorativo que es único en todo el Conjunto del Valle, se trata de unos círculos concéntricos que se encuentran en el ábside central bajo los arquillos ciegos y que se denominan círculos refundidos.
Las pinturas que se encuentran en su interior son reproducciones, ya que las originales, como en el resto de las iglesias, se trasladaron para su conservación, podemos observar en el ábside central una escena de la Epifanía, con el Niño Jesús sentado sobre la Virgen María rodeados por una mandorla y los Reyes Magos a los lados.
A ambos lados de la ventana del ábside aparecen imágenes de seis de los apóstoles.
También encontramos pinturas en el muro sur del templo, donde podemos observar nuevamente a los Reyes Magos adorando al Niño y visitando a Herodes.
Ya en el exterior, volvemos a descender hasta la Iglesia de Sant Climent, ya que habíamos visto un lugar donde queríamos comer. Se trata del restaurante Mallador, donde su propietario David, nos atendió de maravilla y nos preparó unos platos exquisitos de comida típica de la zona, tanto que volveríamos al día siguiente a cenar…. Además de restaurante, es una casa rural donde también puedes alojarte, desde luego que las vistas y el trato no pueden ser mejores, así que lo recomiendo totalmente. La casa rural se llama Ca de Corral, y allí estaba alojada Chihiro, una japonesa que conocimos en el propio restaurante y que había venido desde Tokio a pasar una semana a Taüll, había visto en algún sitio una foto del lugar y le encantó, así que no dudó en coger un vuelo a Barcelona, un autobús y presentarse allí para disfrutar del entorno. Compartimos con ella algunos ratos (ese mismo día de la comida y posteriores) y fueron muy agradables, hablamos de nuestra visita a su país el próximo verano y nos dio algunos consejos, la verdad es que me encanta conocer gente de todas las partes del mundo con las que poder hablar de viajes, y es que David, el propietario del Mallador, es todo un viajero que ha recorrido gran parte del mundo.
Empezamos comiendo un plato denominado Trinxat que estaba muy rico, es un plato elaborado con col y con patatas que se acompañan algún trocito de panceta. También compartimos un paté casero, todo muy bien presentado y acompañado de un delicioso pan.
Como segundos, compartimos las dos especialidades de la casa, la butifarra y un solomillo de ternera ecológica de la zona que estaba para chuparse los dedos (David tenemos pendiente probar la ternera de Kobe para poder compararla, jejeje, a la vuelta de Japón lo actualizo!!!)
Y tampoco faltaron los postres, un requesón con miel y un helado cremoso de nueces y licor, vamos que tuvimos que quedarnos allí un buen rato para hacer la digestión, jejeje.
Nuestra siguiente parada fue la Ermita de Sant Quirc de Taüll, que aunque no forma parte del Conjunto románico declarado Patrimonio de la Humanidad, bien merece una visita para disfrutar de las vistas que se pueden observar desde allí. Además a nosotros nos vino de maravilla para descansar un rato tumbados al sol, protegidos del aire por la propia Ermita.
La Nativitat de Durro
La localidad de Durro fue una de las más importantes de la zona durante la Edad Media y de ahí la monumentalidad de su Iglesia de la Navititat. Esta iglesia es diferente de las que habíamos visto hasta ahora, en ella se distingue la portada esculpida, el campanario y el pórtico.
Esta iglesia ha sido reformada en varias ocasiones durante los siglos XVI y XVII, aportándole nuevos espacios como una sacristía barroca. En la fecha en que nosotros visitamos el Valle de Boí (primeros de mayo), no podía visitarse su interior, así que tuvimos que conformarnos con ver el exterior y disfrutar de alguno de sus detalles.
Uno de los elementos a destacar es su espectacular cerradura que se encuentra en la puerta de la fachada sur, un elemento original de la época medieval ricamente decorado. La plancha que refuerza la cerradura consta de motivos geométricos donde sobresalen unas figuras que nos hacen recordar la silueta de un castillo medieval. También encontramos figuras humanas, vegetales y de animales, formando en su conjunto una escena medieval.
Durro en uno de los pueblos más grandes del Valle, merece la pena también dar un paseo por su conjunto de callejuelas y plazas.
Al igual que Taüll, Durro también cuenta con dos monumentos que forman parte de este Conjunto.
Ermita de Sant Quirc de Durro
A la Ermita de Sant Quirc de Durro se llega a través de una carretera que sale del mismo pueblo, está situada en un enclave privilegiado, en uno de los mejores miradores del Valle de Boí.
Es un edificio del siglo XII y no se conoce ningún monumento de la época que haga referencia a esta construcción.
Las ermitas se construían como marca territorial y su función era la de proteger los pastos de la alta montaña y los bosques de alrededor. Todos los pueblos del Valle de Boí contaban con una ermita, pero la de Durro es la única que forma parte del conjunto Patrimonio de la Humanidad.
Está situada en el mismo lugar donde se encuentra el «Faro», que es el punto desde donde se inicia una de las tradiciones más arraigadas de la zona y que también ha sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, las «fallas», que nada tienen que ver con las de Valencia, si no que es una tradición de origen pagano donde «correr las fallas» marcaba el inicio del verano, servía para purificar los pastos y alejar a los malos espíritus, siempre en el medio rural las fiestas han estado ligadas a los ciclos solares y agrarios.
En Durro es el primer pueblo en el que se celebran (este año 2016 el día 18 de junio) y después cada fin de semana en otra localidad.
En la siguiente imagen podemos ver el «faro» donde se encienden las fallas que han elaborado con madera de pino que contengan tea formando una antorcha.
El interior de la ermita no podemos visitarlo, así que nos conformamos con ver su exterior, una construcción en la que destacan un campanario de espadaña que está situado en la fachada oeste y que data de una época posterior y el ábside circular al este.
La verdad es que me hubiese gustado bastante poder acceder a su interior para ver el retablo barroco que guarda, pero no era posible, así que quedará pendiente para la siguiente visita a esta zona.
Las dos iglesias que nos quedaban por ver, de las que forman parte de este conjunto, tampoco se podía visitar su interior.
Santa Maria de Cardet
A Cardet se llega a través de una carretera que sale muy cerca del pueblo de Barruera, aunque también se puede subir caminando por un sendero. Nada más aparcar nuestro coche nos encontramos con un vecino de Cardet que no entendía como no estaba abierta al público su iglesia, siendo la que contiene el ábside más espectacular de todo el Valle del Boí y además la única que tiene una cripta en su interior.
Santa María está edificada sobre una pronunciada pendiente y esto permitió la construcción de esa cripta. En esta iglesia el campanario es bastante diferente al resto de las iglesias del Valle, no es una torre si no que es un campanario de espadaña, a consecuencia de las continuas transformaciones barrocas que se han sucedido en el tiempo.
Sobre la puerta de entrada, la cual se encuentra protegida por un pequeño porche a dos aguas, en el arco de medio punto, hay un crismón trinitario, una representación muy típica de la época medieval, debajo de éste, hay otro mucho más rudimentario en el que apenas se identifica algo. En en la jamba derecha de la puerta hay dibujada en la piedra una cruz.
Al lado de la iglesia, como en todas las demás, se encuentra el pequeño cementerio del pueblo.
También en la puerta encontramos unos de los mejores cerrojos de todo el conjunto románico del Valle, decorado con motivos geométricos y con una cabeza en el extremo.
Merece la pena darse la vuelta por un sendero para ver el ábside, el cual está decorado con los distintos motivos románicos de influencia lombarda que se vienen repitiendo en todo el conjunto, tales como los arquillos ciegos, las lesenas verticales y el friso en dientes de sierra.
Como detalle a destacar, debajo de uno de los arcos ciegos se encuentra una escultura de un rostro humano.
De ahí nos vamos a visitar la última de las iglesias del conjunto del románico del Valle de Boí que nos quedaba.
La Assumpció de Cóll
Es la única de las iglesias que nos encontramos en obras, estaban reformando parte de su interior, así que, aunque no se podía visitar, como estaba la puerta abierta pudimos ver cómo es por dentro.
Se trata de una iglesia de una sola nave cubierta con bóveda de cañón y rematada por un ábside. El campanario marca diferentes épocas constructivas, la parte inferior es románica y los pisos superiores son ya de influencia gótica.
La Assumpció de Cóll tiene unas características propias que la hacen diferente de las otras iglesias, el tamaño de los sillares, más grandes, así como los propios materiales empleados en la construcción son distintos.
En la portada posee una decoración también diferente al resto, destacando el Crismón y unos capiteles decorados sobre las columnas de la puerta de acceso.
El Crismón de esta iglesia podría interpretarse como un símbolo funerario donde el anagrama central es el símbolo de redención, las aves de arriba como eternidad y los hombres, abajo en la tierra como un símbolo que viene a anunciar el Juicio Final.
También en esta iglesia encontramos un cerrojo románico de hierro forjado acabado en forma de cabeza de animal.
También al lado de la iglesia hay un pequeño cementerio con algunas cruces muy antiguas.
Aquí termina este post dedicado al Conjunto Románico del Valle de Boí, esperando que sea de utilidad para otros viajeros que quieran acercarse hasta este maravilloso lugar.
Mª Ángeles.