Ya con nuestro coche de alquiler, continuamos con nuestra ruta y salimos de la capital del país para visitar uno de los castillos más bonitos que hemos visto. Nos dirigimos hacia la zona de Transilvania, quizás la más conocida y visitada de Rumanía y a la que nosotros también le dedicaríamos gran parte de nuestro viaje, pueblecitos medievales, castillos y preciosos paisajes es lo que podemos encontrar en esta zona (además de algún vampiro famoso jejeje), pero antes de entrar en Transilvania.
El plato fuerte de día era sin duda el Castillo de Peles, pero nos esperaban también otras agradables sorpresas.
El plato fuerte de día era sin duda el Castillo de Peles, pero nos esperaban también otras agradables sorpresas.
Nuestra primera parada es en el Monasterio de Sinaia, situado en la localidad del mismo nombre. Está situado en el camino que conduce al castillo y data del siglo XVII. Merece la pena parar y dedicar un rato a visitar este lugar que está considerado como una joya de los Cárpatos.
En el recinto podemos encontrar dos iglesias, en las cuales se pueden disfrutar de auténticas obras de arte como iconos religiosos rusos y frescos neobizantinos. De hecho es un lugar donde acuden miles de rumanos a venerar sus imágenes.
A lo largo de la historia, además de como residencia de monjes ortodoxos, también el monasterio ha servido como fortaleza que protegía las rutas comerciales.
En la actualidad los monjes ortodoxos siguen viviendo en el monasterio y es posible verlos por allí con sus típicas vestiduras. Si se les pregunta, no tendrán ningún problema en responder sobre el lugar.
Visitamos el Museo del monasterio, en el que se encuentra la primera Biblia que fue traducida al rumano.
A pocos kilómetros de allí nos encontramos con una de las joyas de Rumanía, el Castillo de Peles.
Fue la residencia de verano de los reyes de Rumanía, y es uno de los castillos más bonitos que hemos visto hasta ahora. Ya desde que te vas acercando al lugar, la imagen que se muestra es la de un típico castillo de cuento.
Una vez allí, merece la pena visitar su interior y disfrutar de la maravillosa decoración de cada una de las salas.
Tengo que reconocer que me sorprendió saber alguna de las características de este lugar, como que fue el primer castillo en tener corriente eléctrica, calefacción y aire acondicionado, ahora puede parecer algo básico en cualquier edificio, pero en el siglo XIX, momento de su construcción, era todo un logro.
El castillo cuenta con una importante colección de pinturas, armaduras, muebles, tapices, etc., que se pueden visitar a lo largo del recorrido. Merece la pena pagar por el recorrido largo para visitar también las habitaciones de la planta superior (Hay que tener en cuenta que para hacer fotos en el interior del castillo hay que pagar un suplemento, pero merece la pena).
Sin duda en un viaje por Rumanía el castillo de Peles es un imprescindible!!!
En las proximidades hay otros dos castillos, Peliçor y Foisçor. El primero está abierto al público también, aunque nosotros sólo lo vimos por fuera.
En este castillo destaca su estructura de entramado de madera al estilo de una casa de montaña, fue diseñado por un arquitecto checo en 1902.
Una vez visitados los castillos, volvemos a por nuestro coche y nos dirigimos a nuestro siguiente destino, Rasnov, en plena Transilvania.
Desde lo lejos ya destaca su impresionante fortaleza, una ciudadela edificada por los caballeros de la Orden Teutónica que se encuentra edificada en una colina a más de 150 metros de altura.
Hasta la ciudadela se puede subir caminando desde el parking, pero como era algo tarde decidimos subir en el transporte que tienen habilitado (un tractor que tira de unos remolques con asientos) y que cuesta menos de un euro al cambio.
Desde arriba las vistas son espectaculares, no sólo se disfruta de la bonita fortaleza, si no que se ven unas vistas muy bonitas de las montañas de alrededor.
Nosotros lo visitamos a última hora de la tarde y estábamos prácticamente solos, el interior de la fortaleza es como un pequeño pueblo del cual pudimos disfrutar casi en soledad.
Vivimos un bonito atardecer antes de descender nuevamente hasta la zona de parking.
Con el coche fuimos hasta la cercana estación de esquí de Poiana Brasov, que se encuentra a unos 10 kilómetros de Rasnov, se trata de un gran centro turístico para disfrutar de los Cárpatos.
La estación de Poiana Brasov, cuenta con un gran número de pistas de diferentes dificultades, en pleno invierno debe ser un lugar muy frecuentado por todos los amantes de este deporte.
En mayo, que es cuando nosotros lo visitamos, no había mucha actividad por allí, pero encontramos un restaurante muy bonito donde cenar.
Desde allí nos fuimos hasta nuestro alojamiento en las cercanías de Bran, al día siguiente nos esperaba una de las visitas que más ilusión me hacía de este viaje, el mismísimo castillo del Conde Drácula!!! Pero eso será en el siguiente post!