Tengo que reconocer que hasta que no surgió la posibilidad de viajar a Rumanía, no se me había pasado por la cabeza que este país pudiese ofrecer tanto, también es verdad que de muchos lugares de los que visitamos en esta ruta no había oído hablar hasta el momento en el que empezamos a preparar el viaje, un viaje que surgió con un motivo laboral principalmente, pero que se convirtió en una ruta perfecta por este país del este que recomiendo totalmente visitar.
Volamos hasta la capital, Bucarest, aunque también hay compañías de bajo coste que vuelan hasta otras ciudades del país.
Sólo nos alojamos en Bucarest la primera y la última noche de nuestra ruta, en un principio, la capital era lo que menos nos interesaba por conocer, bien es verdad que una pequeña visita es suficiente para llevarse una idea de esta ciudad, una ciudad que no destaca por su belleza, pero que contiene lugares que han marcado parte de la historia reciente de Europa.
Quiero hacer constar que este viaje lo realizamos en 2012, por lo que algunas cosas pueden haber cambiado, sobre todo en lo referente a hoteles y restaurantes y que tampoco conservo muchos datos prácticos, aunque intentaré contar con todo el detalle que pueda nuestro viaje!
Tras dejar nuestras maletas en el Hotel Unique, nos disponemos a dar un paseo por Calea Victoriei, la calle más elegante de Bucarest, en la que pueden verse alguno de los edificios más bonitos de la ciudad.
Es evidente la influencia comunista de esta ciudad, aún pueden verse en sus calles esos edificios decandentes construidos como viviendas bajo el régimen comunista.
Para cenar esa noche, elegimos uno de los restaurantes más famosos de la ciudad y al que recomiendo ir si se visita Bucarest, se trata del Caru’ cu Bere (El carro de cerveza), situado en Strada Stavropoleos, 5, en el centro histórico de la ciudad. Un restaurante que abrió sus puertas en 1879 con un interior precioso, ricamente decorado y con música en directo cada noche.
No tuvimos que esperar mucho tiempo para ser sentados y pedimos alguno de los platos más típicos de la gastronomía rumana, platos que repetiríamos a lo largo de nuestra ruta por el país.
Pedimos sarmale, unos rollitos de carne envueltos en hoja repollo, una tochitura, que es como un estofado de carne y de postre Papanaçi, unas rosquillas rellenas de queso que se suelen servir con mermelada.
Casi todos los platos están acompañados de la omnipresente mamaliga, una pasta hecha a base de harina de maiz con su característico color amarillo y que está considerada como plato nacional.
Después de cenar nos retiramos al hotel a descansar, al día siguiente comenzábamos nuestra ruta!!!
Tras el descanso, nos fuimos a recoger nuestro coche de alquiler, la oficina estaba bastante cerca, así que fuimos dando un paseo tirando de nuestras maletas.
Podría decir que Bucarest es una ciudad de contrastes, una ciudad en auge pero con ciertas reminiscencias de un pasado duro bastante reciente.
Ya con el coche nos acercamos hasta uno de los lugares más famosos de la ciudad, el antiguo palacio de Ceauçescu, hoy sede del Parlamento Rumano.
Es un edificio enorme, con más de 1000 habitaciones y 12 pisos, con sus dimensiones es el segundo edificio adminstrativo más grande del mundo después del Pentágono.
Para su construcción, se demolieron un gran número de viviendas y el jefe del gobierno por aquel entonces, Nicolae Ceauçescu lo bautizó como el Palacio del Pueblo.
Tras la muerte de Ceauçescu en 1989 el nuevo gobierno rumano se planteó varias posibilidades para este descomunal edificio, desde convertirlo en casino hasta su demolición. Ahora ocupa la sede del Parlamento.
No es que sea un edificio bonito ni mucho menos, pero es parte de la historia y allí nos acercamos a verlo. Una de las partes que más destaca es el balcón desde el que el entonces presidente Ceauçescu se dirigía a su pueblo.
Es un edificio enorme, con más de 1000 habitaciones y 12 pisos, con sus dimensiones es el segundo edificio adminstrativo más grande del mundo después del Pentágono.
Para su construcción, se demolieron un gran número de viviendas y el jefe del gobierno por aquel entonces, Nicolae Ceauçescu lo bautizó como el Palacio del Pueblo.
Tras la muerte de Ceauçescu en 1989 el nuevo gobierno rumano se planteó varias posibilidades para este descomunal edificio, desde convertirlo en casino hasta su demolición. Ahora ocupa la sede del Parlamento.
No es que sea un edificio bonito ni mucho menos, pero es parte de la historia y allí nos acercamos a verlo. Una de las partes que más destaca es el balcón desde el que el entonces presidente Ceauçescu se dirigía a su pueblo.
Desde Bucarest iniciamos nuestra particular ruta por el país que nos llevaría a conocer alguno de los rincones más bonitos del mismo.
La ruta que realizamos quedó algo así:
La ruta que realizamos quedó algo así:
Desde Bucarest nos dirigimos a Sinaia, localidad famosa por el monasterio del mismo nombre y por encontrarse cerca de uno de los castillos más bonitos de Europa, el Castillo de Peles, pero eso ya será en la siguiente entrada!!!