Elaborar la ruta de un viaje de casi un mes no es tarea sencilla, pero si además es por uno de los países más grandes del mundo la cosa se complica, y es que las distancias pueden ser un problema a la hora de elegir los lugares que visitaremos en Canadá. Como nosotros íbamos a centrarnos en el oeste del país, ya teníamos una parte hecha, pero esa fue la tarea más sencilla.
Ottawa apareció y desapareció de nuestra ruta en más de una ocasión, leíamos algunos comentarios sobre esta ciudad, «que no tenía mucho para ver, que era muy gubernamental, que no merecía mucho la pena…..», así que en algún momento pensamos avanzar hacia Quebec city y saltarnos la capital.
Menos mal que mi intuición me dijo que no podíamos dejar de visitar una ciudad que por algún motivo había sido elegida capital del país, una ciudad con gran variedad de restaurantes y con uno de los museos de arte más importantes de Canadá, ya teníamos motivos suficientes y menos mal que la incluimos!!!!
Llegamos a nuestro alojamiento The Bussines Inn y dejamos el coche en el parking (Podéis ver el post de alojamientos aquí). Una de las mejores cosas de este hotel es su situación, pudimos ir andando a todo lo que queríamos visitar.
Como sólo íbamos a pasar una noche en esta ciudad, no teníamos intención de visitarlo todo, si no de dar un paseo descubriendo alguno de sus lugares más emblemáticos, y sobre todo, disfrutar del buen ambiente de la ciudad.
Pasamos por el National War Memorial, dedicado a todos los que perdieron la vida en alguna guerra en la que ha participado Canadá.
Al lado se encuentra el hotel más emblemático de la ciudad, el Fairmont Château Laurier, un hotel palacio. Su cercanía al Parlamento lo ha convertido en un lugar de alojamiento de políticos notables, aunque cualquier persona puede alojarse en él.
Seguimos dando un paseo y nos fuimos hacia Parlament Hill, donde se encuentra el Parlamento de Canadá, el edificio más importante de la ciudad.
El Parlamento de Canadá es un precioso edificio con los tejados de cobre abovedado en color verde. Su edificio principal, el Centre Block, cuenta con la emblemática Torre de la paz. Este edificio es la sede del Senado, Cámara de los Comunes y la Biblioteca del Parlamento.
El Parlamento se puede visitar, aunque nosotros no lo hicimos durante nuestra visita.
Durante las noches de verano, hay un espectáculo de luces sobre la fachada del edificio principal, así que volveríamos más tarde para disfrutarlo y que fue una maravilla, la historia del país proyectada sobre la fachada, con música, luces….. emocionante!!!
Continuamos hacia una de las zonas que más nos gustó de la ciudad, ByWard Market. Se trata de un mercado histórico, uno de los más grandes de Canadá, era el lugar en el que los productores llevaban sus productos para ser vendidos y donde hacían sus negocios.
Hoy en día aún se conserva el edificio principal, donde puedes encontrar muchos artículos, y en los alrededores una gran variedad de tiendas, restaurantes, cafeterías…. con un ambiente espectacular.
Las calles alrededor del edificio principal están llenas de restaurantes de todo tipo, algunos especializados en productos determinados como los pescados, la pasta, etc. Cuando paseábamos por allí, mientras disfrutábamos de tan buen ambiente y tanto color, pensaba lo «gubernamental» y «fría » que era Ottawa….
Tanto nos gustó la zona que volvimos al día siguiente a comer y dar otro paseo por sus calles y disfrutar del mercado de frutas y verduras abierto. Cómo nos gustan los mercados tradicionales!!!! El colorido que vimos en ese mercado era para hacer fotos a cada verdurita y fruta que allí mostraban, me declaro fan incondicional de este tipo de mercados.
Para comer elegimos un tailandés,el Khao Thai, en ByWark Market, nos apetecía volver a recordar el sabor de esta comida que nos gustó mucho durante nuestro viaje, aunque eso sí, los precios no tienen nada que ver con el país asiático!!! Dos padthais de pollo y una botella de agua por 37 CAD.
También probamos las tradicionales Beaver Tails (cola de castor), nosotros la pedimos una para compartir con sirope de arce y estaba bastante buena, eso sí, con una para dos personas es suficiente porque son bastante grandes!
Nuestro segundo día en la ciudad también descubrimos otro de los lugares emblemáticos de la ciudad, el Canal Rideau, aunque la tarde anterior ya habíamos visto algunas zonas de este canal de camino al ByWard Market.
Este canal de 202 kilómetros fue de los primeros que se diseñaron para la navegación de barcos de vapor y fue declarado en 2007 Patrimonio de la Humanidad. Sólo es navegable durante la primavera y el verano, en invierno, cuando las bajas temperaturas invaden la ciudad, se convierte en la pistas de patinaje de hielo más grande del mundo!!
Justo al lado de la colina del Parlamento pueden apreciarse el sistema de esclusas del Canal.
Otra de las atracciones para ver en Ottawa en es cambio de guardia, se realiza todos los días a las 10 de la mañana frente al edificio principal del Parlamento, pero nosotros nos encontramos el desfile mientras visitábamos el Canal Rideau, así que disfrutamos de ello en plena calle.
Pero sin duda, algo que me fascinó de nuestro paso por Ottawa, fue la visita a la National Art Gallery, y que coincidiese nuestra visita con una exposición de pintura impresionista fue para enamorarse por completo de este lugar.
Lo primero que la atención según te acercas al museo es la enorme araña diseñada por la artista Louse Bourgeois.
Había obras de Monet, Corot, Renoir, Pisarro…. vamos un momento único para una amante del arte impresionista, de esos momentos bonitos que te regalan los viajes.
Al salir del Museo nos encontramos con La Catedral de Notre Dame, una basílica de 1840 que es la iglesia más antigua de la ciudad, pero en esta ocasión sólo la vimos desde el exterior.
Creo que ha quedado claro que Ottawa sí merece la pena, y que hay que incluirla en un itinerario por esta zona del país!!