Hay lugares a los que siempre apetece volver, perderse por sus calles, tomarse algo en sus tabernas y disfrutar de sus maravillosas vistas, uno de estos lugares es Hervás, un pueblo situado en el norte de la provincia de Cáceres y al que tenemos la suerte de poder ir con bastante frecuencia. 

Se encuentra en pleno Valle del Ambroz, un enclave privilegiado en cualquier época del año, pero sobre todo en otoño, cuando los bosques que lo rodean cambian de color y esas tonalidades ocres forman un paisaje que me encanta, sí, el otoño es mi estación preferida, sobre todo por poder disfrutar de rutas, paisajes y actividades que sólo se dan en esta época del año. Podéis ver algunas fotos de esta zona en otoño aquí. 

En invierno, cuando la nieve cubre las montañas que rodean la localidad, también tiene su encanto, aunque hace mucho frío!!! Pero bien abrigados, es una gozada dar un paseo por cualquiera de las rutas señalizadas y terminar en alguno de sus restaurantes y disfrutar de la gastronomía extremeña. 






Pero, además de  estar rodeado de una naturaleza destacable, Hervás también cuenta con una de las Juderías más importantes y mejor conservadas de España, de hecho está declarada como Conjunto Histórico-Artístico. 


En realidad el barrio judío de Hervás era un conjunto formado por 45 casas que se entregaron a familias con el fin de repoblar la zona. Un entramado de calles empinadas con fachadas de casas construidas utilizando los materiales de la zona, sobre todo la madera de castaño que utilizaban para el entramado. 
Se cree que los judíos se instalaron en la localidad en el siglo XV hasta el momento de la expulsión, en la que muchos judíos huyeron hacia la cercana Portugal yotros se convirtieron al cristianismo como única salvación, judíos conversos, aunque sin mucha convicción religiosa. Estos judíos conversos o cristianos nuevos formaron una Cofradía en la que de alguna manera seguían desarrollando su cultura y su religión de una manera discreta, pero en 1578 el Duque de Béjar impuso los estatutos de limpieza de sangre en el ayuntamiento y fue aplicado a muchos miembros de esta comunidad. 

Aún se conservan el nombre de las calles que hacen alusión a su pasado, «Rabilero», «Sinagoga».


Antes de entrar en Barrio Judío propiamente dicho, pasamos por la Plaza, foco comercial de Hervás hasta el siglo XVII y alrededor de la cual vivieron los judeoconversos. 




Y de ahí entramos a la Calle de Abajo, una de las más bonitas y pintorescas del barrio. Antes de entrar en la calle, podemos contemplar un olivo que fue traído directamente de Jerusalén. 
La Calle de Abajo es el eje principal del barrio, una calle en la que encontramos comercios, y también alguna taberna donde parar a tomar algo, para el que quiera probarlo, aquí se bebe el tradicional vino de pitarra, un vino típico extremeño elaborado como antiguamente. 




Y a partir de ahí lo mejor es perderse por el laberinto de calles, disfrutando de sus rincones con macetas, sus fachadas de entramado y cada uno de los rincones que ofrece este lugar. 

En la calle Rabilero aún se conserva un negocio de cestería hecha a mano con madera de castaño de los bosques que rodean Hervás.  Longinos, su propietario, mantiene viva una tradición que se desarrolla allí desde hace muchísimos años. 

Otra de las calles más importantes del barrio es la de la Amistad Judeo-Cristiana, donde se encontraba la casa de la Cofradía, uno de los edificios públicos que tenían en propiedad la comunidad hebrea. 





No se conserva la Sinagoga, aunque según se ha transmitido por tradición oral, se cree que se encuentra en un edificio de la calle Rabilero, aunque su apariencia hoy es bastante diferente a como fue en la época en la que se usó como edificio religioso. 


En algunas de las fachadas pueden verse tejas, las cuales se utilizaban para proteger las fachadas de la lluvia, hoy en día se utilizan también como elemento decorativo. 

Bajando hasta el río nos encontramos con el Puente de La Fuente Chiquita, sobre el río Ambroz. Se trata de un caño que surge cerca del río junto al puente, un puente que junto con el sauce llorón, forman una estampa muy bonita. 

Al cruzar el puente podemos observar una de las panorámicas más bonitas del barrio judío de Hervás, un conjunto de casas muy pintorescas que sirven como telón de fondo a las representaciones de las jornadas de los Conversos, unas jornadas que tienen lugar el primer fin de semana de julio y en las que se recuerda a aquellos judíos que decidieron no marcharse y convertirse al cristianismo. 

Pero Hervás no es sólo barrio judío, tiene también otros monumentos que por sí solos ya merecen la visita. Entre ellos destaca la Iglesia de Santa María de las Aguas Vivas , un templo de origen templario que se sitúa sobre los restos de un antiguo castillo. 
En 1186 se levantó en ese lugar la primera ermita, la cual se rodeo con una fortificación para su defensa. De esa fortaleza se conserva parte de la muralla y la torre, la actual iglesia data del siglo XIII. Al estar construida en la parte alta de la ciudad, desde la allí se tienen muy buenas vistas. 

A lo lejos vemos el Convento Trinitario con la Iglesia de de San Juan Bautista, el cuál ha albergado desde una cárcel hasta el ayuntamiento. Hoy alberga una Hospedería de Turismo .
El interior de la iglesia conserva una preciosa decoración barroca. 

La Plaza de la Corredera con su fuente y sus soportales tampoco pasará desapercibida en una visita a esta localidad, es el corazón de Hervás. De ahí sale la calle Braulio Navas, una calle peatonal muy comercial donde también encontraremos buenos lugares para degustar la gastronomía típica. 

Otro de los lugares más famosos de la localidad, y para mí uno de los más bonitos por las vistas que tiene, es el Puente de Hierro. Hoy no pasan trenes por él, pero antaño hubo mucha actividad económica en esa zona y existía una línea que cruzaba el Valle del Ambroz. 
A nosotros es un sitio que nos gusta mucho, tiene cierto aire de decadencia que le da mucho encanto, además desde allí se pueden disfrutar de una de las mejores vistas de Hervás. 


Desde el puente se puede ver uno de los atardeceres más bonitos de la zona!!!




Ahhhh os voy a recomendar un sitio para comer o cenar que a nosotros nos encanta, está en la zona del barrio judío y se llama Sésamo Casa de Comidas, el ambiente es encantador y la comida está buenísima, platos típicos de la zona preparados con un gusto y una delicadeza espectacular, además tienen una cerveza artesana que merece mucho la pena! (Que conste que no me pagan por esta publicidad ehhh jejejeje)


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