Resulta bastante sorprendente cómo a lo largo de los años los árboles y el musgo han ido cubriendo los muros hasta, en algunos casos, derribarlos por completo.
Dejamos Ta Prohm para seguir con la ruta que teníamos planificada, pero nos hubiésemos quedado de buena gana entre sus «ruinas» disfrutando del buen ambiente que allí se respira.
Nuestra siguiente parada nos llevaba a un par de templos «gemelos» que recomiendo totalmente. No se encuentran en los circuitos más turísticos, por lo que no encontramos gente durante la visita, pero merecen muchísimo la pena.
Antes de ir a los templos pasamos por Kbal Thma, un puente de piedra abandonado. Se cree que pudo ser construido en el siglo XV o XVI utilizando piedras de templos de los alrededores, por lo que el puente que puede verse hoy en día no es el original de la época jemer.
El primer puente que visitamos de los dos fue Thommanon, un templo que data del siglo XII y que fue construido en estilo Angkor Wat bajo el reinado de Suryavarman II.
Es un templo pequeño pero precioso, cuando llegamos no había nadie visitando este templo, lo que hizo que tuviera un encanto especial.
Justo enfrente, cruzando la carretera, se encuentra el templo Chau Say Tevoda, gemelo del anterior. Se empezó a construir algo más tarde que Thommanon, a mediados del siglo XII y su construcción finalizó ya bajo el reinado de Jayarvarman VIII, en el mismo estilo Angkor Wat.
Es otro de los denominados templos menores, pero como he dicho anteriormente, bien merece su visita.
Cuando llegamos estaban grabando en su interior y nos limitaron mucho los lugares a los que podíamos acceder, aún así nos quedamos allí un buen rato observando y visitando los lugares que no tenían ocupados con la grabación, que todo sea dicho, nos pareció bastante divertida.
Como en la gran mayoría de los templos que visitamos, la decoración juega un papel muy importante, encontrando en sus paredes relieves y figuras espectaculares. En este templo, como no podía ser de otra manera, también encontramos las omnipresentes Apsaras.
Curiosas ofrendas que se pueden encontrar en algunos rincones de los templos.
Cuando terminamos la visita a estos dos templos, decidimos con Neth acercarnos hasta Phnom Bakheng para intentar ver el atardecer.
Antes pasamos por Ta Keo para ver cómo se están llevando a cabo las labores de reconstrucción, este templo no lo visitamos por eso, pero lo dejamos pendiente para nuestra siguiente visita al complejo de Angkor.
Phnom Bakheng es un templo montaña al que se accede a través de un sendero bastante empinado. Al estar situado sobre una colina de más de 70 metros, desde arriba se pueden ver vistas muy bonitas de la llanura en la que se encuentran la mayor parte de los templos.
Como ya comenté en nuestra guía para visitar Angkor, el principal reclamo de Phnom Bakheng es ir a ver la puesta de sol.
Como se ha convertido en algo muy turístico, la misma idea de ir a ver el atardecer allí arriba la tienen otro millón de personas, así que si no vas unas horas antes para poder entrar no vas a poder verlo desde allí ya que el aforo está controlado.
Nosotros lo intentamos, los aventureros nunca se rinden jejejeje, pero cuando llegamos a sus puertas, había una larga fila esperando para entrar. A esas horas (quedaba menos de una hora para la puesta del sol), la gente que entra ya no sale, por lo que el aforo estaba completo y la fila no disminuía en absoluto.
Después de un rato sabiendo que era imposible entrar, decidimos descender de nuevo, en el sendero que lleva al templo nos paramos a ver cómo el sol iba descendiendo sobre los campos de arroz…. Pero había tanta gente también allí que al final nos fuimos!!!
Así que si alguien va a visitar en breve Angkor que lo tenga en cuenta, el aforo es limitado en este templo a la hora de la puesta de sol, por lo que habrá que ir con mucho tiempo para poder acceder. Nosotros no quisimos pasarnos tres horas allí sentados esperando a que el sol se pusiera, atardeceres hay mil y preferimos invertir el tiempo viendo otros templos.
Ahhhh se me olvidaba comentar que también se puede subir al templo Phnom Bakheng a lomos de un elefante, antes de iniciar el camino se pueden ver, nosotros preferimos subir andando!!
Después de la visita nos fuimos al hotel a ducharnos y salir a cenar para disfrutar de nuestra última noche en Siem Reap.
Cenamos en la calle paralela a nuestro hotel, pedimos comida típica camboyana y ambos platos estaban bastante buenos.
Como era nuestra última noche en Siem Reap nos fuimos a recorrer sus mercados nocturnos y aprovechamos para comprar algún recuerdo. En este viaje no podíamos comprar muchas cosas, ya que viajábamos con mochilas y el espacio y el peso estaba más limitado, pero siempre nos gusta traer algún recuerdo de nuestros viajes y en este no iba a ser menos (Algún día haré un post con todas las cosas que tenemos ya en casa de los viajes que vamos haciendo, la verdad es que es nuestro pequeño museo!!)
El ambiente de Siem Reap nos encantó, nos daba mucha pena marcharnos de esta ciudad, pero el madrugón y las horas de visita se notaban y había que descansar también.
Aún al día siguiente nos esperaba una visita más, una visita a uno de los templos más desconocidos, Beng Mealea, un templo que se encuentra a unos 65 kilómetros de Siem Reap y que se encuentra en el mismo estado en el que lo encontraron hace años los arqueólogos. Pero eso será en el siguiente post!!!