Día 7. Beng Mealea y aldea flotante de Kampong Phluk

Era nuestro último día en Siem Reap y lo teníamos que aprovechar bien!! Ya habíamos quedado con Neth en que queríamos visitar Beng Mealea por ser un templo diferente a lo que habíamos visto en días anteriores, así que a las 8 de la mañana allí nos estaba esperando para llevarnos en su tuk tuk. Como ya comenté en nuestra guía básica para visitar Angkor, Beng Mealea es un templo que se encuentra a unos 65 kilómetros de Siem Reap y que tiene la peculiaridad de encontrarse en el mismo estado en el que se lo encontraron los arqueólogos, eso sí, se han colocado unas pasarelas de madera para hacer un poco más cómoda y segura  la visita. 

Para entrar en Beng Mealea es necesario pagar un ticket de 5 $ por persona ya que no está incluido en la entrada general de Angkor. 


Aunque está a unas dos horas desde Siem Reap, a nosotros no se nos hizo nada pesado el camino, es más nos sirvió para disfrutar de escenas del día a día de los camboyanos.


La distancia desde Siem Reap hace que muchas personas no se trasladen hasta allí, lo que aún hace que la visita sea más especial. Eso y también el hecho de que hasta hace unos años era algo peligroso visitarlo debido principalmente a la cantidad de minas que había en sus alrededores. En el año 2007 la zona se limpió de minas y hoy puede visitarse sin riesgos. (Aún así tampoco es recomendable salirse del recinto del templo)

Desde que inicias el camino hacia la entrada ya empiezas a ver a los niños de Angkor que vienen a venderte cualquier souvenir,  es algo a lo que no terminas de acostumbrarte por muchos días que visites esa zona. 


Nosotros queríamos visitarlo para tener una idea de cómo se encontraron los templos antes de su reconstrucción, desde que llegas a la zona de acceso ya te das cuenta de lo especial de ese lugar. 
Montones de piedras por todas partes mezclado con la vegetación que ha tomado el protagonismo en el lugar es lo que vamos a encontrar allí, pero no montones de piedras cualquiera ehhh, piedras que un día formaron un gran templo!!!


No se sabe mucho del período de construcción, aunque por su estilo Angkor Wat tiene que ser contemporáneo de éste, por lo que tuvo que ser construido por Suryavarman II a comienzos del siglo XII.
Su nombre significa «Estanque de loto» y su situación es privilegiada en medio del Camino Real que unía la ciudad de Angkor Thom con Preah Khan Kompong Svay, un camino muy transitado en pleno apogeo del Imperio jemer.

Se trata de un templo hindú como se puede apreciar en gran parte de las imágenes que cubren los muros que aún quedan en pie. 

Continuamos caminando por las pasarelas descubriendo preciosos rincones en los que puede apreciarse que la naturaleza ha invadido el templo formando ya parte de sus muros, las raíces de los árboles son protagonistas en algunas zonas del mismo. 

Es una visita totalmente recomendable que te hace sentir como un auténtico explorador! Las pasarelas de madera se instalaron en 2004 para la grabación de la película «Dos hermanos», las autoridades decidieron dejarlas instaladas para facilitar la visita, es lo único que ha sido modificado en este templo desde que fue descubierto, permaneciendo ese aire de abandono que lo inunda como puede verse en muchos rincones del mismo. 


En algunas zonas puedes alejarte un poco de las pasarelas pero siempre bajo la supervisión de los guías o vigilantes que encuentras en su interior, los cuales, no dudan en ofrecerse para hacerte alguna foto a cambio de algún «tip».


Entre las piedras amontonadas y llenas de musgo, pueden diferenciarse relieves entre los que se encuentran una de las imágenes más representadas en todos los templos que visitamos, las apsaras, esa figura de semidiosa bailarina que estoy segura de que jugó un papel muy importante en la época, aunque sólo sea por el número de representaciones que de ellas encontramos. 

Cuentan que entre las piedras se pueden encontrar un gran número de serpientes, por lo que recomiendan no subirse ni sentarse en ellas. Nosotros no vimos ninguna, pero sí vimos alguna escultura de una Naga, una escultura de la mitología hinduista que tiene forma de serpiente. (En el puente de acceso a Angkor Wat también vimos esta imagen, además de en otros templos de los que visitamos)


Rodeamos completamente el templo y damos por finalizada nuestra visita, por lo que nos vamos en busca de Neth que se encuentra descansando en el tuk tuk. 
Para despedirnos de Camboya, queríamos  visitar algo diferente a los templos (aunque hubiésemos seguido visitándolos ya que es algo espectacular), así que decidimos ir a una de las aldeas flotantes que se encuentran el el Lago Tonle Sap.

El camino de vuelta hasta nuestra siguiente visita también fue interesante, compramos algo para picar en el tuk tuk y así no perder demasiado tiempo. El paisaje era muy interesante y las escenas de la vida cotidiana nos llamaban mucho la atención, sobre todo la cantidad de puestos de venta que puedes encontrar a ambos lados de la carretera. 



Con el tema de la visita a las aldeas flotantes del lago Tonle Sap nos hemos encontrado con opiniones de todo tipo, nos llamaban la atención las que critican las visitas por perturbar de la vida cotidiana de las personas que viven allí y que los turistas vamos a molestar, pero yo me pregunto ¿A caso cuando miles de turistas visitamos ciudades no podemos también molestar de alguna manera a sus vecinos?, el turismo debe ser responsable siempre, pero a nosotros nos gusta descubrir las cosas con nuestros propios ojos, de ahí que en este viaje visitamos lugares que para muchos pueden ser «turistadas», pero ¿Cómo lo sabes si no lo ves? Más adelante, ya en los post de Tailandia, os hablaré de otro de esos lugares que genera bastante controversia en cuanto a visitarlos o no. 


Para visitar estas aldeas lo mejor es hacerlo en barco. Nosotros visitamos la aldea de Kampong Phluk y para ello tuvimos que pagar un ticket de 34$ los dos (empezaron pidiendo 50$) por una barca para los dos  durante un par de horas. 
Kampong Phluk es una de las aldeas más auténticas de las casi 200 que rodean el lago .

Llegamos al embarcadero y enseñando el ticket enseguida nos llevaron hasta la que sería nuestra barca, el barquero era un muchacho joven bastante introvertido que nos iba señalando los lugares de interés tales como la escuela, el templo…. mucho no habló durante todo el recorrido la verdad. 


Las casas están construidas sobre largos palos de madera que las mantienen sobre el agua en la época de grandes crecidas del lago Tonle Sap, la verdad es que no dan mucha seguridad y se ven unas condiciones de vida bastante precarias.  


Una vez hecha la visita, la verdad es que resulta un poco triste que el dinero que pagamos por el tour para ver una aldea flotante a  unos precios digamos «occidentales» no llegue  a sus habitantes, o al menos eso es lo que nos parece a nosotros. 


Para los habitantes de estas aldeas flotantes, el lago es su vida, allí consiguen todo lo que necesitan, pescan, se bañan, lavan su ropa… por ello es muy importante su conservación. De hecho se trata del lago de agua dulce más grande de todo el Sureste Asiático y está declarado por la Unesco como Reserva de la Biosfera.  





La visita es interesante por ver el tipo de construcciones que hay alrededor del lago, aunque intentan aprovecharse todo lo que pueden de los turistas. (Según he leído en los post de otros amigos blogger que han viajado recientemente a otros países asiáticos, es algo que ocurre con frecuencia y genera un poco de desconfianza….)


La primera parada fue en un lugar donde las mujeres te podían llevar en una pequeña barca a través de un bosque inundado, un manglar, pero nuevamente había que pagar, así que ya nos pareció demasiado y lo vimos desde la plataforma hasta la que nos llevó nuestro barco. (No fuimos los únicos que tomamos esa decisión)



Llegamos hasta el Lago y allí se puede apreciar su inmensidad, a él desembocan numerosos lagos y en época de lluvias puede aumentar su capacidad hasta en diez veces. 

Volvemos al río por el que veníamos navegando y seguimos disfrutando de las imágenes que se muestran en ambas orillas. 


Pedimos al barquero que nos parara en la zona del templo donde también había un conjunto de casas en tierra firme. 


El templo de Kampong Phluk es muy bonito y muy colorido y allí vivimos algún momento gracioso. Entramos y enseguida vinieron unos niños que desde la puerta nos llamaban sin saber nosotros muy bien lo que querían, hasta que uno se acercó y señaló mis zapatillas, se nos había olvidado quitarnos el calzado para entrar al templo!!!! 


Compramos unos cuadernos y unos lápices y pasamos a la escuela a entregarlos, qué mal momento pasé, esas caras de agradecimiento de los niños camboyanos se me clavaron, aguanté como pude el tipo y cuando salí de la escuela me vine abajo, necesitaba llorar, una mezcla de emociones me había atrapado. Para mí fue uno de los momentos más emotivos y que con más cariño recuerdo de todo el viaje.

Volvimos a la barca y deshicimos el camino hasta llegar al embarcadero donde nos estaba esperando Neth. 

Teníamos que volver a Siem Reap, así que nos montamos de nuevo en nuestro tuk tuk para hacer el último trayecto. Según salíamos de la zona del lago el cielo se iba poniendo cada vez más negro amenazando con llover, menos mal que tuvimos suerte y pudimos disfrutar de las imágenes de la vida camboyana sin lluvia, la gente que volvía con el ganado, los escolares en bicicleta… 

 

Pedimos a Neth que nos dejara en el templo Wat Preah Prom Rath, aún teníamos un par de horas y queríamos despedirnos de la ciudad de Siem Reap. Reconozco que nos costó bastante despedirnos de Neth, tuvimos muchísima suerte de conocerlo, fue un conductor fantástico, un guía, un cuidador y creo que también en parte un amigo. Tenemos su contacto por si alguien quiere visitar con él los templos de Angkor!! (Si alguien está interesado me puede escribir un correo o contactar conmigo en mi cuenta de Instagram @apropositodemi. 


Hay bastantes lugares de la ciudad de Siemp Reap que pasan totalmente desapercibidos, Angkor se lleva todo el protagonismo, sin embargo antes de irnos queríamos visitar el templo de Wat Preah Prom Rath, una de las pagodas de la ciudad en la que encontramos curiosas figuras. El recinto es muy bonito y sobre todo en él se respira una paz increíble. 


Antes de irnos al hotel a recoger nuestras cosas para ir al aeropuerto, pasamos a comer-merendar-cenar por un restaurante de la zona de Pub Street que nos había gustado mucho, el Khmer Family, pedimos un lok lak de ternera y unos noodles todo por 10$. 




A las 21,45h salía nuestro vuelo de Air Asia con destino Bangkok, volvíamos a retomar nuestro viaje por Tailandia tras esta pequeña escapada a Camboya, un país que nos ha dejado muy buen sabor de boca y al que ya tenemos ganas de volver para seguir descubriendo!!!





Desde el aeropuerto Don Muang fuimos hasta Khao San Road en un autobús directo por 300 THB. (la fila para los taxis era impresionante)

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