El Templo Pre Rup fue construido a mitad del siglo X, alrededor del año 960, bajo el reinado de Rajendravarman II.
Es un templo hindú dedicado al dios Shiva, aunque también se sabe que el templo rinde homenaje a otros dioses.
Es un templo de montaña que simboliza en sagrado Monte Meru, se puede subir a la torre central que lo representa a la que se puede acceder por varias escaleras.
Es muy interesante fijarse en los detalles, como en este dintel con Indra y el elefante Aitavata con tres cabezas. Como nosotros no encontramos una guía exclusiva de los templos de Angkor antes de viajar, compramos una allí y la utilizamos para leer un poco de cada templo, aprovechábamos para sentarnos y descansar a la vez que aprendíamos algo más sobre los lugares que visitamos. Es una guía que venden en casi todos los templos, nosotros pagamos 10$ por una en inglés, pero creo que no fuimos buenos en el regateo jejeje.
El muro exterior construido en laterita (un material que veríamos en casi todos los templos de Angkor) se conserva prácticamente intacto, es un recinto cuadrado que está atravesado por gopuras, unos portales en forma de cruz y con tres puertas cada uno.
El siguiente templo que visitamos fue Banteay Samre, un templo que data de la segunda mitad del siglo XII y que se construyó en estilo Angkor Wat bajo el reinado de Suryavarman II.
Es un templo que se encuentra fuera de los típicos circuitos, por lo que no encontramos mucha gente durante la visita.
En los alrededores de los templos siempre hay gente local, sobre todo niños, no hay nada como ver sonreír a los niños camboyanos!!!
Está muy buen restaurado, no tiene grandes dimensiones y está muy bien protegido por una muralla exterior de 6 metros de altura.
Posee una torre única sobre el altar y se entiende que estaba dentro de una ciudad relativamente grande de la que el templo era su centro.
Tiene un importante número de relieves y figuras, hay que dedicar un tiempo y fijarse en estos detalles.
Nuestra siguiente visita se encontraba un poco más alejada, así que nos vino muy bien descansar en nuestro tuk tuk, era muy agradable porque a pesar del calor que hacía, nos iba dando el aire y podíamos disfrutar del paisaje, es uno de los motivos por los que recomiendo mucho más hacer las visitas en tuk tuk que en taxi privado (aunque éste lleve aire acondicionado no es tan auténtico)
Llegamos a Bantey Srei, uno de los templos que más nos gustaron. Un templo que por el hecho de estar alejado es más tranquilo también.
Es una auténtica joya que data de la segunda mitad del siglo X (aproximadamente del 967) y que se construyó en su propio estilo Bantey Srei duante el reinado de Rajendravarman.
Se encuentra a unos 25 kilómetros al norte de la ciudad de Siemp Reap, en tuk tuk es un trayecto muy agradable en el que además vas disfrutando del paisaje y de la vida cotidiana del país.
Cuando llegamos al templo estaba diluviando, los niños pasaron de vender postales y recuerdos a 1$ a sacar los chubasqueros y aprovechar la venta.
Esperamos un buen rato hasta que pudimos comenzar la visita, pero al final escampó, es lo que tiene el monzón.
El templo es una auténtica joya de la arquitectura, lo llaman el templo rosado porque está construido en arenisca roja. Lo llaman también la ciudadela de las mujeres porque se piensa que la construcción del mismo fue llevada a cabo por mujeres, pero también hay quien piensa que es por la cantidad de imágenes de devas (deidades del hinduismo y budismo) que encontramos en las paredes del templo.
Es uno de los primeros templos en los que se iniciaron las labores de reconstrucción, allá por los años 30, y hoy en día está muy bien conservado. Sus pequeñas dimensiones hace que puedas dedicarte a visitarlo con detalle, y en ese sentido se puede disfrutar un montón porque Banteay Srei está lleno de detalles, relieves, esculturas….
Antes de visitar el siguiente templo, Neth nos buscó un sitio para comer en el camino. Unos platos típicos de la gastronomía camboyana que nos vinieron de maravilla, pagamos 15$. El sitio estaba lleno, incluso de monjes….
El siguiente templo que visitamos fue Preah Khan, construido a finales del siglo XII en estilo Bayon y bajo el reinado de Jayavarman VII.
Es un templo enorme que, como otros, también ha sido invadido por la exuberante naturaleza que lo rodea, lo que le hace un lugar bastante especial.
En su época de esplendor fue conocido como «La Espada Sagrada de Angkor»
Preah Khan tuvo que ser una ciudad muy significativa debido a la gran cantidad de esculturas que se encuentran en sus puertas de entrada.
A lo largo de todo el recinto del templo podemos encontrar apsaras, que son unas esculturas de bailarianas, ninfas en la mitología hindú. De ahí el nombre de la danza tradicional camboyana, Apsara, un baile milenario que se relaciona con la buena fortuna.
Enseguida empezamos a disfrutar de esa «invasión» de la naturaleza, sorprende ver cómo los grandes árboles han crecido por encima de los muros formando imágenes realmente impresionantes. Viendo esto, no me extraña que hayan permanecido ocultos durante tantos años.
Desde allí nos trasladamos a Neak Pean, se trata de uno de los templos más enigmáticos del complejo, ya su acceso resulta bastante curioso.
Se construyó a finales del siglo XII en estilo Bayon y bajo el reinado de Jayavarman VII.
Las construcciones se encuentran sobre el agua, como una representación del Lago Anavatapta en el Himalaya, por eso mucha gente acude allí en busca de ser curado de una enfermedad por el hecho de sumergirse en sus aguas consideradas sagradas.
La entrada al templo se realiza a través de una pasarela de madera que se encuentra sobre el agua.
Para hacerse una idea del lugar mejor ver un plano de cómo es el templo:
Cuando nos íbamos del templo nos encontramos con esta preciosa imagen de un arcoiris sobre el agua!!!
Muy cerca de allí se encuentra otra pequeña joya, Ta Som, conocido por tener una de las puertas más espectaculares, ahora veréis por qué.
Como el templo anterior, se construyó a finales del siglo XII en estilo Bayon y bajo el reinado de Jayavarman VII. Es como una versión reducida de Ta Prohm.
En el templo, una de sus gopuras (nombre que reciben estas puertas en la arquitectura hindú), llama bastante la atención, no sólo por las caras de buda que tiene sobre ella, ya que esto es bastante habitual en este tipo de puertas, si no lo que encontramos al otro lado de la misma, es el mejor ejemplo que podemos encontrar, bueno junto al templo de Ta Prohm que visitaríamos al día siguiente, de lo que ha sido capaz de hacer la naturaleza.
La puerta está totalmente cubierta por las raíces de un enorme ficus que enmarcan de alguna manera la entrada.
En este templo también se pueden ver las caras de buda en la piedra, de ahí que se le denomine de estilo Bayon.
Al lado de la puerta, e intentando vender algún souvenir, se encontraba una preciosa niña que estuvo allí con nosotros el tiempo que duró nuestra visita. Nosotros no compramos nada a los niños de Angkor, ni siquiera les dimos dinero que a veces te piden, y reconozco que en algunos casos me costó muchísimo, pero no quería contribuir a esa explotación. Lo que sí hacíamos era hablar con ellos, preguntarles si iban a la escuela, dónde vivían… fue una de las cosas más emotivas del viaje, los niños camboyanos.
Tuvimos la oportunidad de visitar una escuela el último día de nuestra visita a este maravilloso país y lo recuerdo como uno de los mejores momentos, ya lo contaré en el post correspondiente.
Gracias a esta niña no picaron las miles de hormigas «asesinas» que había allí, y es que planté mi pie sobre un hormiguero y ella rápidamente me avisó!!!!
Para terminar la jornada de visitas, nos fuimos hasta East Mebon, un «Templo Montaña» de grandes dimensiones. Posee cinco torres que representan los cinco picos del sagrado Monte Meru.
Fue construido a mediados del siglo X en estilo Pre Rup bajo el reinado de Rajendravarman.
En todo el templo se pueden ver representaciones de animales sagrados, destacando los elefantes que se encuentran en las esquinas del templo.
Las cinco torres están construidas de arenisca roja, de ahí su color rojizo diferente al material con el que están construidos otros templos que hemos visitado. Las torres tienen cada una cuatro puertas, pero no todas son puertas tal y como imaginamos, tres de cada torre están hechas de arenisca y no pueden abrirse, en su época estaban cubiertas de estuco, aún en algunas puede apreciarse.
Damos por finalizadas las visitas en este día, desde luego que no podíamos haberlo aprovechado mejor!! Neth nos lleva hasta el hotel, dejamos las mochilas, nos damos una ducha, descansamos un poco y nos vamos a dar un paseo por Siem Reap, a disfrutar de sus mercados nocturnos y a seguir descubriendo su gastronomía.
Cenamos de maravilla en el V design, en pleno Pub Street, un plato de pad thai de ternera y un curry que estaban bastante buenos.
Después de cenar dimos un paseo por los mercados nocturnos y compramos alguna cosilla, la ciudad por la noche tiene un ambiente genial.
El madrugón pasaba factura, además el día siguiente también habíamos quedado con Neth muy temprano, así que nos fuimos a dormir, aún nos quedaban muchas cosas por ver!!!