Es posible que al hablar de la Catedral de Roma a todos nos venga irremediablemente a la cabeza San Pedro, pero esa no es la catedral de Roma, ya que el Vaticano es un estado independiente. De esta manera, cuando hablamos de la Catedral de Roma nos referimos a la Basílica de San Giovanni in Laterano, la iglesia más antigua del mundo fundada por Constantino en el siglo IV en el lugar en el que se encontraba el palacio de Letrán, lugar que fue cedido por este emperador al papa para que allí estableciera su residencia, permaneciendo allí hasta el siglo XIV que fue trasladada a San Pedro del Vaticano.
Con una fachada de travertino construida en el siglo XVIII está coronada con estatuas gigantes, de más de siete metros de altura visibles desde muy lejos. Podemos ver cinco puertas que llevan al pórtico y que cada una corresponde a una de las cinco naves en las que se divide el interior.
Entre las puertas destaca la Puerta Santa, la que queda más a la derecha, que abre sólo los años santos que suelen ser cada 25 años, debe ser que este 2016 es uno de ellos, porque me la he encontrado abierta.
Las puertas centrales de bronce son las originales de la Curia Romana situada en el Foro Romano y que fueron trasladadas hasta aquí en 1660.
El interior se divide en cinco naves como he comentado anteriormente, es un interior majestuoso, digno de un lugar donde hasta 1870 se coronaba a los papas. Francesco Borromini fue el encargado de una restauración encargada por el papa Inocencio X en 1646, el artista creó 12 nichos a ambos lados de la nave central donde hoy podemos ver las estatuas barrocas de los apóstoles.
Entre estas estatuas destacan la de San Felipe con la cruz latina, San Mateo con la bolsa de dinero, San Juan, San Pedro con las llaves.
En su interior destaca el precioso baldaquino gótico que se encuentra sobre el altar mayor, donde únicamente el papa puede decir misa. Este baldaquino data de 1367 y en la parte superior hay una verja que protege unos relicarios de plata que se dicen que contienen las cabezas de San Pedro y San Pablo.
Debajo del baldaquino se encuentra una losa de bronce cuya autoría se le atribuye a Donatello, donde descansan los restos del papa Martin V. No sé por qué esa tradición de en muchos lugares tirar monedas, al menos espero que se destinen a buenas causas, porque en algunos casos se recauda bastante!!! De hecho, el otro día en la Fontana de Trevi, vimos como eran aspiradas por miembros de cáritas, las miles de monedas que se lanzan a la fuente con la esperanza de volver a la ciudad.
También destaca el mosaico del ábside, en cual podemos ver diferentes figuras alguna de las cuales podrían haber formado parte de la basílica original del siglo IV. El que se ve hoy en día es una copia del original que fue destruido para la ampliación del ábside.
La verdad es que el interior es muy majestuoso y en cualquier rincón puedes encontrar detalles interesantes.
Las naves laterales, aunque no son tan monumentales como la nave central, guardan diferentes monumentos funerarios.
Antes de llegar al crucero, hay una puerta en el muro de la izquierda que conduce hasta el precioso claustro del siglo XIII. Aunque la entrada a la Basílica es gratuita, para entrar en el claustro hay que pagar 5 € (dicen que para su conservación).
El claustro cuenta con un precioso friso de mosaico que recorre las cuatro paredes del pórtico, el cual se sujeta por preciosas columnas muchas de ellas decoradas con mosaicos cosmatenses. El claustro es obra de varios miembros de la familia de los Vassalleto.
También en los laterales del claustro podemos ver diferentes monumentos, incluso uno de los tronos papales más antiguos.
Ya fuera de la Basílica, en la Piazza San Giovanni in Laterano, se encuentra el mayor y más antiguo de los obeliscos de Roma.
Cruzando la calle podemos ver una fachada con un espectacular mosaico, se trata de los restos de uno de los salones del Palacio Lateranense.
Pegado a uno de los laterales se encuentra el edificio donde se puede ver la Sancta Sanctorum y la Scala Santa.
La Sancta Sanctorum es la capilla privada de los primeros papas, en la Edad Media se conocía como el lugar más sagrado de la Tierra.
En el mismo edificio se encuentra la Scala Santa, una escalera de mármol de 28 peldaños que se cree que fue la escalera por la que Jesús subió al palacio de Poncio Pilato en Jerusalén. La capilla Sancta Sanctorum se encuentra al final de dicha escalera.
El que quiera subir por esa escalera debe hacerlo de rodillas, afortunadamente hay otra escalera al lado para los que no deseen hacerlo de esa manera.
La entrada es gratuita, aunque si se desea entrar a la capilla santa hay que pagar una entrada.
Cerca de allí, caminando por el Viale Carlo Felice se llega a otra de las iglesias más importantes de esta zona de la ciudad, la Santa Croce in Gerusalemme.
La fachada tiene una fuerte influencia de Borromini y fue redecorada en el siglo XVIII.
Santa Elena la madre de Constatino quería hacer en este lugar una especie de Jerusalén, de esta manera trajo desde tierra santa varias reliquias que se conservan en una capilla de esta iglesia, entre ellas, tierra del Calvario, un pedazo de la cruz y varias espinas de la corona.
Pero sin duda lo que resulta más interesante de esta iglesia es el fresco que se encuentra en el ábside, obra de Antoniazzo Romano, que muestra a Jesús con escenas de la cruz.
Además del fresco, también se conserva de la basílica original, el precioso pavimento cosmatense.
Volviendo a San Giovanni, se continúa por Via San Giovanni in Laterano hasta desviarnos por la Via dei Santi Quattro que nos lleva al monasterio de los agustinos donde se encuentra la iglesia de Santi Quattro Coronati que rinde homenaje a cuatro soldados y cinco escultores asesinados por negarse a rezar ante un dios griego. En el fresco que hay sobre el ábside se muestra dicho acontecimiento.
A la izquierda del altar hay una pequeña puerta que conduce hasta un precioso claustro, hay que llamar y pagar 2 € a modo de ofrenda para visitarlo.
A pocos pasos encontramos otra de las joyas de las iglesias romanas, la Basílica de San Clemente, una Basílica situada a escasos 300 metros del Coliseo y es famosa por las excavaciones que se han realizado en ella, dejando a la luz diferentes niveles que hoy pueden visitarse. La entrada a las excavaciones son 10 €, aunque la entrada a la basílica es gratuita. Yo recomiendo visitar los tres niveles, pues en el último nivel, se encuentra un templo del siglo II dedicado al dios persa Mitra.
En la planta superior se encuentra lo que es la Basílica hoy en día, donde destaca el techo barroco y el mosaico del siglo XII que se encuentra en el ábside, en el que se muestra una cruz triunfal en el centro y varias imágenes que simbolizan a los doce apóstoles.
Cabe destacar también en esta planta el tipo de pavimento que hemos visto en otras iglesias de la ciudad.
En esta planta se encuentra la Capilla de Santa Catalina de Alejandría, en la que hay que destacar los frescos que la decoran.
En 1857 comenzaron las excavaciones bajo la basílica, descubriendo la basílica originaria del siglo IV. Pero aún más abajo y realizando nuevas excavaciones, salieron a la luz los restos de una estructura del siglo I que fue modificada durante el siglo II para ser usada como mitreo por los seguidores del dios persa Mitra.
A lo largo del siglo III este edificio se abandonó y se rellenó con tierra y piedras para que sirviese como cimientos para un nuevo edificio, así nació la basílica de San Clemente. Hacia finales del siglo IV, el cristianismo ya era la religión oficial del Imperio Romano y las sectas, entre las que se encontraba el culto al dios Mitra, se prohibieron, así esta zona inferior de la basílica fue añadida a la basílica de San Clemente, pero fue cubierta añadiendo un ábside para la misma.
Con el tiempo, la basílica del siglo IV se fue reformando, se le añadió la Schola Cantorum, una estructura de mármol que hoy se puede ver en la basílica. Esta basílica primera sobrevivió hasta el siglo XII cuando las pésimas condiciones en las que se encontraba hacían peligrar toda la estructura, por lo que se abandonó y se volvió a rellenar hasta la cima de las columnas que separaban las tres naves que la formaban, sobre estos cimientos se levantó la actual San Clemente.
A través de una escalera se desciende a lo que se ha descubierto con las excavaciones, a los otros niveles de la basílica, pudiendo disfrutar de obras de arte con mucha historia que han permanecido enterrados durante muchos años. Frescos que representan milagros, otros que representan reliquias, el Descenso a los Infiernos, e incluso una Virgen con el niño que se conserva en muy buen estado.
Un suelo original con mosaico en forma de flores también lo podemos ver en lo que se ha descubierto tras las excavaciones.
Ya en la calle, si miramos a un lado podemos ver la inconfundible imagen del Coliseo, y si miramos hacia el otro, observamos el obelisco que se encuentra en la Plaza de San Giovanni in Laterano.
1 comentario en «De San Giovanni a San Clemente»
Extraordinario! No recuerdo haber visitado esta iglesia, pero es que hay tantas en roma. El claustro con mosaicos comatenses solo lo he visto en Monreale en Sicilia. A ver si el domingo o lunes puedo subir el post. La verdad es que no sabía que había más clasutros con esta decoración.