El Coliseo es una de las primeras imágenes que se nos vienen a la cabeza cuando uno piensa en esta maravillosa ciudad, y no es para menos debido a su grandeza. 
Todos los emperadores que pasaron por Roma, tenían la necesidad de crear una gran obra por la que ser recordados, así a partir del año 69 comenzó la construcción del Coliseo con la intención de dar al pueblo un lugar de entretenimiento. Las obras comenzaron bajo el régimen de Vespasiano y se inauguraron con el emperador Tito, el cual lo inauguró con 100 días de espectáculos en los que murieron alrededor de 2000 gladiadores. 
El lugar de la construcción fue en la zona donde se encontraba el lago que Nerón había construido años antes y que formaba parte del lujoso complejo que se había creado para su residencia conocido como Domus Aurea, hoy en día puede visitarse parte de lo que queda de la residencia. 

El Coliseo fue construido en mármol travertino extraído de las canteras cercanas y se transportó por una carretera construida expresamente para ello. Es el mayor anfiteatro del mundo, sólo con verlo puedes hacerte una idea de lo que supuso en aquella época transportar tanto material para su construcción. 



Es uno de los monumentos más visitados de la ciudad, así que para poder visitarlo hay que tener en cuenta que podemos encontrar muchísima gente y que las filas pueden ser importantes. 
Aprovechamos la visita de unos amigos que no habían estado nunca en Roma para visitarlo con ellos. La entrada para el Coliseo y el Foro romano son 12 €, pero el primer domingo de cada mes es gratuito, coincidía que estaban aquí y decidimos ir ese día, pero claro también pensaron eso otros cuantos miles de personas jejejeje, así que como no podíamos dedicarnos a hacer cola puesto que nuestros amigos tenían que ir al aeropuerto al medio día, decidimos contratar un guía y así aprender un poco más sobre el lugar, la entrada no había que pagarla por lo que resultaba bastante interesante el precio. 
Se recomienda comprar la entrada conjunta en las taquillas del Foro Romano donde suele haber mucha menos gente. Del Foro Romano hablaré en otro relato a parte. 

También se pueden comprar las entradas aquí.

El nombre original era Anfiteatro Flavio. La denominación de Coliseo le fue dado una colosal estatua de Nerón que había cerca de donde hoy se encuentra el anfiteatro y que fue derribada.

Por fuera, el coliseo se compone de tres pisos de arcadas y un último piso con ventanas. Las columnas siguen el canon clásico. En cada arco había una estatua de las cuales no quedan ninguna en su lugar original. 

Sobre la arcada más cercana al suelo formada por 80 arcos, se pueden ver la numeración de cada una de las puertas. Cada uno sabía tenía asignado su asiento y sabía por qué puerta debía entrar para disfrutar del espectáculo. En el momento de la construcción de este anfiteatro, los emperadores no gozaban de muy buena reputación, por lo que dar al pueblo lo que se ha conocido como «Pan y circo», supuso todo un acontecimiento. 


Evidentemente la localización de los asientos dentro del Coliseo iba en función de la clase a la que pertenecía cada persona, pero todos podían disfrutar de alguna manera del espectáculo, eso sí, las mujeres, los pobres y los esclavos ocupaban los peores asientos. 

En su época tenía un techo de lona con el que era cubierto para proteger del sol o la lluvia llamado velarium, se instalaba con grandes cuerdas que eran tiradas por un grupo de marineros de la flota imperial. 

A pesar de los terremotos, guerras y demás acontecimientos que han tenido lugar a lo largo de los años, se conserva gran parte de su estructura. En 1349 un gran terremoto derrumbó su lado sur y hoy le confiere una silueta característica. El material del derrumbe fue utilizado para la construcción de otros monumentos en la ciudad, como por ejemplo la Basílica de San Pedro, es decir que el coliseo se convirtió en una cantera, hasta que el papa Benedicto XV lo declaró un lugar sagrado por la cantidad de cristianos que habían vertido allí su sangre, así desde el siglo XIX tiene lugar aquí la celebración del Via Crucis del Viernes Santo. 


Una vez en el interior puedes imaginar lo que acontecía allí. Debía de ser impresionante cuando todas las gradas estuviesen llenas y gritando a la vez….
El Coliseo tenía capacidad para más 50.000 espectadores que se repartían en diferentes gradas. La familia del emperador tenía un lugar especial así como los senadores. También estaban colocados en función de las profesiones a las que pertenecían. 

Hoy en día no puede verse el suelo de madera que tenía (sólo una pequeña reconstrucción), el cual era cubierto por arena para que absorbiese la sangre de los gladiadores y animales durante el espectáculo. En los teatros actuales el escenario recibe el nombre de arena, ese nombre viene de aquí, el lugar donde acontecía el espectáculo. 
Al no existir ese suelo, se pueden ver los corredores y túneles que había debajo, a través de los cuales accedían las grandes personalidades y así no se mezclaban con el resto del pueblo. También era por allí por donde los gladiadores salían a la arena a luchar. 

Los gladiadores eran esclavos que permanecían en  unas barracas conocidas como las Ludus Magnus y desde allí pasaban hasta el interior del Coliseo. 
Según nos contaba la guía, los gladiadores se dividían en grupos en función de cómo iban armados y de las protecciones que llevaban, eso sí no se correspondían con la imagen del gladiador que nos ha llegado a través de la famosa película protagonizada por Russell Crowe, sino que eran escogidos entre los criminales y prisioneros y su imagen distaba mucho de ser como él. 

Antes de luchar, los gladiadores desfilaban entonando el canto «Ave, Imperator, morituri te salutant», es decir «Ave Cesar, los que van a morir te saludan», aunque no todos morían, algunos eran salvados y podían disfrutar de su fama, aunque a pocos se les coronó con la corona de laurel con la que podían librarse de seguir luchando. 



El Coliseo fue perdiendo apogeo a medida que los cristianos tenían más influencia en la Roma de esa época. Los últimos espectáculos con gladiadores fueron celebrados en el siglo V aunque los de animales duraron algunos años más. 
Durante mucho tiempo ha sido utilizado como almacén, como cementerio e incluso como fortaleza de la nobleza. Sufrió importantes daños durante la Segunda Guerra Mundial y en el año 2007 fue declarado como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, lo cual garantiza su conservación para que pueda ser disfrutado por todos. 

Justo donde comienza la via de San Giovanni, nos podemos asomar y ver las ruinas de lo que eran las Ludus Magnus, el donde se entrenaban y permanecían los gladiadores. 


En esa misma calle se encuentra la pizzería Pizza Forum donde podemos degustar unas ricas pizzas cocidas en horno de leña después de la visita. 


Desde luego que es un monumento de visita obligada si es tu primera vez en Roma, ese junto con otros que también podéis ver en el blog de miltviages donde enumera los imprescindibles en una visita a esta gran ciudad. 

Cuando termine mi estancia aquí, intentaré hacer un relato resumen de aquellos monumentos que más me han gustado y dependiendo de los días que visites la ciudad puedes ver los más importantes o profundizar un poco más. Lo que yo siempre recomiendo para una visita corta es no perder el tiempo en largas colas para visitar un único monumento, si no callejear y llevarte una impresión general del lugar. 

Continúo preparando relatos de la Ciudad Eterna!!! Si no te quieres perder ninguno puedes suscribirte al blog!!! 

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