Tras dejar con pena Rochefort en Terre, iniciamos la que sería nuestra última jornada por tierras bretonas. La ruta que teníamos para este día terminaría en La Rochelle, una preciosa ciudad portuaria con mucha historia donde hacer una parada en el camino antes de volver a casa.
El día iba a ser muy intenso y habíamos dejado para hoy la visita a los Alignements de Carnac, sin duda un lugar mágico y sorprendente, pero antes haríamos alguna parada, veamos cuál fue el recorrido para ese día:
Es verdad que volvimos algunos kilómetros hacia atrás, pero es que queríamos pasar la última noche en la Bretaña en el pueblo de Rochefort en Terre, ya que el alojamiento nos encantó, y sí, fue todo un acierto como ya comenté en el relato anterior. Al final no eran muchos kilómetros y la ruta nos cuadraba mucho mejor así.
Nuestra primera parada del día fue la Basílica de Sainte Anne d’Auray, un importante lugar de peregrinaje que celebra su fiesta cada 26 de julio y que venera a Santa Ana, la madre de la Virgen.
La basílica neorrenacentista construida en 1866, se encuentra en una gran explanada en la que también podemos ver un monumento a los caídos durante la Segunda Guerra Mundial.
Tras la visita del lugar donde se venera a la patrona de los bretones, nos vamos hasta la cercana localidad de Auray. Esta localidad está claramente divida en dos, la parte alta donde se encuentra el centro propiamente dicho y la zona del puerto conocida como Saint Goustan, donde se puede ver un precioso conjunto arquitectónico formado por casas de entramado de madera que parecen trepar por la colina. Son casas antiguas que le dan al lugar un ambiente pintoresco muy especial, desde luego que si no se tiene mucho tiempo, es preferible visitar esta zona de Auray.
Aparcamos el coche con bastante dificultad debido fundamentalmente a que era día de mercado en la localidad y muchos vecinos de pueblos cercanos se habían acercado hasta allí. Nosotros que somos unos enamorados de los mercados tradicionales, no pudimos resistirnos a perdernos un ratito entre los puestos.
Bajamos por la peatonal Rue du Château hasta la zona del puerto Saint-Goustan descubriendo encantadores rincones de la ciudad que, por cierto, tiene muchísimas galerías de arte como en otras localidades de la Bretaña. Son lugares donde hay muchas actividades relacionadas con la pintura y eso el algo que envidio totalmente.
Y allí se puede ver Saint Goustan con su puente de piedra que atraviesa el L’och donde ya la marea ha perdido parte de su fuerza.
Damos un paseo por el pintoresco conjunto de casitas de entramado de madera entre las que destacan las que se encuentran en su pequeña plaza, mezclándose el paisaje urbano con las barcas, lo que hacía un paisaje muy bonito.
Volvemos a por el coche y ponemos rumbo a uno de los lugares más asombrosos de la Bretaña, los Alignements de Carnac.
Se trata del principal conjunto arqueológico del mundo, el yacimiento que concentra mayor número de restos megalíticos.
Con sus más de 4000 menhires, dólmenes, túmulos y otros restos, es un lugar cargado de magia del que mucho se ha hablado desde su descubrimiento, pero que poco se sabe en realidad, aunque hay muchas teorías al respecto, algunas más prudentes que otras todo sea dicho. Los dólmenes eran sepulturas de personas notables, pero el significado de los alineamientos de menhires de este lugar es algo que no se tiene muy claro, pero esa gran obra no está ahí porque sí, se construyó con un significado, eso seguro, miles de piedras no pudieron ser llevadas allí sin algún sentido. La teoría más seguida es la del ingeniero británico Alexander Thom y su hijo, quien en 1970 postularon que se trataba de un observatorio astronómico, de esta manera, las hileras de menhires estarían orientadas hacia el sol de forma que se pudiese predecir diferentes etapas en una sociedad casi totalmente agrícola.
El conjunto se puede visitar caminando y dejar el coche en uno de los parking habilitados, algo que recomiendo totalmente aunque no se visite todo, o también se puede hacer una visita en coche. Nosotros hicimos un recorrido caminando para ver alguna de las diferentes zonas en las que se divide el yacimiento. Dejo un plano para tener una idea de cómo es el yacimiento al completo.
Pasear entre esas rocas es impresionante, sobre todo imaginando cómo pudieron ser llevadas hasta allí en esa época, teniendo en cuenta que algunas superan los 7 metros de altura, no debió ser nada fácil trasladarlas.
Nosotros comenzamos la visita con la zona de los Alineamientos de Le Ménec, el conjunto más importante. Está formado por once hileras que acumulan más de mil menhires y en sus extremos podemos encontrar crómlecs, círculos de piedra. El nombre de Le Ménec es por el caserío que se encuentra en el propio recinto.
Había llegado la hora de comer y dimos con el mejor lugar que podíamos encontrarnos en la zona, la Crepería Au Pressoir, un lugar encantador en medio de los restos prehistóricos. Unas mesas de madera en la calle nos sirvieron para contemplar uno de los mejores escenarios del viaje, nos tomamos unas cervezas bretonas bien fresquitas y unos crepes que estaban de lujo, tanto los salados como los dulces, porque ya que estábamos allí había que probar de todo, jejeje. Así que si visitáis los alineamientos y queréis comer un crepe en un sitio especial, este es vuestro sitio!!!
Después de comer nos vamos dando un paseo hacia otra de las zonas más frecuentadas del yacimiento, Kermario, donde también encontramos gran número de menhires (cerca de mil) en diez hileras que se extienden 1,2 kilómetros. Los menhires de Kermario son los más altos, por eso impresionan más todavía.
La verdad es que está todo muy bien indicado con postes de madera que en cada momento indican dónde te encuentras o la dirección que debes tomar.
En la esquina suroeste de Kermario encontramos un dolmen, la palabra dolmen en bretón significa «mesa grande de piedra» y es una construcción megalítica consistente en varias piedras en posición vertical y una losa en posición horizontal a modo de techumbre, eran utilizadas como tumbas colectivas.
Es impresionante porder admirar este tipo de monumentos con tarta magia y tanto simbolismo, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de años que llevan allí.
Nos hubiese encantado continuar viendo más zonas del yacimiento, porque sólo vimos una pequeña parte, pero aún queríamos ver la localidad de Vannes antes de iniciar nuestro camino de regreso.
Llegamos a Vannes a media tarde y nos encontramos con una ciudad que aún conserva parte de su atmósfera medieval, por lo que decidimos sin rumbo fijo, perdernos por sus callejuelas del centro histórico.
Buscamos la casa en la que en un ángulo de su fachada de entramado de madera se encuentran esculpidos Vannes y su mujer que fueron bautizados así durante el siglo XIX, como curiosidad hay que fijarse que ambos tienen las manos amputadas.
También pasamos por la encantadora Plaza de Enrique IV, rodeada de casas de entramado de madera del siglo XVI, desde donde se aprecia la catedral de San Pedro, reconstruida desde finales del siglo XII sobre un antiguo edificio y que, como en gran parte de catedrales de esta región, muestra variedad de estilos.
Vannes es una ciudad rodeada de murallas y en la línea oriental delas mismas, se encuentra la puerta de San Vicente, construida en 1704 en un elegante clasicismo y coronada con una estatua de San Vicente Ferrier.
Fuera del recinto amurallado se encuentra el Castillo de l’Hermine una antigua fortaleza construida a continuación del recinto amurallado, cuyo foso ha sido reconvertido en un bonito jardín. Este castillo fue la residencia de los Duques de Bretaña entre los siglos XIV y XVI y durante el siglo XVIII se construyó una mansión sobre las ruinas de la antigua fortaleza
Muy cerca del castillo se encuentran Los Lavaderos, construidos entre 1817 y 1821 allí acudían las lavanderas que se colocaban bajo la galería cubierta para lavar sus ropas. El actual edificio fue reconstruido en el 2006.
Y aquí damos por concluida nuestra ruta por la Bretaña, una región que nos ha encantado y a la que seguro volveremos pues nos han quedado muchos sitios por visitar, o incluso a algunos no nos importaría volver otra vez. Es una ruta para hacerla en coche, sin prisa, nosotros llevábamos casi todos los alojamientos ya reservados, pero también puede optarse por ir sobre la marcha, aunque eso sí, en temporada alta de los meses de verano, puede complicarse un poco la cosa en los lugares más turísticos. Voy a preparar una guía resumen con este viaje para que sea más fácil consultar cada una de las jornadas de la ruta, así como un plano con el recorrido total que hicimos nosotros.
Y desde allí pusimos rumbo a La Rochelle donde teníamos el alojamiento para esa noche.