Con la última luz del día llegamos a nuestro alojamiento en las cercanías de Bryce Canyon, desde la carretera ya pueden verse las típicas formaciones rocosas características de este lugar e incluso puedes pasar por debajo de alguna, jejeje.
El hotel se encuentra en Tropic, una localidad conocida por encontrarse a las puertas de este gran Parque Nacional, se trata del Americas Best Value Inn & Suites, un tranquilo alojamiento desde el que teníamos unas preciosas vistas, al lado había un restaurante donde cenamos muy bien, un pequeño supermercado y una lavandería donde aprovechamos para lavar algunas prendas de los últimos días.
A la mañana siguiente y tras un merecido descanso, comenzamos con la visita a Bryce Canyon, por el cual hacemos un espectacular trail a través de las típicas formaciones rocosas denominadas «hoodos», creadas por la erosión de la roca a lo largo de los años. En realidad no se trata de un cañón, si no de un gran anfiteatro formado por la acción del viento, el agua y el hielo, dando lugar a unas imágenes que te dejarán impresionado.
La ruta que realizamos consiste en bajar desde el mirador de «Sunrise Point» situado en la parte alta del anfiteatro de Bryce Canyon a la base del mismo, para poder ver con más detalle los miles de chimeneas de las hadas, o hoodos, que te vas encontrando a tu paso, alguno de ellos con formas bastante caprichosas. Para ello es necesario tomar dos senderos, el Navajo Loops Trail y el Queen’s Garden Trail. El recorrido total del paseo es de aproximadamente 5 kilómetros que se hacen bastante llevaderos ya que puedes ir parando en los diferentes miradores para admirar el espectacular paisaje.
La ruta termina en Sunset Point, desde donde hay una vista preciosa del anfiteatro. Allí un ranger nos explicó cómo se forman los hoodos, su deterioro y su posterior desaparición. De hecho alguno de ellos tienen nombres propios y les hacen un seguimiento de cómo van variando en su tamaño y forma a lo largo de los años.
Los rangers hacen una labor muy importante dentro de los Parques Nacionales, conocen a fondo el entorno, lo cuidan y no dudan en ofrecer información sobre el mismo.
A la salida del Parque nos encontramos con una recreación del un poblado del oeste, con sus comercios, sus bares y hasta su cárcel!!! Allí paramos un rato a comprar algún recuerdo y sobre todo a tomar algo fresco.
Tras un agradable rato en el poblado, continuamos con nuestra ruta, parando nuevamente en un rancho de bisontes americanos que encontramos al lado de la carretera.
Llegamos a Zion National Park, uno de los cinco parques nacionales que se encuentran en el estado de Utah donde lo más espectacular es el cañón Zion, de 24 kilómetros de longitud y en algunos puntos hasta 800 metros de profundidad. Dicho cañón ha sido excavado por las aguas del río Virgen sobre la piedra arenisca rojiza.
Entramos con el coche y vamos recorriendo la carretera parando en diferentes parajes que nos parecen preciosos. Las altas montañas de arenisca crean un paisaje muy, muy bonito.
Dentro del parque hay zonas habilitadas con restaurantes donde puedes comer, así que antes de continuar con la visita, comemos en uno de ellos unos típicos sandwiches americanos.
Después de comer, un autobús que hace la ruta por el interior del parque, nos adentra en la zona del cañón donde realizamos un trail hasta la zona de las piscinas naturales, un recorrido fácil y muy bonito con unas vistas espectaculares del valle formado por el río. Al final de la ruta hay una cascada que viene muy bien para refrescarse un poco tras la caminata.
Antes de que anocheciera volvemos a la carretera para continuar nuestro camino hacia la ciudad «del pecado», por dos días dejaríamos a un lado los Parques Nacionales para jugarnos unos cuantos dólares en los casinos de Las Vegas.