Llevábamos ya varios años queriendo ir a la Alsacia en Navidad, pero por unas cosas o por otras al final siempre cambiábamos el destino, pero después de ver los relatos de nuestros amigos los Chavetas, tenía claro que sería el destino de Navidad de 2015, la verdad es que no podíamos haber elegido mejor, la Alsacia en Navidad es un CUENTO. Es verdad que recuerda mucho a algunas zonas de Alemania y es que esta región fue disputada por Francia y Alemania durante varios siglos, de esta manera posee una mezcla de las tradiciones alemanas y del buen gusto francés.
Para llegar a esta zona hay varias posibilidades en avión, lo más normal y lo que más gente hace, es volar hasta el aeropuerto de Basilea, el Euro Airport y desde allí alquilar un coche para moverte por la zona, pero cuando nosotros miramos los vuelos en las fechas que podíamos ir (26 al 30 de diciembre), los precios estaban un poco altos para lo que suele ser la compañía que realiza esa ruta, Easyjet. No desistimos y seguimos mirando, encontramos unos vuelos a Frankfurt con Air Europa a un precio bastante razonable teniendo en cuenta la fecha, así que no nos lo pensamos dos veces y los reservamos. Desde el aeropuerto internacional de Frankfurt hasta la zona que íbamos a visitar, hay algo más de un par de horas en coche por autopista, así que nuestra siguiente tarea fue alquilar un coche para tener la libertad de movernos de un lugar a otro, como siempre recurrimos a rentalcars, donde alquilamos un coche intermedio para nuestro recorrido.
Como en las fechas elegidas es temporada alta en la Alsacia, reservamos los hoteles desde casa para evitar algún disgusto, utilizamos la página de booking y hotels, y la verdad es que los hoteles elegidos estuvieron a la altura, más tarde indicaré cuáles fueron y dónde estaban situados.
Llegamos a Frankfurt en un vuelo que salía de Madrid a las 7,10 de la mañana, con lo cual podíamos aprovechar casi todo el día. Tras recoger el coche, pusimos rumbo a nuestra primera parada ya dentro de la Alsacia, Turckheim.
Turckheim se encuentra en los alrededores de Colmar y es uno de los pueblos a incluir en cualquier ruta por la Alsacia. Dentro de la ruta de los vinos alsacianos, esta localidad es de las más importantes.
Aunque no es de los pueblos más espectaculares que visitamos esos días, merece la pena dar un paseo por la Plaza Turenne y su calle principal, la Grand Rue, admirando las fachadas de las casas del siglo XVI y XVII y los adornos navideños que, con tanto esmero, colocan año tras año. La población conserva tres puertas y restos de la muralla de su época medieval.
El mercadillo sólo tenía abierto un par de casetas, pero suficiente para el tiempo que queríamos dedicar allí.
Todas las casas tienen algún adorno de Navidad lo que crea un ambiente precioso en todo el pueblo, la verdad es que resulta sorprendente que todos los adornos estén ahí en la calle y que la gente lo respete.
En una crepería situada en la Grand Rue, aprovechamos para comer unas exquisitas crepes saladas acompañadas con una sidra que descubrimos en nuestro viaje a la Bretaña y que nos encantó.
Esta localidad es famosa porque durante los meses de mayo hasta octubre, cada día a las diez de la noche salen los llamados «hombres del reloj», dan una ronda por el pueblo entonando viejas baladas y son seguidos por turistas y lugareños.
En la plaza Turenne, además del Ayuntamiento se encuentra la iglesia, a la cual pasamos para ver su interior y el belén que estaba instalado en uno de los laterales.
Antes de que empezara a oscurecer, volvimos al aparcamiento a por el coche para dirigirnos hasta el hotel que habíamos reservado en Colmar. Como en el momento de hacer la reserva, los hoteles en el centro de Colmar eran ya muy caros, elegimos uno en las afueras de la ciudad pero muy bien comunicado, se trata del Comfort Hotel Expo Colmar, con unas habitaciones muy confortables y un precio muy razonable para las fechas y la zona, la verdad es que nos encantó.
Una vez que hicimos el check in, nos fuimos hasta el centro de Colmar a empezar a disfrutar de la magia de la Navidad. Aparcamos en un parking cercano al centro y dando un paseo llegamos hasta el primer mercadillo de Navidad.
Si hay una ciudad en la que la Navidad se vive de una forma especial, sin duda es Colmar.
Según llegamos al primer mercadillo ya empezamos a disfrutar del ambiente de estos lugares, olor a vino caliente, música de villancios, degustación de dulces típicos, y muchas, muchas cosas bonitas de decoración alguna de las cuales irían cayendo esa noche y al día siguiente.
Recorrimos uno a uno, los cinco mercadillos de la ciudad, aunque al día siguiente volveríamos a pasar por cada uno de ellos a la vez que visitamos la preciosa ciudad de Colmar.
Cenamos en un restaurante en la Petite Venice, donde probamos por primera vez las famosas tarte flambeé, una especie de pizza elaborada con una masa muy fina y crujiente con cebolla, bacon y nata. No sería la única del viaje!!! El restaurante era el Winstub La Krutenau y nos gustó bastante, muy acogedor y decorado de una forma encantadora, desde el lugar en el que cenamos, podíamos ver el canal por el que la zona es conocida como la pequeña Venecia.
Nos fuimos a dormir muy ilusionados pensando en todo lo que teníamos para ver a la mañana siguiente.
2 comentarios en «Turckheim, nuestra primera parada en la Alsacia»
Es estupendo tu viaje y que lo compartas es un bonito detalle. Un abrazo
Muchas gracias Pilar!! Seguiré contando el resto de etapas que hicimos en ese viaje, descubrimos unos lugares preciosos. Un abrazo