Tras el descanso en el encantador hotel de Giulietta e Romeo situado en el número 3 de Vicolo Tre Marchetti, a unos pocos pasos del famoso anfiteatro, nos disponemos a seguir recorriendo la ciudad y descubriendo las maravillosas obras de arte que esconde en sus calles.
Llegamos al Arco de los Gavi, erigido por el arquitecto Lucio Vitruvio Cerdone en el siglo I d.C. Debajo del arco aún se conserva parte de la pavimentación de la antigua calzada romana.
En 1930 fue reconstruido con las piezas originales en el lugar que se encuentra hoy, en su origen se encontraba en el centro de la calle, cerca de la Torre del Reloj del vecino Castelvecchio.
Seguimos paseando y llegamos hasta el precioso Puente Scaligero, el cual pertenece al conjunto de Castelvecchio y forma parte de su sistema defensivo y logístico. En un principio se creó como una construcción militar, aunque ahora se ha convertido en una perfecta obra maestra de la ingeniería medival, sobre todo por su alto valor estético. El puente fue erigido en 1355 por orden de Cangrande II de la Scalla.
Visitamos Castelvecchio, un precioso castillo y fortaleza convertido hoy en un museo que merece la pena visitar, no sólo por lo que contiene su interior, que ya de por sí es interesante, si no también por las impresionantes vistas que se tienen desde su interior. Se encuentra junto al río Adigio y era parte del sistema defensivo de la ciudad.
Nuestra siguiente visita es a uno de los monumentos veroneses más importantes junto con el Anfiteatro, se trata de la Basílica de San Zeno Maggiore, considerada, con bastante razón, como una de las máximas glorias de la arquitectura románica. Ha sufrido varias reconstrucciones a lo largo de los años además de ampliaciones en diferentes estilos. Destaca su imponente campanario románico de la primera mitad del siglo XII.
Posee un bello claustro románico porticado que, en estas fechas, estaba adornado con figuras de un gran Belén.
Su interior es espectacular, destaca en el Altar Mayor el tríptico de la Virgen y los Santos, de Andrea Mantegna, así como las figuras que separan el ábside del resto de la nave.
Llegamos hasta el antiguo Convento de los Capuchinos, donde en una sombría Cripta, en un entorno muy bien ambientado, se encuentra el sarcófago de piedra vacío que la tradición indica como la tumba de Julieta, la heroína de Shakespeare.
Pasear por Verona es una verdadera gozada pues vas encontrando a cada paso verdaderas obras de arte, además de disfrutar de rincones encantadores y de su arquitectura típica.
La Iglesia de San Fermo situada cerca de la famosa Via Leoni, se salvó milagrosamente de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Se encuentra muy cerca del río Adigio, en el lugar donde fue martirizado San Fermo, de ahí su nombre.
Se trata en realidad de dos iglesias, una inferior y otra superior. La inferior, de estilo románico, ha sido abierta al culto recientemente y hoy en día se usa también para la celebración de conciertos. La verdad es que es un ambiente único para este tipo de celebraciones, lástima que no pudiésemos asistir a alguno.
En el interior se está llevando a cabo una importante labor de restauración de sus frescos, alguno se conserva en el Castelvecchio.
En plena Via Leoni, muy cerca de la Iglesia de San Fermo, se encuentra un singular monumento de la época romana, la Porta Dei Leoni. Construida a mediados del siglo I a.C., pertenecía al cinturón de las antiguas murallas.
Con tanta visita parece que el apetito empezaba a hacer acto de presencia, así que seguimos caminando en busca de algún lugar donde disfrutar de la exquisita gastronomía italiana, una gastronomía que va más allá de la pizza y la pasta, aunque nosotros elijamos estos platos porque nos resultan muy ricos, jejeje.
Para despedirnos de la comida italiana compartimos una pizza carbonara y una pasta al azafrán que estaba de muerteeee, además nos tomamos una típica bebida italiana, un Spritz y de postre una panacotta ya para salir casi rodando del restaurante.
Antes de marcharnos al aeropuerto, damos una última vuelta por el centro de la ciudad, por la Piazza delle Erbe y por los alrededores del monumento más famoso de la ciudad, el Arena.
Y ahora sí ha llegado el final de este viaje a Verona, una ciudad impresionante en cualquier época del año. Nosotros la hemos visitado en plena época de mercadillos de Navidad, algo que nos apasiona y que seguiremos haciendo siempre que podamos!!!