Dejamos Albuquerque y ponemos rumbo a Gallup, donde se encuentra el histórico hotel «El Rancho» en el que se hospedaban estrellas de Hollywood de la talla de Hohn Wayne, Katherine Herpburn, Spencer Tracy, Kirk Douglas, Humphrey Bogart, etc., sin duda se trata de un lugar con mucha historia y su decoración hace que te sumerjas en un escenario de una película western. Cada una de sus habitaciones lleva el nombre de sus famosos visitantes y en su interior, hay una encantadora tienda de productos hechos por los indios navajos.
Aquí también puedes recoger la firma para el libro de imágenes de la Ruta 66, en esta ocasión nos firmó la encargada de la tienda de souvenirs donde compramos algún recuerdo.
En unos cuantos kilómetros entramos en el estado e Arizona, donde tras tomar la salida 311, visitamos nuestro primer Parque Nacional, «Petrified Forest National Park». A la entrada compramos en la taquilla del ranger el pase anual de los Parques Nacionales que nos acompañaría para el resto de nuestro viaje por el oeste americano y que utilizaríamos en más de una ocasión. Si tenéis intención de visitar más de tres Parques Nacionales ya vale la pena comprar el pase anual.
Quizás no es de los Parques Nacionales más conocidos, pero sus paisajes son espectaculares, a lo largo del recorrido podrás ver troncos de árboles totalmente petrificados, preciosas zonas desérticas en el Paint Desert, sitios arqueológicos y fósiles de hace más de 200 millones de años.
En una zona del Parque hay un pequeño homenaje a la famosa Ruta 66, un vehículo oxidado destaca sobre el paisaje árido convirtiéndose en algo muy, muy fotogénico, o al menos a mi me lo parecía.
A pesar de ser una zona seca, árida y que el calor era bastante intenso, el paisaje que muestra el Petrified Forest es espectacular, sus colores y sobre todo las muestras del paso del tiempo en las rocas y en los árboles.
Salimos del Parque y llegamos a Holbrook, donde se encuentra uno de los hoteles «Wigwam Motel» con las habitaciones en forma de tipi. Hay varios a lo largo de la Ruta 66, pero creo que este es el más famoso. Entre las habitaciones hay también una colección de vehículos antiguos que hacen las delicias de los clientes y de los visitantes que nos acercamos hasta allí, la verdad es que hubiese estado muy bien poder alojarse en él, pero cuando planificamos el viaje ya no tenía disponibilidad, además de que suponía hacer algunos cambios en el itinerario.
Otro punto importante de la Ruta 66 en el estado de Arizona es «Jackrabbit Trading Post», situado tras la salida 269 de la I-40, cerca de Joseph City. Se trata de una pequeña tienda de souvenirs con una original y gigante estatua de un conejo al que te puedes subir. Sus anuncios dicen, «Si no has estado en JACKRABBIT, no has estado en el suroeste».
Seguimos avanzando por la I-40 West y poco a poco el paisaje va cambiando para convertirse en una zona típica de montaña. A media tarde llegamos a Flagstaff, una pequeña y localidad situada cerca de la cresta montañosa más alta de Arizona, lo que hace que el pueblo tenga el encanto de un pueblo típico de montaña.
Como no habíamos comido aún, aprovechamos para sentarnos en la terraza de una pequeña pizzería para comernos una riquísima pizza acompañada de unas cervezas de la zona.
Ya a última hora de la tarde, con una luz preciosa, llegamos a una de las localidades más conocidas de la Ruta 66, Williams. Se trata de un pequeño pueblecito marcado por esta ruta, con una calle principal llena de locales típicos, hoteles encantadores y rincones dignos de escenario de película.
Nosotros nos alojamos en el Canyon Country Inn, situado en una típica casa de madera. El hotel está bastante bien, suficiente para pasar una noche, no una noche cualquiera si no la previa a la visita a uno de los puntos fuertes de nuestro viaje, el Gran Cañón del Colorado, por eso Williams es conocido como «La puerta del Gran Cañón». Me hizo gracia la decoración con ositos de peluche en las habitaciones y en la recepción, en la cual nos trataron amablemente como en todos los lugares en los que nos hemos alojado.
Tras dejar las cosas en la habitación y sin perder más tiempo nos vamos a dar un paseo por sus calles principales, cerca del hotel había una representación de una escena western, el entorno no podía ser mas idóneo.
Después de disfrutar del encanto que ofrece este lugar nos vamos a descansar, al día siguiente nos esperaba uno de los días más emocionantes de todo el viaje, un día en el que descubriríamos una de las maravillas de la naturaleza, el Gran Cañon del Colorado.