Ya estamos en New Orleans!!!A las 6 de la mañana nos hemos puesto en marcha para ir desde New Haven hasta el aeropuerto de La Guardia en Nueva York, donde tomaríamos el primer vuelo con destino Filadelfia, desde donde tras una escala de dos horas, tomamos el segundo vuelo hasta aquí. El vuelo de nueva York a Filadelfia lo hemos hecho en un avión bastante pequeño y el vuelo ha durado solamente 35 minutos, vamos que no nos ha dado tiempo a subir, cuando ya estábamos bajando, jejeje.

Una vez en Nueva Orleans, nada más salir a la calle, puedes ya notar ese calor húmedo, el mismo que se siente en las zonas del caribe. Un taxi nos ha llevado desde el aeropuerto internacional Louis Armstrong hasta el hotel donde pasaremos las próximas noches, el Hyatt Regency, simplemente impresionante. La verdad es que hemos tenido mucha suerte, en la recepción nos ha atendido una chica española para la que ha sido un placer mejorar nuestra reserva, para nosotros también, nos ha dado una habitación superior, en una esquina,  con cama extra grande y vestidor. Cuando hemos entrado en la habitación ya teníamos el mensaje de bienvenida.
Enseguida nos hemos instalado y hemos salido a tener un primer contacto con la ciudad. Siguiendo las indicaciones de la recepcionista española, nos hemos dirigido al French Quarter, el barrio francés, una de las zonas más turísticas de la ciudad, llena de bares, restaurantes, tiendas, una zona que los fines de semana por la noche se llena de gente bebiendo, con los típicos collares del Mardi Gras (el carnaval de Nueva Orleans), música por todas partes, vamos, que hemos llegado en pleno apogeo del barrio. La arquitectura es muy diferente a todo lo que hemos visto en Estados Unidos, quizás pueda parecerse, en parte, a la arquitectura de la Habana o de otras ciudades cubanas, aunque con algunas diferencias, eso sí. 
Antes de ir a cenar, hemos paseado por la Bourbon St, una de las calles más famosas del barrio, donde se concentra el mayor número de bares de copas.

Para cenar hemos elegido el Café Pontalba, junto a la Catedral de la ciudad, hemos pedido un «po boy», un típico bocadillo de marisco, nosotros lo hemos pedido de langosta,  y unas gambas estilo cajún. La denominación de po boy, viene de poor boy, y es que hace años, se metían las sobras de marisco y pescado entre dos trozos de pan y se les daba a los pobres, y hoy en día ha pasado a convertirse en un plato típico de la ciudad, sirviéndose en la mayor parte de los restaurantes. La cocina típica de Nueva Orleans es cocina criolla , es decir, mezcla orígenes españoles, caribeños e hispanoamericano y cocina cajún, cocina tradicional de los descendientes de los desplazados franco-canadienses que fueron expulsados tras la incorporación de los territorios franceses de Canadá a la corona británica.

Esta zona de la ciudad, además de bares y restaurantes, tiene muchas galerías de arte. Volviendo al hotel hemos pasado a un par de ellas para poder ver las obras que exponen, en las galerías hay un poco de todo, pero reconozco que me han gustado bastante, seguiré viendo pinturas estos días mientras Diego asiste a la conferencia.

También hay tiendas muy interesantes y a la vez muy bonitas, como esta que hemos pasado donde vendían, entre un montón de cosas más, unos típicos pralinés que hemos tenido que probar, jejeje.

En cada esquina puedes encontrarte música en directo, una mejor que otra, también es verdad. Creo que esta ciudad no nos va a dejar indiferentes!!!!

See you!!!

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