Los Castellli Romani, una excursión desde Roma

En uno de nuestros últimos días en la Ciudad Eterna, decidimos alquilar un coche y acercarnos hasta las Colinas Albanas, donde se encuentran los conocidos como Castelli Romani, un conjunto de pueblos en los que descubrimos rincones encantadores y desde los que pudimos disfrutar de unas vistas espectaculares. 


Como en las últimas ocasiones, el alquiler lo hicimos con rentalcars y la verdad es que ha funcionado bastante, a pesar de que recoger un coche en la estación de Términi tiene su aquél. Queríamos alquilar un 500, pero como al día siguiente nos íbamos al aeropuerto con tres maletas grandes, más mochilas, no teníamos muy claro de que fuese a entrar todo, así que un Fiat Panda nos acompañó en la excursión!!!
Es una excursión que recomiendo totalmente ya que está a muy poca distancia de Roma, lo mejor para hacerla es alquilar un coche en la estación de Termini y conducir hasta allí, ya que las distancias son muy manejables. Nosotros comenzamos en la estación de Termini donde recogimos nuestro «Pandita» y desde allí,  pusimos rumbo a nuestro primer destino, Castel Gandolfo, situado a unos 20 kilómetros aproximadamente.


Quiero hacer aquí un pequeño inciso, conducir por Italia no es apto para personas que padezcan del corazón, jejeje!!!! 

Aquí pongo el mapa de la ruta que hicimos nosotros y que voy a contar a continuación:


Castel Gandolfo es conocido porque es donde tiene establecida la residencia de verano el papa, aunque según tengo entendido, este último papa no se traslada hasta la villa papal de Castel Gandolfo, si no que permanece en su apartamento del Vaticano, es por eso por lo que este año se ha abierto al público alguna de las zonas de la villa del pontífice. 
Pero Castel Gandolfo es más que la residencia veraniega de papa, es un bonito pueblo a orillas del lago Albano, el más grande de los dos más importantes que hay en la zona. 

Aparcamos fuera del casco histórico (por 1 € cada hora) y entramos directamente a la plaza principal, donde se encuentra el Palacio Apostólico, desde el cual dio su último discurso público el papa Benedicto XVI ante la gente que se había congregado en al plaza. 

En la misma plaza se encuentra la fuente que es obra de Bernini. 

Bajamos por una de sus calles principales, en la que hay bastantes restaurantes y lugares de tomar un café. Todas las tiendas y locales están decorados con mucho encanto y en muchas de ellas hay una bicicleta en la puerta, podéis imaginar que tenía que hacer fotos a todaaaaaaasssss las bicicletas que había a lo largo de la calle, y eran unas cuantas. 

Paralela a esta calle principal, hay otra calle también muy pintoresca en la que también encontramos rincones de esos en los que te quieres quedar. La verdad es que me sorprende y me encanta que en en algunos sitios cuiden tanto los detalles para que las cosas luzcan así de bonitas.  


Quiero una casa con esta ventana y con toda su decoración!!!



Nos acercamos hasta un lugar desde donde hay una vista muy bonita del lago Albano, un lago que se encuentra sobre un cráter volcánico inactivo. 


Allí encontramos un restaurante de esos en los que comer se convierte en un espectáculo y no sólo por la comida que hay en el plato, qué vistas!!!! 

Continuamos con nuestra ruta y nos vamos hasta el cercano pueblo Albano Laziale, que veíamos desde el propio Castel Gandolfo.

Albano Laziale tiene varios edificios importantes, pero nosotros no vamos a ver cada uno de ellos, ni siquiera llevamos plano de cada localidad, nos hemos propuesto disfrutar de ellas de una forma diferente, paseando por sus calles y dejarnos llevar un poco por lo que más nos gusta de cada una, al fin y al cabo en una excursión de un día tampoco da para profundizar mucho en la historia de cada lugar. 
En ella podemos encontrar diferentes restos arqueológicos como la Porta Pretoria. 

También llegamos hasta la Piazza de San Paolo donde se encuentra la iglesia del mismo nombre, aunque cerraron las puertas según llegábamos nosotros jejeje.

Y la famosa Iglesia Rotonda que también encontramos cerrada…. 



Desde Albano Laziale, pusimos rumbo a nuestro siguiente destino, Ariccia, famoso por ser el lugar donde nació la «Porchetta», ese embutido típico elaborado con carne de cerdo asado y deshuesado y que normalmente se toma dentro de un panini. 
Antes de comer, dimos una vuelta por la parte antigua de la localidad. Destaca la Piazza da Corte con la Iglesia de de la Assunta. La plaza es obra del ya conocido Bernini, al igual que el Palazzo Chigi que también se encuentra en la misma plaza y que es sede del Museo Barroco Romano.




En los bajos del Palacio Chigi, se encuentra la Fraschetta Antico Grottino, uno de los mejores lugares de Ariccia donde degustar la famosa Porchetta. Pedimos dos paninis de porchetta que estaban riquísimos!!!!



Después de comer continuamos hasta Genzano, uno de los pueblecitos que se encuentran junto a otro de los lagos de esta zona, el lago Nemi. Este pueblo es muy famoso porque durante el mes de junio se celebra una fiesta conocida como «infiorata» que consiste en llenar las calles de imágenes realizadas con pétalos de flores, la verdad es que tiene que ser precioso a juzgar por algunas fotos que habíamos visto buscando algo de información de estos pueblos. 
Como en los anteriores pueblos, damos un paseo por la parte que nos parece más atractiva. 


Pero a orillas de este lago, la localidad que más nos gustó es Nemi, un pueblo pintoresco con casas de colores que se asoman al lago del mismo nombre. En este lago se encontraron los restos de dos barcos de recreo que el emperador Calígula, en una de sus muchas locuras, mandó construir para pasearse por el lago. Dichas naves eran una «prolongación» de la villa que el emperador tenía a orillas del lago y estaban provistas de todo tipo de lujo.
Tras varios intentos a lo largo de los años para sacarlas a flote, fueron rescatadas entre 1927 y 1929. En esta operación de recuperación de las Naves de Calígula,  el lago Nemi fue desecado, para ello se utilizó un complejo sistema de bombas hidráulicas. 
Después de su recuperación fueron expuestas en el museo que se creó en la propia localidad, aunque desgraciadamente se pudieron disfrutar por poco tiempo, ya que en 1944 un devastador incendio las redujo a cenizas, salvándose sólo los objetos de bronce que se pueden disfrutar en el Palazo Massimo alle Terme que pertenece al Museo  Nazionale Romano.


Desde el pueblo hay unas vistas muy bonitas del lago, que no parece tan grande como para que lo surcaran dos naves de más de 70 metros, pero en fin, parte de las locuras de este emperador que fue asesinado en parte por ello.


Merece la pena sentarse un rato en su plaza y disfrutar del paisaje e incluso comerse un helado elaborado con mermelada de fresas que son muy típicas en este lugar.


También es agradable pasear disfrutando de las tiendecitas que exponen sus productos típicos en la calle, en esta época las setas son las protagonistas en muchas partes de Italia y el olor a boletus y trufa inundan el ambiente. Por cierto qué ricos unos tagliatelle que nos comimos con trufa negra, pero ya lo contaré en otro momento!!!


El pueblo es pequeño y lo recorres con facilidad, se puede visitar la Iglesia  de Santa Maria del Pozo, en la que se pueden ver en el techo unos bonitos frescos aunque bastante deteriorados por la humedad, se ve que el dinero no llega igual a todas partes para la restauración.


También en Nemi se podemos ver el Santuario del Santísimo Crucifijo, donde se encuentra el famoso crucifijo de Nemi. En este santuario también hay un convento donde residen los Mercedarios. Lo más destacado de este lugar es el crucifijo realizado en el siglo XVII por el fraile Vincenzo. 


Antes de dejar esta preciosa localidad, nos asomamos a uno de los miradores por última vez, para disfrutar un poco más del paisaje que forman el lago Nemi con alguno de los Castelli Romani, en este caso con una vista de Genzano di Roma. 


Aún nos quedaba luz para ir a visitar otro de los Catelli Romani, esta vez el más alto, Rocca di Papa, que parece estar colgado sobre la colina por la que asoman sus pintorescas casas de colores de su  centro histórico medieval. 
Cuando llegamos hacía bastante fresco, se notaba la altura a la que estaba. Aparcamos el coche y dimos un paseo hasta uno de los miradores que se encuentran en la parte más alta del pueblo desde donde se obtienen las mejores vistas del paisaje. 







Desde allí, a pesar del fresco que empezaba a hacer, disfrutamos de un precioso atardecer sobre los tejados de Rocca di Papa, desde allí se puede ver gran parte de la zona donde se encuentran los Castelli. 


Para terminar de aprovechar el día, nos fuimos al último de los Castelli que visitaríamos, bueno realmente no visitamos el pueblo en sí, si no la espectacular abadía fortificada que se encuentra en Grottaferrata.

La Abadía territorial de Santa María de Grottaferrata fue fundada en el siglo X por San Nilo junto con un grupo de monjes procedentes del territorio bizantino de Calabria que buscaban un lugar para construir un monasterio. Se dice que se les apareció la Virgen en la capilla de Grottaferrata y les indicó que construyeran un templo en su honor, así el monasterio tomó el nombre de la cripta original de la iglesia.  

Como curiosidad, esta iglesia es de rito greco-bizantino, convirtiéndose en un maravilloso punto de encuentro entre la religiosidad griega y la latina. 
El monasterio fue construido en el lugar donde antiguamente se encontraba una villa romana. Lo que hoy es la Capilla de San Nilo, en el interior de la Iglesia del complejo, era el antiguo cementerio donde fue enterrado el propio santo. 

En la abadía hay una biblioteca que conserva más de 1000 manuscritos griegos y latinos únicos en el mundo, así como un gran número de libros de gran valor que tratan de diferentes temáticas, como teología, filosofía, geografía…. Por suerte, la biblioteca se salvó de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, aunque algunos libros guardan parte de la metralla que entró con algunas explosiones y que han mantenido a modo de recuerdo de la historia. 

Llegamos cuando ya se había puesto el sol y visitamos la iglesia nosotros solos, lo que le aportó un halo de misterio y magia al lugar. 




La capilla de San Nilo contiene un gran número de frescos de Domenichino en los que se representan diferentes episodios de la vida del santo.


Y la Capilla Grottaferratta que es la que da nombre a toda la Abadía. 


Así que si estáis en Roma varios días y os apetece escaparos un poco de la ciudad, no dudéis en visitar esta zona porque es espectacular. También se puede llegar en tren a alguno de los Castelli Romani desde la estación de Termini. 


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