Comenzamos el día visitando los Cabos de la península de Crozon, una península en forma de cruz donde la naturaleza es salvaje y espectacular. Acantilados con preciosas formaciones se asoman al mar y dejan ver pequeñas playas que hacen las delicias de los visitantes.
Para ese día teníamos una ruta muy interesante, un día con muchas visitas que debíamos aprovechar bien. La ruta de este día la dividiré en dos relatos para que no quede excesivamente largos, ya que hay tantas cosas y tantas fotos bonitas!!!
La primera parte será un relato de la visita a los Cabos de la Península de Crozon y a una localidad con un puerto de postal, Camaret sur Mer, coincidiendo casi con la mitad de la jornada. En su segundo relato vendrá todo lo que vimos por la tarde, hasta llegar a nuestro siguiente alojamiento. En este segundo relato estarán alguno de los puntos fuertes de la Bretaña.
Empezamos por La Pointe des Espagnols (Punta de los Españoles), un escarpado risco con vistas a «Le Goulet» y a la estrecha entrada de la Rada de Brest, que divisamos justo enfrente.
Su posición estratégica ha hecho el cabo se llenase de fortificaciones y bastiones.
Siguiendo por la costa, llegamos hasta Camaret sur Mer, una localidad con un puerto de postal. En su día fue un importante puerto de pesca de sardinas y langostas, hoy los cascos abandonados de los barcos pesqueros, son el testimonio del declive de la industria pesquera.
En su puerto hay un gran número de cascos de barcos pesqueros abandonados, ese aire decadente le aporta un encanto especial a la localidad, mezclándose estos oxidados botes, con botes nuevos de recreo, formando una estampa única.
En Camaret sur Mer hay que destacar la pequeña Capilla Notre Dame de Rocamadour, una capilla del siglo XII dedicada a los marinos dela localidad que la han llenado de ofrendas en forma de maquetas de barcos, remos, boyas….
Entre los mástiles de los barcos destaca también una torre de ladrillo rojo del siglo XVII conocida como la Tour Vauban una torre defensiva que protegía la entrada por mar a la localidad.
La localidad es bastante pequeña, su calle principal, que es la que da al puerto, tiene un bonito conjunto de casas con fachadas coloreadas, pero lo realmente importante de Camaret sur Mer es su cementerio marino con un gran número de barcos abandonados, así como la pequeña capilla y la torre defensiva.
Saliendo de Camaret sur Mer y siguiendo unas indicaciones (no obstante pongo un pequeño plano para situarlos), llegamos hasta los Alignements de Lagatjar, un conjunto megalítico de los más importantes de Bretaña. Se trata de un centenar de menhires que están dispuestos en tres líneas que se cortan en ángulo recto.
Su particular orientación N 35ºE y S 35º O los relaciona con la astronomía, y más concretamente se asocian con la constelación de las Pléyades.
Continuamos por la costa y nos encontramos sin buscarlo con un Museo Memorial de la Segunda Guerra Mundial, así que allí que paramos a echar un vistazo. Las vistas eran increíbles y encontramos una serie de búnkers y fortificaciones defensivas y un museo con objetos relacionados con esta dura etapa.
Los paisajes son espectaculares y el color del agua increíble, de vez en cuando se ven unas pequeñas calas muy apetecibles para pasar un día tomando el sol.
Un poco más adelante está otro de los cabos que conforman la Península de Crozon, se trata de la Pointe de Pen-Hir, donde se encuentra a la Croix de Penhir, una gran cruz de piedra que rinde homenaje a los bretones caídos durante la Segunda Guerra Mundial.
También aquí disfrutamos de unos paisajes alucinantes. La Punta de Penhir es famosa por una serie de montones de roca conocidos como Tas de Pois (montón de guisantes) que en su origen estaban unidos al resto del acantilado, hoy se encuentran separados y se adentran en el océano creando una vista muy bonita.
Algunos escaladores utilizan estos acantilados para realizar su deporte, sólo con verlos ya me entraba vértigo, madre mía qué valor!!!
El último de los cabos que visitamos es la Pointe de Dinan, un mirador con unas vistas impresionantes al oceáno y con unas formaciones rocosas muy curiosas. Encontramos praderas con brezos en flor y con muchas más florecillas de colores que aún hacían el paisaje mucho más bonito.
Si me tuviese que quedar con uno de los cabos visitados, me quedo con la Punta de Dinan, por sus playas, sus flores, por las vistas tan bonitas y por las formaciones rocosas que se pueden ver allí, aunque una pequeña ruta por toda la península de Crozon es muy recomendable y se ven lugares emblemáticos de la Bretaña.
Debíamos continuar con la ruta que teníamos para ese día si queríamos ver lo que teníamos planeado, pero antes paramos a comer en Crozon, la localidad que da nombre a la península y en la que encontramos una agradable terraza para sentarnos a comer.
Después de comer ya sí que seguimos con nuestra ruta, pero eso será en el siguiente relato!!!