La East Side Gallery, lo mejor del muro de Berlín.

Parece mentira que hace sólo unos años Berlín estuviese dividida por un gran muro que impedía la libre circulación de personas, y digo hace sólo unos años porque es verdad, el muro estuvo desde 1961 hasta 1989, unos días si lo comparamos con otros acontecimientos históricos. Todos conocemos su existencia, pero ¿Por qué se construyó? Seré muy breve en esto. Al término de la Segunda Guerra Mundial, Alemania quedó divida en cuatro sectores, soviético, francés, inglés y estadounidense. En 1949, el sector dominado por los soviéticos quedó bajo la jurisdicción de la República Democrática Alemana RDA, mientras que los otros sectores se unieron bajo una misma jurisdicción, la República Federal Alemana RFA. Pronto empezaron las diferencias, la zona de la RFA empezó a prosperar mientras que la zona de la RDA comenzó a tener problemas económicos, por lo que la población de la parte oriental decidió comenzar a emigrar hacia la occidental en busca de empleo y de mejores condiciones de vida. Este fue el motivo principal por el que en 1961, las autoridades de la RDA decidieron levantar un muro provisional y cerrar la mayoría de los puntos de control que existían a lo largo de la línea que dividía la ciudad. Pronto esta alambrada se convirtió en un muro que en algunos puntos alcanzaba los 4 metros de altura, el cual permaneció en pie hasta el 9 de noviembre de 1989.

Hoy puede visitarse parte de este muro, con una longitud de 1,2 kilómetros se ha convertido en toda una galería al aire libre, se trata de la East Side Gallery, formada por más de 100 murales que fueron pintados en el año 90 por diferentes artistas. 
Se encuentra muy cerca del río Spree, en Mühlenstrase. Merece la pena acercarse hasta allí para ver parte de la historia del país. 

Una de las imágenes más representativas es el Brotherly Kiss de Dimitri Vrubel, el que Leonid Brezhnev y Erich Honecker se funden en un afectuoso abrazo y beso. 
También algunos murales bastante tristes que muestras un Curriculum vitae de los propio muro, donde indican las personas que fallecieron intentando cruzarlo cada año que permaneció en pie. La primera persona que murió intentando cruzarlo fue Günter Liftin, el cual volvía a su casa en la zona occidental después de un día de trabajo en la zona oriental. 
Fueron muchas las familias que quedaron divididas por el muro y que no se reencontraron hasta 25 años después, cuesta imaginarse la de acontecimientos familiares que pudieron perderse por ello.
Caminamos a lo largo de lo que queda del muro observando cada uno de los murales, alguno bastante gracioso, otros más simbólicos…. 

Después de visitar la East Side Gallery, aún nos quedaban unas horas para disfrutar de la ciudad antes de partir hacia el aeropuerto, así que nos fuimos al mercadillo de navidad de la Alexander Platz donde aprovechamos para comer y para ver el famoso reloj mundial «Urania» que se ha convertido en uno de los símbolos de la capital alemana. El reloj fue construido en 1969 y cuenta con las 24 zonas horarias del mundo y con el nombre de las principales ciudades de cada franja horaria. 
Encima del reloj hay un modelo del sistema solar que gira una vez cada minuto  y debajo un mosaico con la rosa de los vientos.  

Y desde allí tomamos el tranvía hasta el hotel para recoger nuestras maletas, debíamos marcharnos al aeropuerto para tomar nuestro avión de regreso a casa. 
Éramos conscientes de que nos habían quedado cosas por ver en la ciudad, pero así tenemos la excusa para volver….

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