Hoy teníamos que llegar a la ciudad de Torun, pero antes queríamos parar a ver alguno de los castillos de la orden teutónica más famosos de Polonia.
También queríamos conocer alguna ciudad costera del norte, así que a primera hora de la mañana dejamos la preciosa ciudad de Gdansk para continuar con nuestro recorrido.
Sólo nos desplazamos 12 kilómetros hasta la localidad de Sopot, la primera que se encuentra hacia el norte y que forma parte de una gran urbe denominada Trójmiasto, formada por Gdansk, Sopot y Gdynia.
Sopot es una ciudad de veraneo cuya población aumenta considerablemente durante esos meses, los turistas, del propio país y de otros, llegan buscando playas y casinos sobre todo.
Si hay algo por lo que es famosa esta localidad es por su muelle, conocido como «Molo», el cual se adentra 500 metros sobre el Báltico convirtiéndose en el más largo de Europa y ofreciendo unas vistas espectaculares.
Merece la pena bajar hasta la arena y ver la sucesión de troncos de madera que sustentan el muelle, parece mentira que permanezca en pie sólo de esa forma.
Para entrar en el Molo hay que pagar una entrada de aproximadamente 2€, de esta manera puedes andar sobre él y llegar hasta el final del mismo, desde donde las vistas sobre el Báltico son impresionantes.
Al norte del muelle se encuentra el Gran Hotel y la zona de balnearios que dieron origen a la ciudad de Sopot como lugar de veraneo.
Por la calle principal de la localidad, Montecassino, que sale desde el mismo muelle, llegamos a un edificio que queríamos ver y que resulta bastante curioso, Krzywy Domek, la casa Torcida de Sopot. Sus creadores Szotynscy y Zaleski se inspiraron en ilustraciones de cuentos de hadas.
Volvimos a por el coche para continuar con la ruta, aún teníamos bastantes kilómetros por delante y queríamos ver al menos dos castillos de la Orden Teutónica, sobre todo el más importante, el de Malbork.
En Malbork se encuentra la mayor fortaleza fundada por los Caballeros de la Orden Teutónica, una orden religiosa y militar que se fundó durante la época de las Cruzadas. El castillo llevaba el nombre de Marienburg, ya que la Virgen María era la patrona de esta orden.
Es el castillo gótico más grande del mundo construido con ladrillo, y es uno de los más impresionantes de este tipo, gótico báltico, de Europa, por todo ello le ha valido el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad en 1997.
Se construyó para ser la capital de la Orden y tenía capacidad para más de tres mil soldados. Contaba con la peculiaridad de tener un sistema de calefacción basado en las antiguas termas romanas, de esta manera el frío del norte de Polonia era más llevadero.
Nuestra visita coincidió con un mercadillo medieval lleno de puestos de comida, bebida y recuerdos de esa época, lo que convertía la entrada al interior del castillo en una espera demasiado larga debido a la gran cantidad de gente que se había acercado hasta allí. Así que decidimos ver sólo el exterior del castillo, que tiene para bastante, y disfrutar también del mercadillo que habían instalado.
Aquí dejo la web del castillo para obtener más información sobre visitas, parking, precios de las entradas, etc.
Antes de marcharnos, cruzamos el puente sobre el río Nogat para tener las mejores vistas del Castillo.
Continuamos nuestro camino y ponemos rumbo a Gniew, una tranquila y pequeña localidad en la que destaca su castillo, también de los Caballeros de la Orden Teutónica y en el que suelen hacerse representaciones de torneos medievales.
Primero dimos un paseo por las calles de la localidad, unas calles con casas de fachadas de colores que le daban bastante encanto a la ciudad.
Enseguida nos vamos a ver la fortaleza más poderosa de la Orden Teutónica, el castillo de Gniew, el cual fue construido entre el siglo XIII y el XIV fue sede del convento en los tiempos de dominio de la orden. Es de planta cuadrangular y durante una época fue usado como cárcel.
En el recinto del castillo se celebran torneos medievales durante los fines de semana del verano, por ello hay una zona de cuadras donde están los caballos que se utilizan para dichos torneos.
Se puede pasar al interior para ver su gran patio y otras salas, e incluso tomar un café en su cafetería y aprovechar para organizar un poco el resto del día.
Después de esta visita intentamos ir hasta una localidad que se encuentra al otro lado del río Vístula, pero la forma de cruzarlo nos detiene, ya que retrasaría bastante nuestra llegada a la ciudad de Torun, y nosotros riéndonos del GPS porque decía que a 100 metros cogiésemos el ferry, jejejeje.
Al menos las vistas eran muy bonitas!!!
Ponemos rumbo hacia la ciudad que vio nacer al astrónomo Copérnico, Torun, a la que llegamos ya de noche después de un largo trayecto por carretera en la que encontramos más de un atasco, en esos momentos nos alegramos de no haber subido a la barca……
En la próxima entrada hablaré sobre la bonita ciudad de Torun!!