Dado que Erfurt es una ciudad muy turística en esta época de adviento, los precios de los alojamientos eran muy caros, así que pasamos la noche en un hotel a unos kilómetros de la ciudad, teniendo coche para moverte esto no supone ningún problema. Antes de volver a Erfurt decidimos visitar la cercana Arnstadt, un pequeño pueblo en cuya iglesia trabajó Johann Sebastian Bach como organista desde 1703 a 1707. La familia del compositor vivió en los alrededores de esta pequeña población. Hay quién piensa que fue en ese período en el que Bach trabajó allí, cuando compuso su famosa obra Tocata y fuga en re menor.
Era muy temprano y los puestos del mercadillo estaban aún cerrados, además la iglesia tampoco había abierto aún sus puertas. Nos interesaba bastante ver dónde había trabajado este genio de la música, así que decidimos esperar un poco a ver si abrían. Por suerte apareció un señor que amablemente nos invitó a entrar al interior y nos contó un poco acerca de esta iglesia, la Bachkirche en honor al compositor. La verdad es que fue emocionante poder ver el órgano, construido en 1703, en el que tocó el mismísimo Bach, aunque el que se puede ver actualmente fue reconstruido en el año 2000.
Después de esta visita, volvemos nuevamente a Erfurt para disfrutar un poco más del impresionante mercadillo de Navidad.
Nuestro siguiente destino es Eisenach, la ciudad natal de Johann Sebastian Bach. Antes de ir a la ciudad, visitamos el Wartburg, una de las fortalezas más bonitas de la Edad Media Europea. Está situada sobre un promontorio al que nosotros accedimos a través de un empinado paseo entre un frondoso bosque. El coche tuvimos que dejarlo en unos aparcamientos habilitados a los que luego puedes llegar en autobús. En ella residió el Reformador Lutero entre 1521 y 1522, período en el que tradujo el Nuevo Testamento al alemán. La fortaleza está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por su valor histórico.
El castillo de Wartburg fue fundado en el año 1067 y ha sido ampliado a lo largo de los siglos hasta convertirse en el imponente complejo fortificado que podemos ver.
Nuestra visita coincidió con la celebración de una fiesta medieval, con actuaciones, puestos de comida, música en directo…. Aprovechamos para comer allí mismo unas alitas de pollo hechas en el fuego que estaban buenísimas.
Bajamos del castillo en busca del autobús que nos llevaría hasta el aparcamiento donde teníamos nuestro coche, en la parte final de la bajada nos encontramos con el que para mí era sin lugar a dudas el auténtico Papá Noel, un señor bastante mayor que alegraba a todos los que pasábamos por allí con su organillo. Nos quedamos un rato escuchando el soniquete, no por la música en sí, si no por lo entrañable que resultaba «Santa». Para mí es una fotografía a la que tengo mucho cariño, una imagen que para mí transmite espíritu navideño del de verdad.
Desde el castillo nos fuimos hasta el centro de Eisenach, que se encuentra a muy poca distancia, para disfrutar también de su agradable y coqueto mercadillo de Navidad. Al igual que en la vecina Erfurt, aquí también había instalada una noria y tampoco quisimos desaprovechar la ocasión para disfrutar de unas bonitas vistas, así que allá que nos subimos!!
Desde Eisenach pusimos rumbo al aeropuerto de Frankfurt, desde donde salía nuestro avión de regreso a casa.
Sin duda la ciudad de Erfurt ha sido de lo mejor de este viaje, sobre todo habiéndola visitado en esta época del año en la que el impresionante mercadillo de Navidad instalado delante de su catedral, le da mucho más encanto del que ya posee la ciudad en cualquier época del año.