Visitando el Viejo Montreal

El que piense que Montreal es una ciudad de paso, una ciudad aburrida, está totalmente equivocado. A nosotros nos recibió una ciudad con un ambiente increíble, edificios preciosos, restaurantes de todo tipo y una gente amigable, una ciudad perfecta para comenzar nuestra ruta por el este de Canadá, un país enorme del que hemos sólo conocido una pequeña parte y al que ya estamos deseando volver. 


DIA 1
Llegamos a Montreal a media tarde en el autobús 747 desde el aeropuerto y tras dejar las cosas en nuestro precioso apartamento reservado con Airbnb (podéis verlo en el post de hoteles), salimos ansiosos a dar un paseo por la Rue Sainte Catherine que teníamos a cinco minutos del alojamiento. 
En esta calle hay un gran número de tiendas y restaurantes por lo que podéis imaginar el buen ambiente que había por allí. 

El ticket que compramos para el autobús que nos llevó del aeropuerto al centro de Montreal costaba 19$ por persona y durante tres días teníamos el transporte por la ciudad incluido.

Después de situarnos un poco, y ya anocheciendo, buscamos un lugar para cenar, nuestra primera cena en Canadá fue en el Burger Bar, un par de cervezas IPA y una hamburguesa. El cansancio empezaba a hacer acto de presencia y decidimos irnos a descansar a nuestro apartamento para estar a tope al día siguiente. 

DIA 2

Como suele siendo habitual por el jet lag, nos despertamos bastante temprano, así que salimos del apartamento pronto. 
Este día lo dedicamos a visitar el Centro histórico de la ciudad, para llegar hasta allí recorrimos la animada Rue Sainte Catherine. 


Nuestra primera parada fue la Catedral Marie Reine du Monde, la tercera iglesia más grande la región de Quebec. En cuanto estás delante de este gran edificio, rápidamente te trasladas a Roma… ya que es una copia de la Basílica de San Pedro del Vaticano. 


Su construcción reemplazó la antigua Catedral de St Jaques que fue destruida tras un gran incendio que asoló la ciudad de Montreal en 1852. 
En la fachada de la Basílica no se encuentran los doce apóstoles como en la del Vaticano, si no trece estatuas de los santos patrones de las trece parroquias de Montreal.

Su interior es impresionante, incluso podemos ver una reproducción a escala del Baldaquino creado por Bernini para el templo romano. 

Seguimos el paseo y llegamos hasta una de las plazas más famosas de la ciudad, la Plaza de Armas en la que se encuentra una de las joyas de Montreal, la Basílica Notre Dame. 

La Plaza de Armas se encuentra en el Viejo Montreal y alrededor de ella podemos ver alguno de los edificios más notables de la ciudad. 


Es una de las plazas más bonitas de la ciudad y su nombre se debe a que allí tuvieron lugar varios acontecimientos militares, hoy en día esos actos se han sustituido por músicos callejeros que dan un ambiente perfecto al lugar. Merece la pena sentarse un rato a observar todo lo que allí acontece. 

La escultura que se encuentra en el centro es de Paul Chomedey de Masinonneuve, fundador de la ciudad de Montreal. A su espalda se encuentra el edificio del Banco de Montreal, un precioso edificio con columnas en su fachada. 

A un lado de la plaza se encuentra un edificio de ladrillo de color rojizo, el New York Life Building, fue el primer rascacielos de la ciudad y se construyó entre 1887 y 1889.



La Plaza está dominada por la imponente Basílica Notre Dame, un imprescindible en la visita a la ciudad. 
Fue construida en estilo neogótico en 1829 en el antiguo solar de una pequeña iglesia.
Para visitarla hay que pagar un ticket de 6$ y si lo deseas, puedes hacer una visita guiada o hacerlo por tu cuenta que es lo que nosotros hicimos. 
El interior es impresionante, por momentos me recordó a la Sainte Chapelle de París. 
Como curiosidad, aquí se casó Celine Dion en 1994. 


Justo al lado de la Basílica de Notre Dame se encuentra el antiguo Seminario de Saint Sulpice, el segundo edificio más antiguo de la ciudad fundado en 1687 y donde aún hoy en día residen misioneros de la orden de San Sulpicio. 


Aprovechamos para hacer un breve descanso e ir a tomar algo al Café Tommy que se encuentra en el número 200 de la Rue Notre Dame, muy cerca del viejo seminario. 

Continuamos nuestra ruta por Rue Notre Dame hasta la Plaza Jacques Cartier, una de las más animadas del Viejo Montreal. Artistas callejeros, puestos de artesanía, terrazas… todo se mezcla en este espacio en el que encontramos un ambiente ideal. 
Al inicio de la plaza encontramos el Hotel del Ville, el Ayuntamiento de Montreal, un edificio construido entre 1872 y 1878, aunque fue reconstruido en 1926 por los daños producidos por .un un gran incendio


Desde esta plaza sale la Rue St Paul, una de las calles más bonitas de Montreal, con restaurantes chulos y tiendas donde perderse un poquito también. 

Entramos al Bonsecours Market (el edificio con la preciosa cúpula plata) en busca de un lugar para comer. En este edificio además hay muchos puestos de artesanía y de productos típicos canadienses. 

Comimos en el interior del mercado en el Cafe das Arts, una ensalada, un sándwich y un par de limonadas por 31 $. 


Desde allí nos fuimos hasta el Puerto Viejo, una zona que se ha transformado en un parque y área recreativa en torno al río San Lorenzo. Se pueden hacer circuitos en barco, patinar o subir a la noria que domina el espacio.


Desde allí se puede llegar paseando hasta la Torre del Reloj, una torre blanca construida en 1922 y que simboliza la entrada al Viejo Puerto de Montreal y que conmemora a los marineros canadienses muertos en la Primera Guerra Mundial. El reloj de la torre fue construido en Inglaterra y tiene un mecanismo muy parecido al del famoso Big Ben. 


Desde el Puerto Viejo, mirando hacia la otra orilla del río San Lorenzo, se puede ver un complejo de viviendas llamadas Habitat 67, diseñado por el arquitecto israelí-canadiense Moshe Safdie que lo comenzó como un proyecto para su tesis doctoral de arquitectura y que posteriormente se levantó como pabellón para la Expo del 67.


Nos vamos paseando hacia Chinatown donde siempre se pueden ver cosas curiosas y diferentes. 
Aunque  el Barrio Chino de Montreal no es tan grande y numeroso como el de otras ciudades americanas, se puede ver una muestra de la arquitectura y gastronomía asiática.



A continuación de Chinatown nos encontramos con el Quartier des Spectacles, Quartier Latin y Le Village. 
El Quartier des Spectacles, Barrio de los espectáculos, es una de las zonas más animadas de la ciudad, en él se pueden encontrar un gran número de teatros, cines y plazas animadas donde disfrutar del buen ambiente de esta ciudad en el verano. 

El Quartier Latin tiene un ambiente diferente, al albergar la Universidad de  Quebec en Montreal, es un ambiente estudiantil con locales alternativos, mucho arte callejero. Su nombre hace referencia al Barrio Latino de París donde en el siglo XVIII se instalaron un gran número de estudiantes que recibían sus clases en latín. 

Merece la pena pasear por él y disfrutar de los preciosos murales que adornan las fachadas de los edificios. 


Y llegamos al Village, un barrio donde el color inunda las calles, donde los músicos callejeros ponen banda sonora, donde la bandera multicolor está por todas partes. 
Nos gustó muchísimo pasear por su calle principal, Rue Saint Catherine,  bajo un cielo de bolas de colores!

Antes de 1970 era un barrio pobre de personas trabajadoras, pero fue a partir de esos años cuando empezó a ser ocupado por la comunidad gay de Montreal  que empezaron a instalar comercios propios y dando una nueva vida al barrio. 


Llegamos hasta el final de la calle y desde allí volvemos en metro hasta la parada Guy-Concordia, la más cercana al lugar donde íbamos a cenar esa noche. 
El lugar elegido es donde dicen que preparan los mejores dumpling de la ciudad, el local está en Rue Saint Catherine, muy cerca de donde estaba nuestro apartamento,  y se llama Sammi & Soupe Dumpling . Probamos dos tipos de dumpling y nos encantaron, están buenísimos!!!


Y después de cenar nos fuimos al apartamento a descansar, aún nos quedaban muchos días por delante!

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