Día 3. SoHo, Tribeca, Chinatown y Dyker Heights

Comienza un nuevo día en el que tampoco nos ha hecho falta el despertador, hoy dejamos el Midtown y nos vamos a recorrer otras zonas de la ciudad. Bajamos a desayunar y ponemos rumbo a la estación de metro para dirigirnos directamente hasta el barrio del SoHo
SoHo es el acrónimo de South of Houston y en los últimos años se ha convertido en uno de los barrios más populares de Nueva York.
Hasta la primera mitad del siglo XX este barrio era una zona industrial que no gozaba de muy buena fama. Fue a partir de 1970 cuando esas factorías se fueron convirtiendo en loft, en tiendas…., manteniendo esa estética industrial que lo hace tan encantador. Pronto muchos artistas, atraídos por los alquileres bajos, se trasladaron hasta allí y le dieron un aire especial a este barrio, un barrio que aún conserva las escaleras de hierro y muchas estructuras de este material más propio de lo que fueron en un primer momento las construcciones. 


Este paseo por el SoHo también nos sirvió para fijarnos en algunos edificios singulares que pueden pasar desapercibidos si no llevas una referencia de ellos. 
Estando en la calle Broadway, el primero al que nos dirigimos fue al Little Singer Building, una joya del Art Nouveau que fue de los primeros rascacielos acristalados. Su nombre se debe a que albergaba oficinas de la Singer Corporation, el célebre fabricante de la máquinas de coser. Lo de little le venía porque era más pequeños que los otros dos edificios que la firma tenía en Nueva York. Su construcción comenzó en 1903 

Se encuentra en el número 565 de Broadway St y merece la pena pararse un rato delante y admirar su espectacular fachada. 

Merece la pena pasar a la Apple Store de esta zona, es enorme!!! Siempre nos gusta juguetear un ratito con los cacharros de apple jejeje.


Aunque no teníamos aún hambre, no podíamos estar por la zona y dejar pasar la oportunidad de comernos un cupcake de Georgetown, para mí, uno de los mejores de la ciudad. Pedimos un red velvet rudoph y uno especial de navidad, ambos estaban buenísimos. El local de Georgetown Cupcake está en 111 Mercer St. 


Otro de los edificios destacados en esta zona es el Haughwout Building, un gran centro comercial para la alta burguesía neoyorquina… Como curiosidad, fue el primer edificio comercial en instalar ascensores allá por el año 1857.




Esta zona del SoHo me encanta, sus fachadas con las escaleras de hierro, las tiendas molonas y también su arte callejero, no hay que dejar de mirar a todas partes jejejeje 



Nos vamos al vecino barrio de TriBeca (Triangle Below Canal St), un barrio de cine por excelencia. Paseando por sus calles podemos encontrar galerías de arte, tiendas con encanto… Se ha convertido en un barrio bohemio en el que se han mudado a vivir muchas celebridades, con el consiguiente encarecimiento de su alojamiento, vaya!! ahora que íbamos a comprar un apartamentito allí jajajaja. 
En Nueva York suele pasar que cuando un barrio se pone de moda, todo allí se encarece, por lo que hay que buscar otro para vivir, eso le pasó a Tribeca cuando el barrio del SoHo estaba en auge y los alquileres subieron desmesuradamente. Así Tribeca adoptó a intelectuales, artistas, bohemios, etc., dándole al barrio un ambiente molón.


En este barrio también encontramos la Gideon Tucker House, situada en el 2 White St, uno de los edificios históricos y emblemático de la ciudad. Se encuentra en el registro de lugares históricos de la ciudad desde 1966.
Esta construcción data de 1809, año en el que se hacían construcciones de estilo federal, sin embargo, el arquitecto que dirigió esta obra quiso hacerla bajo un estilo holandés del siglo XVIII, para su residencia.   Está construida en madera y ladrillo y la parte de abajo siempre ha sido comercial, desde  una licorería, un bar, etc.,  hasta que a mediados de los años 2000 se instaló una tienda de la marca J.Crew que permanece en la actualidad. 

Una de las localizaciones de cine más famosas que podemos encontrar en Tribeca es el Cuartel de los Cazafantasmas, aunque en el momento de nuestra visita estaba totalmente en obras el edificio, aún así en el suelo se puede ver de lo que estamos hablando…
Se encuentra en 14 N de Moore St. 


Otro lugar famoso es Brandy Library, se encuentra en el 25 N Moore St, muy cerca de la localización anterior y un bar biblioteca al que nos hubiese gustado entrar, pero en el momento que pasamos por allí estaba cerrado. 



Antes de dirigirnos hacia Chinatown, paramos a tomar una limonada en uno de esos lugares típicos americanos que nos encantan con taburetes en la barra y decoración vintage y que nos recuerdan a nuestro viaje por la Ruta 66 y la Costa Oeste. 
El lugar se llama Square Dinner, está en 33 Leonard St y allí nos tomamos dos limonadas de las de verdad!! 


En un corto paseo llegamos hasta Chinatown. Da igual las veces que visite este barrio, nunca deja de sorprenderme, es como estar en otro país sin haber salido de Manhattan. 

Nos encanta perdernos por sus calles y ver sobre todo los comercios, hay un montón de productos asiáticos que seguramente no se vendan en ningún otro lugar de Nueva York. En ese barrio vive una de las comunidades chinas más importantes del mundo (fuera de China claro) y algunos mantienen intactas sus tradiciones. 

En medio de ese entramado de calles y comercios, aún puede verse la pequeña Little Italy, y digo pequeña porque cada vez lo es más. Chinatown sigue creciendo y engullendo todo lo que se encuentra a su paso. 
Si queréis comer en un restaurante italiano en Nueva York, el Little Italy encontraréis bastante variedad, algunos aún regentados por italianos de los de verdad, jejeje. 

Chinatown surgió en Mott St, donde empezaron a agruparse los inmigrantes chinos que bajo la ley Chinese Exclusion Act, tenían prohibido nacionalizarse en los Estados Unidos  lo que les provocaba grandes problemas para trabajar. Poco a poco se fue extendiendo hasta llegar a ser la «pequeña ciudad» que es hoy en día.

Una de los lugares que merece la pena visitar en Chinatown es el Templo Budista Mahayana, en el que podemos ver un Buda dorado de casi 5 metros de altura. 
Se encuentra en el 133 de Canal st, en las cercanías de una de la entrada al puente de Manhattan. 




Había llegado la hora de comer y esta vez habíamos elegido un restaurante en Chinatown, un restaurante donde ya íbamos recomendados (gracias Isa), pero que además encontramos muchos locales y eso siempre es muy buena señal. Se trata del Joe’s Sanghai, donde preparan los dumpling más ricos que hemos comido nunca, sólo de pensar en ellos se me hace la boca agua…..De hecho, dicen que son los mejores de Nueva York, yo, sin probar muchos, me atrevo a decir que sí.


El restaurante está en 9 Pell St, en un callejón de lo más pintoresco!!!

Después de salir de comer y antes de empezar a cruzar el Puente de Brooklyn, decidimos dar un paseo por los alrededores de la entrada peatonal al puente, un lugar donde también hay varios edificios de interés como el City Hall o el Woolworth Building, uno de los primeros rascacielos de Estados Unidos. Hasta 1930 fue el edificio más alto más alto del mundo y su construcción se asemeja a una catedral gótica europea. Para mí es uno de los edificios más «elegantes» de la ciudad. 


Y ya sin entretenernos más iniciamos el camino hacia el otro lado del río Hudson cruzando uno de los puentes más fotografiados y conocidos del mundo, el Brooklyn Bridge

Da igual las veces que lo cruces, siempre te vas a parar y hacer millones de fotos al puente, a las vistas que hay desde allí. 
Siempre recomiendo que el recorrido se haga a última hora de la tarde, cuando aún es de día y ver anochecer desde la zona de Dumbo, ver cómo se ilumina Manhattan es una de las mejores experiencias en la ciudad. 

Al salir del puente y dirigirnos hacia las escaleras de Dumbo para ver las impresionantes vistas,  avanzamos por la calle Washington St y no hay que olvidarse de ver el Empire State enmarcado en el Puente de Manhattan, un secreto que ya no es tan secreto y que a mí siempre me gusta fotografiar. 



Y al llegar a las famosas escaleras, sólo queda admirar las vistas que tenemos ante nosotros, el puente y el skyline de la ciudad forman una de las imágenes más famosas y que podemos ver en muchas escenas de películas, así que aunque sea la primera vez que lo ves, parecerá que ya has estado allí jejejeje. 

Para ir a ver una de las atracciones de Nueva York en navidad, habíamos quedado con Felipe y Victoria, una pareja que conocimos en el aeropuerto y con los que congeniamos perfectamente desde el primer momento (Un beso muy fuerte chicos). 
Esta atracción no es otra que el barrio de Dyker Heights. Se trata de un barrio residencial de Brooklyn en el que cada año cuando llega la época navideña se llena de luces y decoración, pero no una decoración cualquiera, noooooo. Cualquier cosa que puedas imaginar se quedará corta jajaja. Las casas son cubiertas con luces y los jardines se llenan de figuras, algunas incluso con movimiento!!!! 
Hay tour que se pueden contratar para llegar hasta allí, pero hacerlo por libre es muy fácil y más barato, así le puedes dedicar el tiempo que quieras!! Te explico cómo llegamos nosotros:


En la estación de metro Clark St fuimos hasta Borough Hall (ambas de la linea roja 2 y 3), allí hicimos un cambio a la estación de Court St donde tomamos la línea R hasta la parada 86St. Una vez allí fuimos caminando por la 86th St hasta el barrio, las casas más espectaculares se encuentran entre la 82th St y la 86th St y entre la 11th Av y la 15th Av. OJO!! Es importante llegar caminando por la 86th St que es por donde se puede cruzar la autovía!!!!



Parece ser que la culpable de esta tradición es Lucy Spata, una vecina del barrio que en 1986 llenó su casa de adornos y luces de navidad y los vecinos, aunque al principio eran un poco reacios, poco a poco fueron imitando esa decoración…. Hay que reconocer que a algunos se les ha ido un poco de las manos, como a la propia Lucy Spata que ha convertido su casa en lo más parecido a un Toys R us jajajaja. 

Aquí dejo algunas fotos de las casas, que por cierto la mayoría son espectaculares, incluso mansiones con unos jardines preciosos!!!





Des allí fuimos a cenar una hamburguesa a un local cercano y de nuevo al metro para volver a descansar al hotel, había sido una jornada muy intensa y el cuerpo lo empezaba a notar. Aún nos quedaban muchas cosas por disfrutar!!!

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