Mae Salong es una aldea que fue fundada por inmigrantes chinos que dejaron su país por la represión a la que estaban siendo sometidos durante la guerra civil que tuvo lugar en 1949. Aún siguen manteniendo muchas de sus costumbres, incluso utilizan el chino para leer y escribir, de ahí que la mayoría de los rótulos que se ven por el pueblo están en chino.
Una de las cosas por las que es famosa esta localidad al norte de Tailandia, es por sus plantaciones de té, que más tarde visitaríamos. En el pueblo es fácil encontrar un lugar donde degustar un té preparado de la forma tradicional y nosotros no nos lo íbamos a perder.
La dueña de esta tienda de té nos preparó dos tipos, uno con lemongrass y jengibre muy digestivo y el famoso té Oolong, un té muy apreciado por sus propiedades curativas. Mientras lo preparaba nos explicó cómo se cultiva y algunas peculiaridades más sobre este tipo de té tan apreciado por la cultura china.
Volvimos a subir al vehículo y el conductor puso rumbo a no sabemos muy bien dónde…. el caso es que cómo veíamos que él también estaba un poco perdido le indicamos que parase para aclararnos antes de continuar, aunque la comunicación era bastante difícil porque no entendía ni papa jaja. Menos mal que Diego le hizo unas indicaciones sobre un mapa y al final comprendió lo que queríamos.
Al lado de donde paramos, había unas vistas muy bonitas de esa zona.
Una de las cosas más importantes que se pueden visitar en Mae Salong es el Wat Santikhiri, el templo principal del lugar que culmina con una gran pagoda en lo alto de la montaña y que es visible desde diferentes lugares de esta zona.
Nosotros decidimos subir andando los 718 escalones que hay hasta la pagoda Sinakarintra Slit Mahasantikhiri, el camino no es de rosas, ya lo aviso.
Cuando llegas hasta la Pagoda, las vistas del valle te hacen olvidar el cansancio del ascenso!!!
Después de un rato alucinando con las vistas, pasamos al interior de la pagoda y decidimos comenzar el descenso antes de que la lluvia hiciese acto de presencia nuevamente.
Antes de ir a buscar al conductor, compramos un poco de fruta en uno de los puestos que encontramos, preferíamos no parar ahora a comer y seguir hasta el siguiente destino.
Nuestra última parada en esta zona de Mae Salong fue en una de las plantaciones de té de la zona, allí pudimos entrar en las instalaciones y caminar entre los campos, el paisaje era espectacular.
Nuestro siguiente destino del día fue el conocido Triángulo de Oro, una zona donde hace años se cultivaba opio de forma casi descontrolada y las mafias campaban a sus anchas debido a la gran demanda de esta sustancia.
Fue la familia real la que intervino para que este cultivo de opio desapareciese y se sustituyese por otro tipo de cultivo, principalmente por campos de té.
El nombre le viene no sólo por la fortuna que se hizo en su momento con el tráfico de opio, si no porque en ese lugar se encuentra la frontera de tres países, Tailandia, Laos y Myanmar.
El río Mekong, uno de los más largos del mundo, es muy importante en esta zona.
Cuando llegamos estaba diluviando y tuvimos que esperar un buen rato a que dejase de llover y poder salir.
Por 500THB hicimos una excursión en una barca hasta el lado de Laos donde tomamos tierra y bajamos a una especie de mercadillo que, aunque aparenta ser un mercado tradicional, es un mercado sin ningún interés, no nos gustó nada ese lugar ni los productos que ofrecían.
De nuevo nos montamos en la barca y volvimos hasta el embarcadero donde está el mirador el Triángulo de Oro, en la parte de Tailandia.
Aunque las vistas del río Mekong y el paisaje que se ve allí sí merece la pena, la excursión al Triángulo de Oro es totalmente prescindible desde nuestro punto de vista, al menos nosotros no supimos encontrar el encanto del lugar.
Dimos por finalizada la visita y volvimos a por nuestro conductor. Regresamos a Chiang Rai, donde pasamos por el hotel a ducharnos y dejar las mochilas y salimos a cenar al Night Bazaar.
Cenamos en los puestos del mercado y nos despedimos de Chiang Rai con un masaje, después de un día bastante intenso y de la subida a la la pagoda en Mae Salong, nos vino de maravilla.
Volvimos al hotel a rehacer las mochilas, al día siguiente volábamos al sur, tocaba pasar unos días de playa y relax en la zona de Ao Nang!