¿Pero quién ha activado el botón de acelerar el tiempo? Es la sensación que tengo estos días, que el tiempo está pasando demasiado deprisa.
Esta mañana he salido a pasear y pensaba en la cantidad de cosas que hemos hecho cotidianas en estos cinco meses aquí y que, sin embargo, fueron toda una novedad en el momento en que llegamos. Los autobuses escolares, llevar sólo dólares en la cartera, comprar la leche por galones, que te pidan la identificación cuando compras cerveza en un supermercado jejejeje, eso es una de las cosas que más voy a extrañar, la verdad es que me gusta que duden si tengo más de 21 años, y muchas otras cosas que han formado parte de nuestro día a día en esta experiencia.
Espero que no se me haya olvidado cómo usar alguno de nuestros objetos básicos, como por ejemplo la fregona, porque aquí es muy difícil encontrar una fregona, en el apartamento tenemos algo parecido a una mopa que le puedes añadir agua para limpiar un poco más, pero lo que es una fregona con sus «flequitos», pues no. Tampoco sé si ahora de repente me va a dar miedo dormir en absoluta oscuridad, porque aquí el tema persianas tampoco se lleva mucho, ahora al menos ya amanece a una hora algo más razonable, pero hemos tenido semanas que a las 4.30am ya había luz suficiente para que los pajaritos empezaran su concierto matutino, aunque creo que nos hemos acostumbrado a ellos y ya no nos despiertan.
De lo que estoy segura es de que vamos a echar de menos bastantes cosas de esta experiencia, una de esas cosas, aunque parezca insignificante, serán seguro los botes de pickles americanos, que por cierto nos hemos comido unos cuantos, aunque quizás allí los encontremos igual de buenos y si no, pues nos conformamos con los pepinillos en vinagre de toda la vida. Aquí en cualquier supermercado puedes encontrar muchísima variedad de botes de pickles, enteros, por mitades, por cuartos, aliñados de diferentes maneras, kosher, etc.
También voy a echar de menos la simpatía de los dependientes en las tiendas, me explico, no me imagino cuando una vez allí, llegue a la caja del supermercado y la cajera me diga qué tal estoy, si he encontrado todo lo que necesitaba en su establecimiento y sobre todo que pase un buen día, son fórmulas que aquí utiliza todo el mundo y la verdad es que se agradecen bastante.
Una de las cosas que desde luego no voy a echar nada de menos es el tema propinas en los restaurantes, tener que sumar obligatoriamente entre un 15% y un 20 % a la cuenta es algo a lo que cuesta acostumbrarse, claro que también los camareros se esfuerzan bastante para que el servicio sea lo mejor posible y así ganarse el «tip».
Una de las vistas de las que más me voy a acordar cuando piense en este lugar es Library Walk, el pequeño paseo peatonal que hay desde York St hasta High St pasando entre los colleges, esa vista de la Harkness Tower es sin duda de las más emblemáticas de todo el Campus y por ello se ha convertido en una de mis preferidas. Aunque ya he puesto alguna foto de este precioso lugar, comparto alguna más.
Esta tarde, mientras dábamos un paseo por Chapel St antes de cenar, nos hemos fijado en una bicicleta bastante decorada que tenía un curioso cartel, no está nada mal avisar a posibles amigos de lo ajeno!!!, me ha parecido bastante gracioso.
Hemos cenado en el Temple Grill, y el pulled pork estaba buenísimo!!! Ya he copiado la receta de uno de los libros de cocina que Holy tenía en el apartamento para intentar prepararlo allí.
Have a good night!