De Karlskrona a Ystad, un recorrido por el sur de Suecia

Después de haber dejado la preciosa isla de Öland, llegamos a Karlskrona  una bonita ciudad del sur de Suecia que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la excelente colección de arquitectura naval, considerada la mejor conservada de europa. Pero además de eso, también tiene una enorme plaza central, la Stortorget, la más grande de todo Suecia, donde se encuentra el ayuntamiento, la Trefaldighetskyrkan (ahí va eso) o iglesia de la Santísima Trinidad cuya arquitectura recuerda al Panteón de París y la Fredrikskyrkan, un típico templo barroco del siglo XVIII.

En el centro de la plaza se encuentra la escultura de Karl XI, el fundador de la ciudad.

Antes de buscar un sitio para comer, estuvimos dando un paseo por sus calles, bastante agradables y con una arquitectura típica nórdica. Al igual que en otras ciudades visitadas en este viaje, en Karlskrona también abundan las tiendas con decoración de estilo nórdico, y también dedicamos un ratito a disfrutar de ellas. La verdad es que no sé si será por el frío que pasan durante gran parte del año, o cuáles serán los motivos que les llevan a ser tan cuidadosos en esto de la decoración, pero a mí me encanta.

Llevábamos ya varios días de ruta por Suecia y aún no habíamos comido ningún plato de Köttbullar, esas ricas albóndigas acompañadas de puré de patata y mermelada de arándanos, pero es que la verdad es que no las habíamos encontrado en ningún restaurante, así que cuando paseando vimos uno con esa palabra escrita en su menú, no nos lo pensamos dos veces y allí nos metimos, acertamos de todas, todas, porque estaban riquísimas, eran unas albóndigas no muy grandes y jugosas acompañadas de patatas hervidas y una rica mermelada de uno de sus frutos típicos por excelencia, arándanos rojos. 
Seguro que más de uno las ha probado en Ikea, pero puedo asegurar que éstas que comimos en Karlskrona no tienen nada que ver con las que sirven en esta tienda.
Después de comer fuimos paseando hasta la zona donde se encuentran los edificios navales que le han dado a la ciudad la declaración de Patrimonio de la Humanidad, además de por la conservación de su trazado urbanístico. Algunos de estos edificios navales aún siguen en uso después de 300 años desde la fundación de la ciudad. Aquí se encuentra el Museo Naval, una de las atracciones de la ciudad, un gran edificio que se extiende sobre el agua y que guarda una importante colección de objetos navales. Desgraciadamente llegamos cuando ya habían cerrado sus puertas, así que nos tuvimos que conformar con ver las instalaciones del exterior.


El Museo Naval se encuentra en la isla de  Stumholmen (Karlskrona es una ciudad formada por un conjunto de pequeñas islas), donde se encuentran además otros edificios navales de interés así como una pequeña playa y un faro.

En esta zona se encuentra también la segunda plaza más importante de la ciudad, la Fisketorget, donde puede verse la estatua conocida como » Fiskargumman» (la mujer del pescador), en homenaje a todas las mujeres que llegaban en barca desde las islas para vender el pescado a los habitantes de la ciudad.


En Karlskrona también se encuentra la iglesia de madera más grande de Escandinavia, la Amiralitetskyrkan data de 1685 está construida en madera pintada de un característico color rojizo propio de muchas construcciones en este país. En la puerta de la Iglesia se encuentra el «Gubben Rosembon», se trata de una original caja de limosnas con forma de estatua de un mendigo pidiendo, bajo su sombrero pueden depositarse las monedas que después serán recogidas para dedicarlas a obras de caridad.

El Bastion Aurora, un bello edificio de color rosado y blanco, es la residencia del gobernador de la ciudad. Forma parte de la antigua muralla original de la ciudad, la cual la dividía en zona civil y zona militar, hoy en día es una importante sala de conciertos.

Después de un intenso día, volvemos al hotel, el Clarion Collection Karlskrona donde tenemos incluida la cena con el precio de nuestro alojamiento, es una pasada de hotel, no sólo por el diseño de sus instalaciones, sino también por el trato y por la ubicación. Dejamos las cosas en la habitación y nos vamos a un gran salón acristalado a disfrutar de una rica cena buffet. Tras la cena toca nos vamos a descansar, al día siguiente continuábamos con el penúltimo día de nuestra ruta por Suecia.

Al día siguiente nos levantamos temprano y, tras desayunar, nos ponemos en marcha continuando con la ruta que teníamos programada. Paramos en la localidad de Karlshamn, donde estaban instalando un mercado en su plaza principal. El día ha amanecido lluvioso y fresco, la verdad que para ser mediados de septiembre la temperatura es ya más bien fría, 10ºC marcaba un termómetro que vimos en una calle de esta localidad. Aún así dimos un agradable paseo por ella.

Continuamos hasta llegar a Ahus, lugar donde se encuentra la fábrica del famoso vodka Absolut, que fabrica medio millón de botellas diariamente desde hace más de 400 años. En la puerta de la factoría se encuentra una enorme  escultura en forma de botella de este licor. La botella en la que se comercializa este vodka, está inspirada en una antigua botella de farmacia sueca y se ha convertido en todo un símbolo.
El vodka Absolut sólo se fabrica en esta pequeña localidad sueca, y para su fabricación utilizan trigo de los campos del sur del país y agua de un pozo propio que se encuentra en la destilería, agua que tratan de una manera especial para conseguir un producto de la mayor calidad posible. El hecho de que sólo se fabrique en este lugar tiene su historia, es un negocio familiar por el que va pasando generación tras generación y Lina, una de las actuales propietarias, recuerda cómo le encantaba ir a visitar a su padre cuando era niña y éste trabajaba allí, de hecho ella asegura «Jamás produciremos en un lugar que no sea Ahus».

El centro histórico del pueblo es encantador. En su plaza principal también hay instalado un típico mercado de productos típicos donde los habitantes de la localidad, o al menos eso me parecía, venden sus productos a sus propios vecinos y a turistas que, como nosotros, nos acercamos hasta allí. En el mercado encontramos a una chica que vendía unos pequeños bollitos cubiertos de chocolate y con unos corazones de azúcar, le compramos un par de ellos y aún recuerdo su exquisito sabor, me encantan estas costumbres, pero sobre todo lo que más me gusta es cómo la gente valora el trabajo artesano que hacen los demás.

En la plaza también se encuentra su iglesia principal, una bella construcción de ladrillo rojo que me recordó a las construcciones de los países bajos.

De allí ponemos rumbo a Ystad, una de las ciudades medievales más bonitas que hemos visto. Pero eso será en la entrada siguiente!!!

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