Nuestro siguiente destino es Hyannis, una de los pueblos más visitados de Cape Cod. Allí es donde pasaba los veranos la familia Kennedy y en toda la localidad hay referencias a la familia. Hemos visitado el museo dedicado a ellos donde se encuentra una gran colección de fotos sobre todo de los veranos que pasaban por allí. Hemos leído que el fotógrafo personal de la familia, guardaba en una cámara acorazada a prueba de fuego en uno de los edificios del World Trade Center de Nueva York, más de 40.000 negativos que correspondían a las fotos de toda una vida de esta familia, dichos negativos se destruyeron con la terrible catástrofe ocurrida el 11 de septiembre de 2001, perdiendo de alguna manera parte de la historia de esta familia a la que la suerte no ha acompañado demasiado.
Para comer hemos elegido uno de los muchos restaurantes de la calle principal, el Fresh Ketch, donde hemos pedido una pasta con la típica langosta de Nueva Inglaterra y un Fish and Chips que también hacen muy bueno por esta zona.
Después de comer nos hemos ido a la zona del puerto, allí había un conjunto de preciosas casetas de madera de colores donde estaban instalados artistas locales vendiendo sus obras, hemos paseado un rato por la zona y nos hemos sentado a descansar viendo como llegaban y partían barcos.
Después de un merecido descanso a la sombra, nos hemos acercado hasta la zona de la playa donde había varias personas haciendo windsurf y allí nos hemos quedado, mojándonos los pies y disfrutando del espectáculo que ofrecen estos deportistas.
Queríamos ver el atardecer desde alguna de las playas que dan hacia el oeste del Cabo, así que nos hemos puesto rumbo a la localidad de Brewster para ver una de las playas famosas por tener una superficie de arena de las más grandes del mundo, sólo superado por alguna playa de Brasil, se conoce con el nombre de tidal flats. Antes de desviarnos hacia el mar, hemos parado en un lugar recomendado, se trata de Brewster Store, una tienda que lleva abierta desde 1852 en la que venden un poco de todo, periódicos, dulces, souvenires, objetos para el hogar, antigüedades, la verdad es que merece la pena parar y echar un vistazo entre sus pasillos.
Nosotros hemos estado en Crosby Lane Beach y hemos pillado marea alta, por lo que no hemos podido ver esa gran planicie de arena, pero hemos disfrutado de un perfecto atardecer sentados en unas rocas a pie de la orilla, tanto que como la marea seguía subiendo, nos hemos tenido que mover porque cada vez las olas nos salpicaban más.
Me encanta recoger piedras bonitas de las playas ya alguna concha para un gran bote de cristal que tengo en el cuarto de baño, así que mientras esperaba a la puesta de sol, me he dedicado a buscar alguna y he encontrado verdaderos tesoros, jejeje, eso sí, de pequeño tamaño para que no aumenten el peso de nuestras maletas, que ya es bastante.