Ruta 66, de Chicago a St Louis

La Ruta 66, conocida como la «madre de todas las rutas», atraviesa Estados Unidos desde Chicago a Santa Mónica pasando por ocho estados, Illinois, Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, New Mexico, Arizona y California.
Antes de dejar Chicago vamos a desayunar a uno de los puntos históricos desde 1923, el Lou Mitchell’s, uno de esos restaurantes típicos americanos con un aire vintage encantador. Este lugar fue abierto por el abuelo del actual dueño y siguen manteniendo la tradición de regalar a todas las mujeres una cajita con un bombón de crema de leche «milk duds». Fue en 1950 cuando le añadieron el famoso neón que puede verse actualmente en su puerta.

Las raciones que sirven son bastante grandes, tamaño americano vamos, así que yo recomiendo compartir si no queréis salir rodando de allí.
Ya con fuerzas y con muchas ganas por empezar nuestra ruta, nos ponemos en marcha con nuestro coche, un Volvo XC60 que nos acompañaría durante todo el viaje, le hicimos más de 6500 km!!! 
Nuestra primera parada es en Joliet, una ciudad que todavía se encuentra en el área de influencia de Chicago en la que destaca el «Ruben’s Rialto Square Theatre», la joya de la ciudad está considerado uno de los teatros más bonitos del estado. La ciudad no tiene mucho más, damos un paseo y continuamos.

En unas cuantas millas más empiezan los iconos de la Ruta 66, paramos en Willmington, donde se encuentra uno de los famosos gigantes, el «Gemini Giant», parada obligatoria desde 1960. Se construyó como reclamo del restaurante cercano «Launching Pad» (Plataforma de lanzamiento), ya que Estados Unidos acababa de entrar en el programa espacial y era tema de actualidad en ese momento. A lo largo de toda la Ruta 66 nos encontramos con muchísimos moteros, alguno de los cuales son también una atracción en sí mismos, me encanta como cuidan y miman sus motos, la mayoría de ellas Harley Davidson.

A 10 millas del Gemini Giant, hay que ir atentos para no pasarnos de largo,  nos detenemos en otra de las paradas obligatorias, el restaurante Polk-a-Dot, abierto desde 1956 era uno de los puntos de parada entre los años 50 y 60. En el exterior se puede disfrutar de las fantásticas figuras a escala de Marilyn Monroe, Elvis Presley, James Dean y los Blue Brothers, ya que eran clientes habituales del local. 

Continuamos hasta Dwight donde se encuentra la Ambler Becker Texaco, una estación de servicio que empezó a funcionar en 1932 y se mantuvo en funcionamiento durante 60 años pasando por varios dueños, el último Phil Becker, quien trabajó en ella desde los trece años, compró el negocio cuando cumplió la mayoría de edad, y en 1985 compró la propiedad. Hoy en día ya no está en funcionamiento, pero mantienen abierto para todos los que deseen pasar un rato agradable hablado con ellos sobre historias de la Ruta 66. Phil es un señor encantador que disfruta conociendo viajeros y que se entusiasma por compartir sus recuerdos.

En su interior conserva muchos recuerdos y objetos de cuando la estación daba servicio a todos los vehículos que paraban a repostar.
Quizás las estaciones de servicio son uno de los puntos más famosos de la Ruta 66 y es también donde encuentras a gente que, manteniendo sus pequeñas tiendas de recuerdos, te reciben con una gran sonrisa dispuestos a ayudarte y a contarte todo lo que quieras saber de antaño, si por algo se caracterizan es por el amor que profesan a esta mítica carretera, la cual convirtió en bastante prósperos algunos lugares de la misma, sobre todo los que con el tiempo se fueron convirtiendo en paradas obligatorias.
Siguiendo con nuestro plan, paramos en Odell, donde se encuentra otra de las legendarias gasolineras. Se trata de la Standard Oil Co. Fue en 1932 cuando Patrick O’Donell compró la parcela para construir una gasolinera como negocio para su hijo, en 1940 se convirtió en estación de servicio de la marca Phillips 66, fue conocida a partir de entonces como la Texaco, estando en funcionamiento durante muchos años. Bob Close, su último dueño, intentó mantenerla con reparaciones de coches y otros servicios hasta1999, año en el que el pueblo de Odell decidió adquirirla con el fin de restaurarla y mantenerla como un emblema de la Ruta.

Es en esta gasolinera donde vemos por primera vez las sodas típicas de la Ruta 66, que probaríamos en diferentes lugares y también nos llevamos alguna de recuerdo.

Continuando con nuestra ruta nos encontramos con una parte de la carretera original, hoy en día está cortada ya que no se encuentra en muy buenas condiciones. Justo al lado vemos una muestra de vehículos antiguos y paramos a hacernos unas fotos con ellos.

Llegamos a Pontiac, una tranquila ciudad en la que destacan sus grandes murales pintados en las fachadas de alguno de sus edificios. Al lado del famoso cartel de la Ruta 66 se encuentra un antiguo autobús escolar que ha sido modificado en un curioso museo.

Aprovechamos para comer, aunque por la hora bien podía ser una merienda también, en uno de sus restaurantes una típica hamburguesa, hay que reconocer que es un plato que tienen muy conseguido, jejejeje, en cualquier establecimiento, por muy remoto que sea, puedes encontrar unas riquísimas hamburguesas….

Ponemos rumbo hacia la capital del estado de Illinois, Springfield, ciudad que también participa dell espíritu de la Ruta 66. Es un lugar cargado de historia, fue residencia de Abraham Lincoln y allí está enterrado. Entre sus edificios destaca el Capitolio, más reciente,  y el «Old State Capitol», con su cúpula rojiza construido en estilo renacentista griego, fue donde en 1858 Lincoln anunció su candidatura y en 2007 lo imitó Barack Obama en su candidatura como presidente de los Estados Unidos.

Ya de noche llegamos a St Louis, en el estado de Missouri, se trata de una de las pocas grandes ciudades que cruza la Ruta 66. Nos alojamos en el hotel Renaissance St Louis Grand Hotel. El día no da para mucho más, nos retiramos a descansar para continuar al día siguiente descubriendo lugares de esta espectacular ruta.

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