Hoy tocaba tour por el campus de Yale, ha sido un placer poder enseñar los lugares más emblemáticos de la universidad a nuestras invitadas. Hemos empezado por el gimnasio e incluso hemos podido entrar fácilmente a algún college, entre ellos el Pierson college.
Gnomo debajo de un árbol en el patio del Pierson college |
Hemos visitado uno de los iconos de la universidad, la Memorial Sterling Library y su encantador patio, con la fuente central, cuyo sonido invita a sentarse a leer en uno de los bancos laterales.
A la hora de la comida, hemos quedado con Diego y hemos ido al Bruegger’s Bagels, en 1 Whitney Av un sitio donde preparan unas bagels bastante ricas.
A primera hora de la tarde hemos ido al Peabody Museum y después a tomarnos un iced coffee y a descansar un poco en los sillones del Blue State Coffee.
Hemos podido visitar el Timoty Dwight College, su nombre lo debe a uno de los presidentes de Yale, su construcción es muy parecida al Davenport y al Pierson college. Tiene un gran patio central con zonas de descanso, mesas…..
Hasta la vajilla que utilizan en los comedores de los colleges es marca «Yale»
El resto de la tarde nos lo hemos tomado de relax tumbadas en el green, con la buena temperatura que hacía casi teníamos que huir del sol.
El mejor momento del día ha sido la cena, qué risa hemos pasado. Hemos ido a cenar al Bufalo Wild Wings, 74-76 Church St, un restaurante donde puedes pedir alitas de pollo con diferentes salsas, unas más picantes que otras, hasta ahí todo perfecto. Hemos elegido dos platos de alitas para compartir, unas con salsa barbacoa y otras «medium», las cuales nos aseguran que no pican. Traen las alitas y ya con el olor que desprendían las de uno de los platos, se nos saltaban las lágrimas, pero podía ser sólo una impresión…… Oh my god!!!! Esas alitas no había quien se las comiera, vamos que con sólo rozar los labios ya era suficiente para que se quedaran dormidos, jejejeje. Llamamos al camarero, super agradable en todo momento, e incrédulos le preguntamos si ese plato es picante, a lo que nos responde que noooooooo, no puedo imaginarme cómo será el picante para él. Nos dice que esperemos que va a consultar y al momento sale un encargado de la cocina a preguntarnos y sin ningún problema se lleva el plato y nos lo cambia por unas sin picante, ya se ha ganado con creces la propina. El resto de la cena no paramos de reír acordándonos de las dichosas alitas «fuego».
Volvemos a casa dando un paseo, toca descansar para mañana continuar con las visitas!!!
Bye!!!