Es nuestro último día en tierras tirolesas y amanecemos en nuestra coqueta habitación del hotel Zimmermann. Antes de continuar con nuestra ruta prevista para hoy, desayunamos en un pequeño salón del hotel decorado con muchísimo gusto. Embutidos de la zona, café, tostadas…., la verdad es que se portaron fenomenal con nosotros!!! Las vistas desde la puerta del hotel eran de postal, de hecho tienen una webcam que visitamos en alguna ocasión para ver cómo va variando el paisaje, a pocas semanas de nuestra estancia, todo se cubrió de blanco.
Dejamos nuestro hotelito y nos vamos hasta la cercana Kitzbühel.
Kitzbühel es de esos pueblos que no deja indiferente a nadie, para los austríacos es uno de los mejores lugares para esquiar, además posee un centro histórico medieval encantador. Por diversos motivos atrae a mucho adinerado, por lo que, a pesar de ser una ciudad pequeña, puedes visitar una tienda de Prada y ver más de un vehículo de lujo aparcado en sus calles adoquinadas. Nosotros no íbamos a comprar ningún artículo de lujo, ni tampoco a esquiar, pero disfrutamos muchísimo paseando por su laberíntico centro medieval y visitando alguna de sus principales atracciones.
Nuestra primera parada es el la Pfarrkirche St Andreas, una iglesia del sXV mezcla de gótico y barroco que alrededor tiene un adornado camposanto. Desde allí hay muy buenas vistas de la calle principal de la ciudad.
Es una gozada pasear por el centro de la localidad, para mi gusto estaría mejor si fuese peatonal pero todo no se puede. La calle principal está formada por casas de colores a cual más bonita. Avanzamos pasando a alguna tiendecita que nos llama la atención, sólo mirar sus escaparates ya merece la pena.
Antes de partir hacia Munich, desde donde salía nuestro avión de regreso a casa, paramos en otro pueblecito tirolés, St Johann in Tirol, donde destaca la bonita Iglesia de la Asunción, construida entre 1723 y 1728 y con sus dos torres color pastel. Su interior está ricamente decorado y en su altar mayor se muestra la Asunción de la Virgen María.
Y llegamos a Munich, dejamos el coche en un aparcamiento del centro y, como el avión no salía hasta última hora de la tarde, teníamos más de dos horas para disfrutar del impresionante mercadillo de Navidad instalado en la plaza del Ayuntamiento. Munich ya lo habíamos visitado en otra ocasión, así que únicamente nos centramos en la zona del Ayuntamiento Nuevo y alguna calle aledaña. Tengo que reconocer que es una de mis ciudades preferidas, no sólo de Alemania si no de toda Europa. Es una ciudad muy animada, con mucha historia y muchos sitios por descubrir, con rincones encantadores y mercados donde perderte a degustar alguno de sus productos más típicos, una ciudad para volver…..
Aprovechamos para comer unas ricas salchichas en uno de los puestos del mercadillo.
Y creo que recorrimos varias veces tooooooodas las casetas de madera que forman el impresionante mercadillo, no me cansaba de mirar los preciosos adornos de Navidad, me encanta la decoración navideña y sobre todo esas monerías de madera que tienen en ese tipo de mercadillos, reconozco que alguna cosilla se vino con nosotros, además de lo que ya habíamos comprado en los mercadillos de Innsbruck y de otras localidades, pero es que no tengo remedio, es ver las casetas de madera adornadas y dibujarse una sonrisa en mi cara que permanece todo el viaje, jejejeje.
Además me encanta hacer fotografías a los adornos, siempre que se permita claro….. Aquí pongo una muestra de algunas de las monerías que se podían comprar en ese mercadillo!!!
Y aquí termina nuestro viaje por el Tirol austríaco, un viaje en el que hemos descubierto encantadores pueblecitos y en el que hemos disfrutado de paisajes típicos de postal, han quedado muchas cosas por visitar, así que seguramente volveremos en otra época del año en la que haga algo menos de frío para poder hacer alguna ruta por sus montañas.