Día 13. El Kioto más tradicional

Como contaba en la entrada anterior, este día lo habíamos comenzado visitando el famoso templo de Kiyumizera, pero el día daría para mucho más y nos esperaban cosas muy interesantes por ver, sobre todo, parte de ese Kioto más tradicional y del que vinimos enamorados, no sólo por ver nuestras primeras geishas o maikos (la verdad es que no sé distinguirlas), si no también por la cantidad de rincones encantadores que descubrimos. 







Al salir del templo Kiyumizera, descendimos por la calle Chawan Zaka, que es conocida como la calle Tetera, por la cual habíamos llegado hasta la entrada del templo, pero esta vez ya íbamos a disfrutar de todo el ambiente y de cada uno de los puestos de productos tradicionales que allí se ofrecían. 

En una de esas tiendecitas de esa calle, compramos nuestra «Chihiro», una pequeña muñequita de madera que son muy típicas y que vimos por muchos lugares a lo largo de nuestro viaje. Hoy Chihiro forma parte de nuestro rincón viajero!!

Nos desviamos por Sannenzaka y Ninenzaka, dos calles en cuesta que a nosotros nos parecieron de las más bonitas de la ciudad, son un imprescindible de la zona de Higashiyama junto con el templo que acabábamos de ver. Aquí empezaba nuestra ruta que nosotros denominamos el Kioto más tradicional, con casas de madera típica, rincones encantadores y gente que nos haría pasar un rato muy agradable, bueno y de nervios también jejejeje. 


Son calles para pasear tranquilamente e ir parándonos para mirar hacia atrás en más de una ocasión. En estas calles podemos encontrar varias casas de té donde degustar un típico té verde japonés, aunque nosotros, con el calor que hacía, era en lo que menos íbamos pensando la verdad. 


A lo largo de estas dos calles, pasamos a diferentes locales y probamos alguno de los productos que ofrecían, recuerdo uno que estaba muy bueno que era como un pepinillo en vinagre gigante!!!



La verdad es que nos dejamos llevar un poco sin rumbo fijo, queríamos ver el Kioto más tradicional y disfrutarlo sin ir tachando lugares vistos, a veces eso agobia un poco. Así que sin plano en la mano, fuimos caminando observando todo lo que teníamos a nuestro alrededor. 



Y de repente, un ruido nos hizo ponernos en alerta, eran unos pequeños golpes rítmicos, nos damos la vuelta y allí estaban ellas!!! Eran nuestras primeras geishas o maikos, la verdad es que en ese momento daba igual, reconozco que me emocioné, me puse hasta nerviosa y no sabía si hacer fotos o simplemente observarlas… Rápidamente reaccioné y a alguna foto sí que les hice….. Ayyyy qué emoción, me quedé un rato con una sonrisa en la cara, uno de los sueños de este viaje a Japón se había cumplido.


Las seguimos con la mirada hasta que terminan desapareciendo de nuestra vista y dejamos de oír ese ruido tan particular que hacen con su calzado. 

Al girarnos, Diego me dice: «Otra geisha acaba de entrar en ese templo«, yo pienso que me está gastando una broma, así que nos vamos hacia la puerta y no, no era ninguna broma, allí estaba ella haciéndose fotos. Otra persona y nosotros, le pedimos permiso para hacer alguna fotografía a lo que accede con la cabeza, así que allí la teníamos y no íbamos a perder esa oportunidad. Salimos pensando que habíamos tenido mucha suerte de encontrarnos con ellas!!!! 



Con tanta emoción habíamos olvidado que íbamos buscando un sitio donde comer, así que volvimos a la búsqueda,  seguimos callejeando por esta encantadora zona. fijándonos en los lugares para comer. 




Entramos en una casa de té que nos gustó donde nos tomamos un plato de Udon fríos que era lo que más apetecía para paliar un poco el calor que estaba haciendo en Kioto esos días. Los Udon son un tipo de fideo grueso que es bastante típico en algunas regiones de Japón, nosotros lo comimos en más de una ocasión durante nuestro viaje. 
Nos atendieron dos chicas encantadoras que nos sirvieron de maravilla y donde pasamos un buen rato descansando. 




Ya descansados decidimos continuar con nuestra visita por el barrio de Higashiyama ya que queríamos ir a ver la famosa pagoda Yasaka-no-To, pero antes pasamos al pequeño templo llamado Yasaka Kōshindo.
Se encuentra en la calle que sube hasta la pagoda, el templo no es muy conocido pero a nosotros nos pareció muy curioso por el colorido que se veía desde la distancia, así que decidimos entrar. Ese colorido que veíamos, se debe a los monos de colores que se utilizan como ofrenda, esto es debido a un rito conocido como Kōshin, de ahí el nombre del templo. Los tres monos sabios que vimos en Nikko, son el símbolo más característico de la creencia Kōshin.
Todo el que quiera hacer una ofrenda debe compar un kukurizaru (figura de colores con forma del mono)  y escribir sus deseos en él. 




Al salir de este pequeño templo nos acercamos hasta la Pagoda Yasaka-no-To, una gran pagoda de casi 50 metros de altura  y cinco pisos con sus característicos tejados que fue construida originalmente en el siglo VI, aunque la actual es de el siglo XV debido a los incendios sufridos a lo largo de la historia, en realidad se trata del único edificio del templo Hokan-ji.




Después de estar allí un rato observando la pagoda e intentando encontrar en el plano un lugar que queríamos visitar, nos pusimos en marcha de nuevo caminando a través del barrio Higashiyama. El barrio ofrece un montón de lugares interesantes para ver, pero lo que más nos gustó fue perdernos por sus calles y disfrutar del ambiente que había en ellas, eso sí que nos parecía el Japón tradicional que nosotros habíamos imaginado….. pero con un toque de modernidad en ocasiones jejejeje.



En nuestra particular ruta, íbamos en busca del callejón Ishibei Koji, del que dicen que es uno de los más bonitos de la ciudad, y lo encontramos!!! No sé si será de los más bonitos de Kioto, pero nosotros lo encontramos sin gente y en él se respiraba un encanto especial dado principalmente por sus fachadas tradicionales de madera. 

Muy cerca visitamos uno de esos lugares curiosos que te puedes encontrar en Japón, se trata del templo Yasui Konpiragu, un lugar frecuentado por mujeres en el que destaca una estructura forrada con trozos de papel con un gran orificio. Se trata de una gran roca a través de la cual hay que pasar dos veces (una de ida y otra de vuelta) si se quiere que se cumpla el deseo que posteriormente dejarán escrito en un papel sobre la piedra, un ritual bastante curioso la verdad. 

Después de esto nos metemos de lleno en el barrio de las geishas por excelencia, el tradicional barrio de Gion
De las primeras cosas que vemos es el teatro donde la maikos ofrecen sus bailes, está en la calle Hanamikoji, una de las más bonitas del barrio.  


A lo largo de la calle y en general en todo el barrio, hay muchas casas de té y casas de geishas. Lo mejor es dejarse llevar y perderse un poco por las callejuelas que no son tan turísticas, pero eso lo dejaríamos para la noche, cuando el barrio también adquiere un encanto especial.


Dejamos esta zona, a la que volveríamos de noche, y nos dirigimos hacia nuestro siguiente destino, el mercado Nishiki. 
Para dirigirnos hasta allí vamos por Shijo Dori, una calle comercial llena de restaurantes y de lugares de ocio y con muchísima actividad. 

Antes de cruzar el río, vemos el Minamiza Kabuki Teather, un buen lugar donde se puede disfrutar de un espectáculo de kabuki. 


Cruzamos el río y nos vamos directamente hasta el mercado Nishiki, un lugar que yo recomiendo visitar si estás en esta ciudad por la cantidad de productos que se pueden ver, de hecho es conocido como la «cocina de Kioto». Los orígenes de Nishiki Ichiba se remontan a 1311 cuando se inauguró la primera tienda en la que vendían pescado. 
A nosotros nos encanta visitar los mercados tradicionales de los lugares a los que viajamos, así que pasamos un buen rato deambulado entre los puestos. 



En los alrededores del mercado hay otras galerías comerciales en las que se pueden encontrar otros productos como ropa, calzado, etc., además de lugares de ocio como las famosas salas de juegos recreativos donde pasaríamos un buen rato viendo a los japoneses darlo todo en un juego que vimos en más de una ocasión y que consistía en «tocar un tambor» al ritmo que marcaba unos objetos que salían en la pantalla, curioso y gracioso a la vez, pero hay que ver qué habilidad demostraban algunos!!!!



En las cercanías del mercado cogemos el bus 207 y nos vamos un rato a descansar al hotel, habíamos pensado volver a la zona de Gion por la noche y a cenar a uno de los típicos restaurantes de Pontocho con vistas al río. 


Tras un merecido descanso, volvemos a coger el mismo bus que nos lleva hasta el barrio de Gion. Allí damos una vuelta por sus encantadoras calles disfrutando de un ambiente mágico que dan los farolillos rojos encendidos sobre las puertas de los locales. Hay menos turistas que por la tarde y eso se agradece.
También en estos momentos tuvimos oportunidad de ver a alguna maiko que se dirigía hasta su casa, el ruido inconfundible de sus sandalias de madera nos hizo ponernos en alerta y la seguimos  discretamente hasta que desapareció tras la puerta. Sobre el dintel de las puertas de las casas de geishas, aparecen en unas maderas con el  nombre de las chicas que viven allí. 



Ya satisfechos por haber visto a otra maiko, nos fuimos hasta el callejón Pontocho donde cenamos en una terraza de las que dan al río. Hacía muy buena temperatura y un ambiente genial, así que cenamos bastante bien y no nos importó (mucho) pagar el sobreprecio de cenar en esta zona de la ciudad. En casi todos los restaurantes de Pontocho, hay que pagar un suplemento por cenar en la terraza de madera. 



Y después de un día más que completo, nos retiramos a descansar a nuestro hotel, mañana tocaba excursión a Hiroshima y después nos trasladaríamos a la isla de Miyajima donde pasaríamos la noche, pero eso ya será en el siguiente post!!!

Compartir:

Deja un comentario

Posts relacionados

Córdoba, planes para una escapada especial

Nuestra escapada a Córdoba ha sido especial por varios motivos, celebrar nuestro aniversario era el principal, pero también ha sido «volver a viajar» y eso, después de la situación por la que aún estamos pasando cobra un sentido muy especial. Reconozco que preparé la maleta con una ilusión especial, con los nervios previos a un gran viaje,

LEER MÁS

La Gran Nevada

Así la han llamado y no es para menos, la tormenta «Filomena» cubrió de blanco gran parte de nuestro país como nunca  antes se había visto en algunas zonas del mismo.  Estábamos avisados, era muy probable que nevase en la Comunidad de Madrid, pero otras veces había avisos también y luego ni un copo asomaba

LEER MÁS

Dos días por el Delta del Mekong

Estando en Ho Chi Minh no queríamos dejar pasar la oportunidad de visitar uno de los lugares más singulares del país, el Delta del Mekong.  Vimos diferentes opciones, pero no nos apetecía hacer una excursión en grupo de un día en la que todo está muy programado, así que lo organizamos por libre, pasando una

LEER MÁS

Ho Chi Minh, visitar en un día la antigua Saigón.

La antigua Saigón no es de esas ciudades de las que te enamoras a primera vista, ni siquiera sé si podría llegar a amarla alguna vez como me pasa con otras ciudades, pero reconozco que a pesar de su caos, tiene lugares interesantes que merece la pena visitar.  Era nuestra última parada en Vietnam y

LEER MÁS