El conocido como «Valle de la Muerte» es un Parque Nacional situado ya en el estado de California, pero si te imaginas California con playas, palmeras y pueblecitos donde descansar, este lugar es todo lo contrario, jejeje, merece la pena visitarlo por su peculiaridad, pero no es conveniente pasar allí mucho tiempo, sobre todo en verano donde se alcanzan 50ºC a la sombra, vamos que ni mi teléfono no aguantó las altas temperaturas.
El calor en este lugar es extremo lo que lo convierte en un paisaje desértico y sin un ápice de vida en kilómetros y kilómetros, no obstante se trata sin duda de un lugar único, espectacular, con una belleza diferente, un lugar de paso obligatorio en cualquier ruta por el oeste americano.
Al pasar por la garita de entrada no encontramos a nadie para enseñar nuestra tarjeta anual de los parques nacionales, parece ser que no es común que haya allí gente en esa época del año.
Nuestra primera parada ya dentro del parque es Dante’s View, a 1668 metros de altitud, desde donde pueden observarse impresionantes vistas del Badwater Basin.
El siguiente punto en el que paramos es Zabriskie Point, un paisaje de tierras doradas erosionadas formando olas, barrancos y pliegues, un paisaje único que parece de otro planeta.
El suelo de Death Valley es rico en diversos minerales, entre ellos el bórax, que fue explotado durante muchos años por una sociedad minera que lo utilizaba en la fabricación de jabones. El producto final refinado se transportaba a través del Valle mediante grandes carros tirados por grupos de 18 mulas y dos caballos que dieron nombre a la marca del jabón, Twenty mule team, jabón muy famoso en Estados Unidos.
Dentro de este parque también puede hacerse algún trail, entre ellos uno por el Golden Canyon aunque en el momento que nosotros lo visitamos no había las mejores condiciones para adentrarse por él, hacía un calor horrible y decidimos sólo ver las inmediaciones.
Continuamos hasta uno de los lugares más bonitos de Death Valley, Artist Drive, un paisaje formado por laderas teñidas de diferentes colores debido a los minerales y cenizas volcánicas existentes en las rocas que lo forman, dando lugar a una imagen parecida a una paleta de un pintor.
Y llegamos al punto más bajo de América del Norte, encontrándose a 86 metros por debajo del nivel del mar, de hecho puede verse una señal «Sea Level» que marca dónde se encontraría el nivel del mar.
Se trata de una gran llanura salada que se puede recorrer por un paseo de tarima de madera elevado sobre el agua mineralizada que se encuentra en constante evaporación, la sensación al salir del coche con el aire acondicionado es abrasadora, pero hay que bajar y disfrutar, en la medida de lo posible, de este lugar sobrenatural.
Paramos a comer algo en Furnace Creek, donde hay varios restaurantes y un museo sobre la extracción del mineral bórax, pueden verse alguno de los vehículos que se utilizaban para su transporte.
Antes de dejar el Parque hacemos una última parada en una zona de dunas denominada «Mesquite Flat Sand Dunes», un paisaje realmente estremecedor, con un calor al límite de no poder soportarse.
Dejamos el intenso calor y ponemos rumbo hacia el norte, poco a poco el paisaje va cambiando, el paisaje desértico da paso a paisaje más propio de montaña. Llegamos a dormir a Mamooth Lakes donde teníamos reservado una habitación en el Sierra Lodge Mamooth Lakes, un coqueto alojamiento típico de montaña. Cenamos en una pizzería que se encuentra justo enfrente del hotel y nos vamos a descansar, al día siguiente nos espera una buena ruta!!!