Como decía en el post anterior, nuestro vuelo salió por la mañana y llegamos a Viena antes del medio día, lo que nos permitió contar con bastante tiempo para empezar a disfrutar de esta fantástica ciudad.
Después de hacer el check in en el hotel y de ataviarnos convenientemente para el frío, salimos a la calle en dirección a uno de los lugares más conocidos de la ciudad, la Plaza de San Esteban, donde se encuentra la catedral del mismo nombre.
Pasamos por la Hoher Markt, la plaza más antigua de la ciudad, en la que se encuentra el Reloj Carrillón Ankeruhr. Está situado en un puente que une dos edificios de oficinas propiedad de la empresa que lo construyó en 1914, la Anker Insurance Company.
Enseguida empezamos a darnos cuenta de que Viena es del tipo de ciudad que nos encanta por todos los rinconcitos preciosos que tiene, perdernos por sus calles y disfrutar de sus tiendas «cuquis» también formó parte de nuestra particular visita.
En pocos minutos llegamos a la Stephansplatz, la Plaza de la Catedral dominada por la Stephansdom, la preciosa catedral de Viena, de estilo gótico flamígero. Fundada en el siglo XII, fue destruida durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, pero su reconstrucción es admirable.
Una de las cosas que la hace más peculiar es su tejado con tejas de colores, así como su Torre sur, con más de 130 metros y visible desde prácticamente toda la ciudad.
Antes de pasar a visitar la catedral, decidimos seguir caminando por Graben, una gran avenida peatonal llena de tiendas y de cafés con muy buen ambiente, por ella daríamos buenos paseos a lo largo de nuestra visita a la ciudad.
Una de las cosas que más llama la atención de esta vía peatonal es la Pestsäulle, la Columna de la Peste, la cual fue mandada construir por el emperador Leopoldo I para dar gracias por el final de un brote de peste que afectó considerablemente a la ciudad. Fue construida en 1693 en estilo barroco y si nos fijamos en los detalles, podemos ver varias esculturas como un grupo de ángeles, la representación de la Santísima Trinidad en color dorado y una mujer joven que representa a la fe al lado de una mujer vieja que cae empujada por un ángel y que simboliza la peste.
Desde el Graben, sale una calle donde se encuentra la Peterkirche, la Iglesia de San Pedro, una construcción inspirada en la Basílica de San Pedro de Roma. Fue construida en 1733, pero en el mismo lugar ya existían los restos de una antigua iglesia cristiana de las primeras que hubo en la ciudad.
Es una iglesia barroca con una decoración ostentosa y con una espectacular cúpula con frescos que representan la Asunción de la Virgen.
La entrada es gratuita y merece la pena dedicarle un rato y observar todos los tesoros que esconde. Además en ella se pueden disfrutar de conciertos varios días a la semana.
La calle peatonal continúa hasta Michaelerplatz, la Plaza de San Miguel donde se encuentra la entrada principal al Hofburg, el principal palacio de la ciudad y que visitaríamos al día siguiente.
Vemos la fachada de una de las pastelerías más famosas de la ciudad, la Demel, pero probar alguna de sus delicias lo dejaríamos para otro momento.
Antes de ir a visitar la catedral, callejeamos un poco por esta zona tan bonita del centro de Viena.
Para aprovechar la luz, ya que en esta época del año anochece muy pronto, nos vamos a la catedral porque queríamos subir a una de sus torres y ver las vistas que ofrece de la ciudad.
La entrada a la nave principal de la catedral es gratuita, pero subir a la Torre Norte, que es a la que subimos nosotros, cuesta 5,50 €, lo bueno es que subes en ascensor!!!
Una vez arriba notamos mucho más el frío que hace por aquí jejejeje, así que no pasamos mucho tiempo allí arriba, lo suficiente para ver las vistas que se obtienen desde allí, sobre todo disfrutar de los mosaicos formados por las tejas de colores del techo de la catedral.
Allí se encuentra la Campana Pummerin, una de las campanas más grandes de Austria. La que hoy se exhibe no es la original ya que ésta se destruyó a caer contra el suelo durante un gran incendio provocado por los bombardeos de la guerra, pero los vieneses fundieron los restos y la reconstruyeron. Pesa alrededor de 20 toneladas y el material con el que está hecha procede de los cañones que dejaron los turcos tras su retirada de la ciudad.
Ya abajo visitamos el interior de la catedral, aunque pasamos en alguna ocasión más durante nuestros días en Viena. El interior es algo oscuro, también tendrá que ver que en estos días el sol no hizo acto de presencia. Aún había instalado un belén en el interior.
Cuando salimos de la catedral eran más de las tres de la tarde y nosotros sin comer!!! Bueno, la verdad es que algo habíamos picado ya.
Decidimos ir a comer a un lugar que encontramos paseando y del que leímos que era el sitio donde habían inventado los Schnitzel, el típico escalope vienés. El restaurante se llama Figlmüller y nos pareció buena idea desde el momento que vimos que estaba lleno de gente local, schnitzels se pueden encontrar por toda la ciudad, pero nos apetecía probar este.
Después de probarlo allí, puedo decir que estaba exquisito, fino y con un rebozado crujiente que a pesar del enorme tamaño que tenía (casi no cabía en el plato), no resultó nada pesado.
El restaurante tiene dos locales, nosotros estuvimos en el de Wollzeile, 5, en un precioso callejón a un paso de la catedral.
Ya con el estómago lleno nos fuimos hasta nuestro siguiente destino, íbamos a visitar el que fue el apartamento de Beethoven durante diez años, de 1804 a 1814. Beethoven no era una persona conformista y parece ser que cambió varias veces de casa durante su vida en Viena.
El museo casa Beethoven Pasqualatihaus es la que visitamos nosotros y se encuentra enfrente del edificio de la Universidad, fuimos dando un paseo para bajar la comida.
Una vez en la puerta, la dirección es Mölker Bastei 8, hay que llamar a un timbre para que abran y subir hasta el cuarto piso. Está abierto de martes a domingo en horario de 10 a 13 y de 14 a 18 horas. El precio es de 5 € por persona.
La verdad es que impresiona subir por esas escaleras por las que había subido hace años el compositor.
En el interior se encuentra un pequeño museo en lo que fue su casa, allí compuso la 4ª, 5ª, 7ª y 8ª sinfonías, así como la ópera Fidelio. En las salas se puede escuchar su música y ver alguno de sus objetos personales entre los que destaca un piano de cinco pedales.
Después de esta visita nos fuimos al hotel a descansar un poco y a cambiarnos para el concierto al que íbamos a asistir.
Como ya comenté en la entrada anterior, siempre que vemos el Concierto de Año Nuevo en la televisión, pensábamos que algún día teníamos que estar allí y escuchar en directo a la Filarmónica de Viena. Asistir al Concierto de Año Nuevo no es muy sencillo pues tienes que apuntarte a un sorteo y sólo si eres agraciado puedes comprar una entrada, pero nosotros visitábamos Viena y la Filarmónica actuaba en su sede uno de los días que estábamos allí, así que no nos lo pensamos mucho y compramos las entradas.
El Musikverein, sede de la Filarmónica de Viena, abrió sus puertas el 6 de enero de 1870 y fue construido por la Sociedad de Amigos de la Música.
El concierto al que íbamos a asistir era en su sala principal, la Goldener Saal la Sala Dorada, que por su acústica es considerada de las mejores del mundo, pudimos comprobarlo por nosotros mismos.
El concierto fue espectacular, una ejecución perfecta, ya desde la primera nota se me saltaban las lágrimas, impresionante poder estar allí y disfrutar de esa maravilla, sin duda, un sueño cumplido.
Vivimos un momento como auténticos vieneses, con nuestra copa de cava en el descanso y todo!!! Un día es un día y nosotros queríamos disfrutarlo bien!!!
Después del concierto nos fuimos caminando hasta el hotel a descansar, aún nos quedaban muchas cosas por ver en la ciudad los días siguientes!!
2 comentarios en «4 días en Viena. Día1: Primeras visitas y sueños cumplidos»
Hola Mª Ángeles! Enhorabuena por tu Blog! Es muy completo y creo que me puede ser de mucha utilidad en próximos viajes, ya que te he conocido hace muy pocos días. Me gusta mucho las fotografías que haces y como explicas el contenido. Sigue así!! �� Comentarte, por mi parte, que después de mucho pensarlo, decidí abrir también mi propio Blog de viajes, todo y que aún esta algo “verde” :). Cualquier cosa que necesites o si quieres pasarte a verlo de vez en cuando serás bienvenida! Por cierto, sigo también tu página de Instagram! �� Un beso! �� ��http://nuestrapasionporviajar.blogspot.com.es/
Muchísimas gracias Patricia!!! Voy a pasarme por tu blog, claro que sí! A mí me encanta escribir en el blog y le dedico todo el tiempo que puedo, viajar es mi pasión también y la comparto con mi marido. Tener un blog es una buena idea, allí plasmamos todo lo que nos gusta y si puede servir para alguien más, pues mucho mejor! Muchas gracias por tu comentario, me hace mucha ilusión!!!