Hasta el momento en el que comencé a preparar este viaje no había oído a hablar de una zona de California conocida como «The Big Sur», una espectacular costa que sólo se ve empañada por la intensa niebla que suele cubrirla durante los meses de verano. Es una costa virgen que transcurre pegada al Pacífico en la que puedes disfrutar de acantilados, pequeñas playas, puentes (que a veces sólo podrás intuirlos debido a la espesa niebla) y otros lugares encantadores donde merece la pena hacer un alto en el camino.

La noche la habíamos pasado en Hotel Pacific Inn en la localidad de Monterey, así que antes de partir, dimos un paseo por el barrio de pescadores, era muy temprano y aún no había mucha actividad, pero nos sirvió para hacernos una idea de lo bien que se vivía en aquél lugar.

Tomamos la famosa carretera de la costa HWY1 en dirección a una de las localidades más encantadoras de esta costa, Carmel by the Sea, pintoresco pueblecito con casas de madera y boutiques de lujo donde los neones y rótulos están prohibidos por ley. Entre sus ilustres vecinos se encuentra Clint Eastwood que llegó a ser alcalde de esta localidad.

La ciudad está muy cuidada, llena de plantas y flores por todas partes. Muchas de sus casas son preciosas tiendas o galerías de arte para los adinerados que residen en este lugar.

Tomamos un dulce en una de las muchas cafeterías de las que yo denomino «cuquis» que hay por la localidad, la cafetería, como muchas otras tiendas, estaba exquisitamente adornada.
Aunque hace una mañana bastante fresca y con un clima más propiamente otoñal que veraniego, nos acercamos a ver la playa de Carmel. A pesar del tiempo había bastante gente, incluso alguno se había atrevido a meterse en el agua.

A las afueras de Carmel se encuentra una de las misiones españolas típicas de esta zona de California, la Misión de San Carlos Borromeo la cual fue fundada por un fraile franciscano en 1770, su nombre se puso en honor al arzobispo de Milán, Carlos Borromeo. Hoy en día es una de las misiones más impresionantes de California, un oasis de solemnidad entre jardines plagados de flores. Es una de las más bellas del estado, su capilla de adobe, que en un principio se construyó en madera, se sustituyó por una basílica arqueada construida con piedras extraídas de las montañas cercanas. 

No puedo evitar cuando voy a un lugar en el que hay flores empezar a hacer fotografías sin parar, ¡Me encantan las flores!

Continuamos nuestra ruta por el fantástico Big Sur, la niebla era bastante intensa y en ocasiones aunque nos asomásemos a los acantilados, no se veía prácticamente nada, de hecho el famoso puente Bixby, construido en 1932, no pudimos verlo, aunque entre la espesura de la niebla, podíamos intuir donde se encontraba.

Las vistas son imponentes y también puedes encontrarte con un algún personaje muy curioso que te haga pasar un buen rato, desde luego en este caso el que tenía más mérito era el conejito blanco que se mantenía quieto mientras su dueño intentaba cantar alguna canción.

Una de las paradas obligatorias de esta ruta es la conocida como «Piedras Blancas», allí se encuentra una importante colonia de elefantes marinos que, a la hora que nosotros llegamos, estaban descansando en la arena calentada por el sol. Pasamos allí un buen rato observando a estos curiosos animales, había alguna cría despistada que intentaba llegar hasta donde estábamos nosotros, era una monada, aunque haciendo caso de las señales, era mejor mantenerse alejado de estos animalitos por tu propia seguridad, jejeje, incluso vimos alguna pelea dentro del agua y y no me quiero imaginar lo que podían hacer estos bichitos con alguno de nosotros.

Comimos muy cerca de esta playa, en el Sebastian’s Store en la localidad de San Simeon, en una agradable terracita al sol donde disfrutamos de uno de los platos americanos por excelencia, hamburguesas con patatas fritas que por cierto estaba muy rica.

No podíamos entretenernos más ya que aún nos quedaba bastante camino por delante, teníamos que llegar a dormir a Los Ángeles!!!! 
Llegamos a última hora de la tarde a Malibú y desde nuestro coche podíamos ver las grandes casas a pie de playa que hay por esta zona.
Nos dirigimos a nuestro alojamiento para los próximos días, el Hollywood City Inn, que como su propio nombre indica se encuentra en el distrito de Hollywood, con una situación excelente para visitar los lugares más importantes de esta enorme ciudad, por lo que lo recomiendo para futuros viajeros, además el hotel, aunque básico, tenía unas instalaciones muy aceptables y por la mañana podías disfrutar de un desayuno en el área de la piscina.
Todo lo que vivimos en la ciudad de Los Ángeles en la próxima entrada!!!

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