Tras un agradable descanso en los futones de nuestra habitación de estilo tradicional, salimos a buscar algo para desayunar y para despedirnos de uno de los lugares más bonitos de nuestro viaje por el país nipón.
Es temprano y aún no hay muchos lugares abiertos, pero compramos unas galletas típicas de la isla y dos cafés en una máquina expendedora (ojo lo bien que nos vinieron estas máquinas durante todo el viaje).
Nuestra idea para el día de hoy es parar en Kobe a comer su preciada carne y después volver a Kioto y aprovechar la última noche en la ciudad, antes de partir al día siguiente hacia Nara. No sabíamos muy bien si pararíamos en Himeji o no, pensamos que lo mejor era decidirlo en el momento en función del tiempo que tuviésemos, así lo hicimos.