La bella Wroclaw

Wroclaw es de esas ciudades de Europa que, en cuanto pones un pie en ellas, sabes que te van a encantar. Se trata de una ciudad situada entre canales,  islas y multitud de puentes que conectan todas las partes de la ciudad, también es conocida como la «Venecia del Norte», aunque esto lo he oído también de otras ciudades y creo que es un apelativo que ya se utiliza con demasiada frecuencia, Venecia es Venecia y ya está.
Wroclaw también es conocida por Bresláu, su nombre en alemán, y es que esta preciosa ciudad del oeste de Polonia, fue una ciudad alemana hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando fue repoblada por polacos de ciudades que quedaron bajo mandato de la Unión Soviética. 
Se denomine de una forma o de otra, lo que sí es bien seguro es que es una ciudad espectacular, con un patrimonio riquísimo que sorprende a cualquier viajero.
Llegamos a última hora de la tarde, aún con bastante luz y enseguida comenzamos a visitar la ciudad, lo primero que llama la atención es su imponente Plaza del Mercado, Rynek, que por sus dimensiones, es la segunda más grande de Polonia después de la de Cracovia. El ambiente que se respira en la plaza es muy agradable, terrazas de restaurantes, artistas callejeros y muchos turistas y locales que no quieren perderse tanta belleza. 
Fachadas de colores que fueron restauradas tras la Segunda Guerra Mundial se asoman a este espacio formando un conjunto monumental.