Día 7. Wall Street, Williamsburg y Lower East Side

Para nuestro último día completo en la ciudad teníamos una ruta diferente en la que íbamos a visitar algunos lugares en los que no habíamos estado en ninguna de nuestras visitas anteriores a Nueva York, principalmente el barrio de Williamsburg. 




El día lo comenzamos en la zona sur de Manhattan, en Financial District. La zona está sufriendo poco a poco una gran transformación y encontramos bastantes obras, sobre todo en la zona de Wall Street, pero aún así nos acercamos para tener una de las vistas más famosas de la zona, la fachada del edificio de la Bolsa de Nueva York.



Aquí destacamos también el Federal Hall, un lugar con mucha historia ya que allí se firmaron alguna de las primeras leyes del país. Fue el primer capitolio de los Estados Unidos, ayuntamiento de la ciudad desde 1700.  Está presidido por la estatua de George Washington que fue investido presidente en este lugar en 1789. Durante años fue sede del gobierno hasta que fue trasladada a Filadelfia, volviendo a usarse como ayuntamiento hasta que fue demolido en 1812. Se trata de uno de los edificios neoclásicos mejor conservados de la ciudad y ha sido declarado monumento nacional. 



Desde allí nos fuimos hasta el lugar donde se encuentra la One World Trade Center, el lugar donde se encontraban las malogradas Torres Gemelas, el Museo Memorial del 11S, etc. 

La One World Trade Center es ahora el edificio más alto de la ciudad y también tiene un observatorio desde el que se pueden disfrutar de unas vistas diferentes de la ciudad. Como ya habíamos subido en 2015 pocos días después de su inauguración, esta vez sólo lo vimos por fuera. 

Por muchas veces que hayas estado allí, el Memorial del 11S siempre impresiona y entristece verlo de nuevo. Esas enormes fuentes con todos los nombres de las personas que perdieron la vida nunca tendrían que haber existido.



También aquí se encuentra una de las estaciones de metro más espectaculares de la ciudad, la Estación Cetral del WTC llamada Oculus. En nuestra última visita a Nueva York en 2015 aún no habían terminado las obras por lo que sentíamos curiosidad por ver cómo había quedado. La estructura lleva el sello del arquitecto Santiago Calatrava y desde luego que no deja indiferente a nadie. 
Esta estación conecta con diferentes líneas de metro además de comunicar varios edificios de esta zona. 

En el interior había instalado un pequeño mercadillo navidad y un árbol respetando el diseño del conjunto. 

Desde allí fuimos a la estación Fulton St, de la línea J de metro, hasta Marcy Av en pleno barrio de Williamsburg que era nuestra siguiente parada del día. 
Ya en otras ocasiones habíamos intentado visitar esta zona de Brooklyn, pero siempre había cambio de planes y aún no lo habíamos visitado. 

Es una zona en auge, un barrio en el que se han mudado artistas huyendo de los precios del SoHo y de los Village, convirtiendo este barrio en una zona molona, de hecho ya hay hasta diferentes zonas dentro del barrio. Nosotros esta vez íbamos únicamente a visitar la zona en la que viven los más de 80.000 judíos ortodoxos que residen en Nueva York. No hace mucho que habíamos visto un documental sobre su vida allí y reconozco que nos llamó bastante la atención. 

Nosotros lo visitamos por libre, no es necesario ir en ningún grupo para hacerlo, de hecho vimos cómo llegaban algunos grupos y la verdad es que así es mucho más complicado pasar desapercibido.

Desde Marcy Av fuimos paseando hasta la calle principal, Lee Av, donde se concentra la mayor parte de los comercios judíos del barrio. 




Me gustaría hacer una observación al respecto de la visita a este barrio y es que no es una atracción turística, es un barrio donde viven personas, en este caso una comunidad de judíos ortodoxos con todo lo que eso significa. No vayas allí buscando una atracción, haz fotografías sin incomodarles y sobre todo haz la visita con respeto. 


Cuando llegas a Lee Av y alrededores es como si de repente hubieses viajado a otro país totalmente diferente, por un momento parece que ya no te encuentres en Nueva York. Es sorprendente como mundos tan diferentes pueden convivir en esta ciudad. 


Muchas personas deciden ir a este barrio en sábado coincidiendo con el shabat, el día grande de los judíos. Nosotros decidimos hacer esta visita el viernes y la razón es que no queríamos ver únicamente cómo los judíos acuden a rezar a la sinagoga, si no que queríamos ver un día normal en la vida de esta comunidad, bueno un día un poco especial porque hay mucha actividad preparando su día de fiesta. 


Así pudimos ver a mucha gente comprando dulces, flores, comida… a los niños volviendo del colegio, a las mujeres con los niños. Es muy común que se casen muy pronto y tengan familias numerosas. 
Nosotros también compramos unos dulces típicos en Sanders Bakery. 


Llama bastante la atención su forma de vestir, tanto de hombres como de las mujeres. Ellos visten con túnicas negras y con unos sombreros negros también, llevan barba y los característicos tirabuzones a los lados de la cara, los payot. Ellas son muy modestas en el vestir, con medias tupidas, faldas por debajo de las rodillas y la mayoría con el mismo peinado, esto es debido al uso de pelucas ya que las mujeres una vez que se casan no pueden mostrar el pelo más que a su marido, de hecho muchas se lo rapan nada más casarse, algunas incluso lo tapan con pañuelos.




Es un barrio que no destaca por las construcciones ostentosas si no más bien lo contrario, su vida modesta también la proyectan a sus hogares y a los lugares donde llevan a cabo su día a día. 



Volvimos al metro y nos fuimos hasta el Lower East Side, en la línea J hasta la parada Essex St, otra zona molona de la ciudad, ¿Sabíais que inicialmente los judíos se asentaron en este barrio de Manhattan?


Es uno de los barrios más antiguos de la ciudad que fue creado por los primeros inmigrantes que llegaban a la ciudad, de ahí su carácter multicultural que aún conserva. 
Aunque hace años no era muy atractiva la visita a este barrio, hoy se ha convertido en un lugar en auge en cuanto a hostelería se refiere, de hecho en este barrio se encuentran alguno de los restaurantes mejor valorados por críticos de la ciudad. 
Aunque no le dedicamos todo el tiempo que nos hubiese gustado, lo poco que vimos nos encantó, así que será explorado más a fondo en nuestra siguiente visita a Nueva York.


Una de las tiendas que más nos llamó la atención en esta zona es Economy Candy, en el 108 Rivington St, una tienda entera llena, y cuando digo llena es llena, de dulces de todo tipo, caramelos, chocolatinas…… tuvimos que pasar y hacer una pequeña comprita jejejeje. Me encanta el chocolate Hershey’s y tuve que hacerme con unas cuantas chocolatinas…

Nos encantó pasear por este barrio, un barrio que está lleno de street art y de tiendas chulas. 

De su pasado judío quedan algunos locales de comida kosher como el archiconocido Katz’s Delicatessen al que intentamos ir a comer su famoso sándwich de pastrami, y digo intentamos porque la fila de espera para entrar era tremenda, así que decidimos no perder allí el tiempo e irnos a otro lugar.

Como a Diego le apetecía pizza, paramos en esta pizzería para comernos una porción que estaba bastante buena la verdad. 

Y para terminar fuimos a por otra de las especialidades de Nueva York, una bagel. Me encantan!! El lugar elegido fue Black Seed, entre Lower East Side y SoHoy pedimos una bagel de salmón. El local está en 170 Elizabeth St por si alguien quiere pasar a comerse una, hay bastante variedad, de hecho dicen que son unos de los mejores bagel de Nueva York….

Ya en el SoHo, otro barrio que me encanta de la ciudad, dedicamos un rato a pasear por sus calles y entrar alguna tienda.

Esta es una de las pizzerías más famosas de Nueva York, la Lombardi’s Pizza, estuvimos en nuestra primer visita a la ciudad allá por 2009 y guardamos muy buenos recuerdos. 

Aquí se encuentra la librería Mcnally Jackson a la que también pasamos y nos perdimos un rato entre sus pasillos llenos de libros. 






El resto de tiempo hasta la hora de cenar lo dedicamos a pasear por Broadway St y aprovechar para hacer las últimas compras. 


La cena fue muy especial, habíamos quedado en el Corner Bistro (en el Greenwich Village) con los chicos de mi mundo en una maleta (os invito a pasaros por su blog y leer toda la información que ofrecen de sus viajes). 
Pasamos un rato súper agradable hablando de lo que más nos gusta, viajar, de viajes pasados, de próximos destinos, de eventos que molan un montón…. Chicos, nos tenemos que ver de nuevo y seguir hablando porque nos supo a poco!! 
Por cierto, las hamburguesas del Corner Bistro están muy buenas jejeje. 




Era nuestra última noche en Nueva York y teníamos que hacer las maletas así que nos despedimos de David y Alberto y nos fuimos a nuestro hotel. Aún nos quedaba toda la mañana siguiente para disfrutar de la ciudad, y vaya si lo disfrutamos, menuda sorpresa nos tenía preparada Nueva York!!!!







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