Día 7. Excursión a Kamakura y despedida de Tokio

Hoy tocaba nuestra segunda y última excursión desde Tokio con nuestro recién estrenado Japan Rail Pass, nos íbamos a Kamakura!! Qué ganas tenía de ver ese Buda con mis propios ojos, la verdad es que desde que decidimos ir a Japón, me había puesto a leer y leer cosas para preparar nuestro viaje y casi siempre encontraba Kamakura como uno de los imprescindibles desde Tokio, fue ver una foto del Buda gigante y apuntarlo sí o sí como destino en nuestro viaje. 



Para llegar a Kamakura es bastante sencillo, hay que llegar a la estación de Tokio y desde allí tomar la línea JR Yokosuka. Kamakura está a menos de 50 kilómetros de Tokio, por lo que en menos de una hora estás allí.
Nosotros nos bajamos en la estación de Kita-Kamakura,  en la que también hace parada, para visitar antes unos templos. Hay que estar pendiente de la estación si no queremos pasarnos jejeje, nosotros casi nos tuvimos que tirar del tren!!! 

Una vez en la estación cruzamos el paso de las vías para comenzar con la visita a los templos, en Kamakura hay muchos, muchos, muchos templos, así que será mejor que llevéis un plan de cuál visitar para no perder mucho el tiempo. 

Para visitar los templos de esta zona se puede hacer perfectamente caminando, y encontrarse estampas encantadoras, como este peregrino… 😀
Nosotros visitamos sólo alguno de los que se pueden encontrar en esta zona, y aún así empleamos prácticamente todo el día. También hay que tener en cuenta que era agosto y que hacía bastante calor, bueno lo de bastante es muy optimista jejeje, por lo que el ritmo tampoco podía ser como en otros viajes. Necesitábamos parar para beber y para descansar un rato a la sombra, soy de las que prefiere visitar cosas con frío y bien abrigada que con ese calor soporífero japonés del mes de agosto, pero era lo que había y ya que estábamos allí  lo íbamos a ver. 

Comenzamos por el Templo Tokei-ji, un templo de pequeñas dimensiones pero que a nosotros nos pareció encantador. Tiene un pequeño cementerio donde está enterrada la última abadesa del templo, el cual estaba dedicado a ser refugio de mujeres que se separaban de sus maridos, las cuales tras pasar tres años allí como monjas, eran libres y ya se podían considerar divorciadas. 
Este templo pertenece a la secta Rinzai de Budismo Zen. En Kamakura hay 5 templos zen de esta secta. 

El horario de visita en  es de 8.30 a 17 horas, y el precio de la entrada fueron 200 yenes.

Es un lugar muy tranquilo y en el que se respira una paz increíble, quizás sea porque fue el primero y no había mucha gente, pero a nosotros nos gustó bastante. 


Pasamos a ver su cementerio, un conjunto de lápidas cubiertas por el musgo que le daba un encanto especial al lugar. Aquí volvimos a ver esas tablas funerarias que los familiares dedican a los difuntos. 




Desde allí nos fuimos caminando hasta el siguiente templo, el Engaku-ji, al que se accede subiendo una gran escalinata. 
Se trata de uno de los complejos de budismo zen más importantes del país, de hecho hay zonas a las que sólo pueden acceder los monjes de la secta Rinzai. 



En el recinto de este templo hay edificios de madera muy importantes y antiguos. Lo primero con lo que nos encontramos al llegar es con la imponente puerta San-mon, de 1783.  






Detrás de la imponente puerta se encuentra el edificio principal, el Butsu-den que guarda en su interior una imagen de madera que representa a Buda.  



En el recinto hay muchos edificios cada uno de los cuales cumple una función diferente, al ser uno de los principales complejos de budismo zen, encontramos a varios monjes en su camino hacia la oración, o al menos eso me imaginaba yo… 

Por todo el recinto del templo se pueden encontrar preciosas esculturas de piedra. 



Llegamos a una zona con un jardín precioso, se trata del Haido-jo, era donde residía antiguamente el monje principal del complejo. Está rodeado por un jardín típico japonés y un lago que hace más bonito aún el paisaje. Por lo que pudimos ver, es un sitio donde se aloja gente que quiere participar de las ceremonias de esta secta budista, en ese momento había bastante gente allí alojada, pero pudimos visitarlo sin problemas. 




Un poco más adelante nos encontramos Butsunichi-an, un pequeño templo en el que hay que pagar 100 yenes para visitarlo (no está incluido con la entrada principal del Engaku-ji) y es donde se encuentra enterrado Hojo-Tokimune, quien mandó construir el templo principal. 



Continuando por una camino muy bonito en el que prácticamente estábamos solos, llegamos al Obai-in, un pequeño santuario que contiene una estatua de Kannon. 



Ya iniciamos el camino de regreso hacia la salida para ir a visitar el siguiente templo, encontrándonos con más edificios del Engaku-ji. 

Ponemos rumbo al siguiente de los templos, pero antes no podemos resistirnos a hacer una parada en uno de los grupos más impresionantes de máquinas expendedoras que vimos por Japón. Ante tal imagen, la verdad es que siempre dudaba de qué beber…. tenía sed y no quería equivocarme, aunque bueno, la verdad es que todo lo que probamos estaba muy rico!! 


Llegamos al templo Kencho-ji, se trata del monasterio zen en activo más antiguo de todo Japón siendo la sede principal de la secta Rinzai de budismo zen. 
Como otros templos de Kamakura, un gran incendio destrozó gran parte de este templo, pero fue restaurado perfectamente para que hoy podamos disfrutarlo. 

El horario de visita en  es de 8.30 a 17 horas, y el precio de la entrada fueron 300 yenes.

Entramos a través de la puerta San-Mon que da acceso al recinto principal, es una gran puerta de madera.

De las primeras cosas que nos encontramos nada más cruzarla es la campana del templo o Bonsho que data de 1253.  

Al final de un camino de enebros con más de 700 años de antigüedad, se encuentra el Butsu-den,  la sala de Buda que se trajo piedra a piedra desde Tokio en 1647. Dentro de esta sala podemos ver una escultura famosa de Jizo Bosatsu que sirve para consolar a las almas perdidas. 
El siguiente edificio es la construcción de madera más grande de la zona, denominado Hatto. En él se encuentra una estatua de Kanon y en el techo podemos ver pintado un dragón.




El templo Kencho-ji cuenta con varios edificios y templos secundarios, así que seguimos caminando para ver algo más sobre este maravilloso lugar. 
Enseguida destaca la Kara-mon, una espectacular puerta dorada que también fue traída desde Tokio. Esta puerta es la entrada a la residencia del monje principal del templo y pudimos visitar parte de su interior. 

Una de las cosas más bonitas de esta zona son sus maravillosos jardines y el entorno en el que se encuentra, en plena naturaleza. 
Dejamos este templo y nos vamos caminando hasta nuestra siguiente visita, es un paseo que no se hace muy largo y en el que nos encontramos con cosas curiosas como este restaurante con un nombre bastante familiar, me pregunto si el plato estrella será la paella, jejeje. 


Un gran torii rojo nos indica que hemos llegado al Santuario Sintoísta Tsurgaoka Hachiman-gu, el santuario más importante de Kamakura. Su construcción es del siglo XII. 

Su entrada es gratuita y su horario es más extenso que los anteriores, de 5 de la mañana a 20,30 horas.

Al encontrarse en una colina, se pueden obtener unas vistas muy bonitas desde la parte más alta. La verdad es que a este lugar no le dedicamos mucho tiempo, dimos una vuelta por el recinto para ver lo más importante, pero debíamos ir a la zona más famosa de Kamakura para ver el Gran Buda y aún ni siquiera habíamos comido!!!!
Así que una vez visto, descendemos por una escalinata desde la que hay unas vistas bonitas no sólo de la calle principal, si no del propio templo. Llegamos hasta la fuente que se utiliza para purificarse antes de la entrada al santuario, nosotros esta vez utilizamos una que se encontraba en uno de los laterales por los que entramos. 

Ya en la calle principal, Komachi-dori, seguimos caminando con la idea de buscar un sitio donde comer sin perder demasiado tiempo. 
La calle es una pasada y nos va dejando estampas preciosas a cada paso, yo con la cámara y Diego tirando literalmente de mí para ir a comer…..



En esta calle encontramos un restaurante donde comimos un plato de noodles y un plato de arroz acompañados de dos cervezas Kirin, quizás no fuese la mejor comida que hicimos en Japón, pero estaba bastante buena. 


Seguimos caminando un poco hasta llegar a la estación de Kamakura donde sacamos un ticket, por menos de 200 yenes, que nos lleva hasta la estación de Hase, allí tomamos el tren enoshima de la enoden line (tres paradas hasta Hase),  con unos trenes que a mí me parecieron muy «cuquis».



Ya en la calle principal seguimos las indicaciones para dirigirnos hacia el templo donde se encuentra el Gran Buda. 
Por el camino nos encontramos con algunos escolares que estaban realizando encuestas a los extranjeros, son muy educados y agradables y casi siempre nos pedían si podían hacerse una foto con nosotros,¡¡Claro que sí!!, además yo también las hacía….

El templo Kotoku-in, es uno de los templos más visitados de Kamakura porque es el que alberga la estatua de bronce de Amida Buda,Daitbutsu, la imagen de la ciudad. Una escultura de más de 11 metros de altura y que por muchas fotos que hayas visto, te deja con la boca abierta cuando estás delante de ella. No sé cómo me lo había imaginado, pero desde luego que me sorprendió muchísimo, me encantó. 
La entrada al templo son 200 yenes y el horario es de 8 a 17,30 horas. 


No me quería ir de allí, pero debíamos darnos un poco de prisa si queríamos llegar al otro templo más importante de esta zona antes de que cerrasen, así que volvemos a la calle principal y nos vamos hasta el Hase-dera, uno de los templos más famosos y más visitados de esta región sobre todo para ver la gran talla de madera de 11 rostros de Kannon de 9 metros de altura.  

El horario de visita es de 8 a 17 horas y la entrada son 300 yenes.

Aunque no con mucho tiempo, llegamos para visitarlo, menos mal, porque fue uno de los que más me gustaron del día, por todo lo que vimos en su interior y también por las fantásticas vistas que se tenían desde allí. 
El templo se remonta al año 736, cuando según cuentan, la estatua de Kannon fue arrastrada por la corriente hasta la orilla de Kamakura. 





Hasta nos encontramos un pequeño bosque de bambú en el interior del templo!!!


De las cosas que más me gustaron de este templo fue la zona dedicada a los Jizo, el dios guardián de los niños y que, como ya había comentado en alguna otra ocasión, estas figuras representan a los niños no nacidos o fallecidos prematuramente. No deja de sorprenderme la cantidad y la devoción que les tienen los japoneses, aunque reconozco que se mezcla también con algo de tristeza por lo que representa. 



En este templo podemos entrar también en una pequeña cueva dedicada a Benzaiten, una diosa de la suerte. Es un lugar bastante peculiar, se recorre en dos pasos pero hay que tener cuidado de no darse con el techo, jejeje!!!


Directamente cerramos el templo, poco a poco nos invitaron a dirigirnos hacia la salida, así que con éste dimos por finalizada nuestra visita al recinto de templos de Kamakura, el cual considero imprescindible de visitar si estamos varios días en Tokio. 
De nuevo vamos de camino hacia la estación, pero decidimos ir hasta la zona de la playa. Nos sorprenden los carteles que vamos encontrando y que indican vías de evacuación ante un posible tsunami, en Japón todavía está muy reciente la catástrofe de 2011.


Tocaba volver a la estación de Hase para tomar el tren eléctrico que nos llevaría hasta Kamakura St, desde donde cogimos el tren hasta la estación de Shinjuku. 


Era nuestra última noche en Tokio antes de empezar la ruta por otras zonas del país, así que decidimos ir a esa zona de la ciudad porque era una de las más animadas y que más nos había gustado días antes. 
Paseamos por Kabuchiko y nos volvimos a sorprender con la cantidad de gente, de neones, de tiendas…. La verdad es que fue una buena despedida de la ciudad. 



Esa noche nos retiramos pronto, cenamos algo que compramos en el supermercado que había al lado del hotel y nos fuimos a hacer la colada, había que preparar maletas y dejar todo preparado para el día siguiente, nuestro tren a Kanazawa salía muy temprano y tocaba madrugar, pero estábamos muy ilusionados con la nueva etapa del viaje!!! 

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