Eguisheim, un pueblo de cuento

Entre los pueblos que hemos visto en nuestro viaje por la Alsacia, Eguisheim es el que encabeza la lista de «más encantador». Eguisheim está calificado como uno de los pueblos más bellos de Francia, y razón no le falta, de hecho está incluido en la lista de Les Plus Beaux villages de France. Sus calles empedradas están dispuestas en círculos concéntricos.
Gracias al microclima que se da aquí, Eguisheim también puede presumir de ser la cuna de los viñedos de la Alsacia, así que también aprovechamos para degustar alguno  y comprar un set de dos botellas para llevarnos a casa y beberlas en alguna ocasión especial. 

Llegamos a primera hora de la mañana y lo primero que hicimos fue buscar un lugar donde desayunar, en Francia esto es muy fácil, pues cada pueblo y ciudad cuenta con un gran número de boulangeries donde además de comprar alguna dulce delicia, puedes tomarte también un café.
Tras el rico desayuno, nos pusimos en marcha para conocer el pueblo antes de que llegase mucha más gente, ya que sobre todo en la época navideña, hay gran afluencia de turistas por esta zona. 
Para comenzar hicimos la ruta circular recomendada, una ruta que avanza por una calle repleta de  preciosas casas de entramado de madera, en alguna de ellas se encuentran tiendecitas encantadoras de esas que pasas y no quieres salir de allí. 

La decoración no puede ser más bonita, todas las ventanas y puertas de las casas están adornadas preciosos motivos que hacen que la calle luzca espectacular.

El recorrido circular recomendado es espectacular, paseando tranquilamente puedes observar las fachadas de las casas,  bellísimos rincones y disfrutar de la tranquilidad del lugar.
Si sois como yo, que me encanta la fotografía, no daréis dos pasos sin haber apretado varias veces el disparador de vuestra cámara, y es que mires donde mires, todo es precioso!!!

Paseando por este recorrido recomendado llegamos hasta la Plaza del Mercado donde destaca la fuente de piedra con la estatua del príncipe Bruno, el que más tarde se convertiría en el Papa León IX y que nació en esta encantadora localidad.

Sobre la Plaza del Mercado, junto a la capilla de León IX, se encuentra el Chateaux de Eguisheim, un bello edificio color rojizo con un tejado formado por tejas de colores, el conjunto le da un aire medieval a la plaza.

Al lado se encuentra el tradicional mercadillo de navidad, un pequeño conjunto de casetas de madera en la que podemos encontrar desde preciosos adornos navideños (alguno se vino con nosotros), hasta productos típicos alsacianos como su exquisito queso de montaña. Quizás sea porque nuestro país no tiene tradición en la instalación de este tipo de mercadillos de navidad, por lo que nos llaman tanto la atención y nos gustan, cada año en el mes de diciembre, intentamos (si la economía lo permite claro) hacer un viaje a centroeuropa donde poder encontrar este ambiente navideño tan especial. Los puestos de madera adornados con ramas de abeto, el olor a vino caliente, los conciertos de órgano….., el algo que me gustaría importar a nuestro país.

Tras dedicar un buen rato a disfrutar del pequeño mercadillo, seguimos dando un paseo para conocer otras zonas de Eguisheim y llegamos hasta su iglesia de San Pedro y San Pablo, la cual no guarda nada de su pasado románico ya que fue casi totalmente destruida en 1807.
En cada calle puedes encontrar preciosos rincones, casas de entramado y hasta alguna antigüedad que hace las delicias de los que, como a mí, nos encanta las cosas vintage.

Teníamos ganas de hacer una degustación de los vinos de la Alsacia, así que nada mejor que hacerlo en la Maison Paul Schneider, una de las más famosas casas-bodega de la zona. Se encuentra en pleno centro de la localidad, en el número uno de la Rue Hôpital y su bonito color azul con las vigas de entramado de madera, destacan sobre el conjunto de casas que hay a su lado.
Puedes pasar y degustar alguno de sus vinos sin ningún compromiso de compra, pero a nosotros nos gustaron y compramos un pack de dos botellas de dos vinos blancos diferentes, casi el 90% de la producción de vino alsaciano es de blanco, el clima de esta región y la calidad de sus tierras hace que sea más adecuado su cultivo.

Paul Schneider no es la única casa-bodega que hay en Eguisheim, hay otras donde también puedes adquirir y degustar buen vino, como por ejemplo la Maison Joseph Freudenreich, especializada en la producción de vino blanco seco y con edificio que refleja muy bien la típica arquitectura de la región. 
Aún nos queda mucho día por delante y más lugares para visitar, así que vamos al parking a recoger nuestro coche y ponemos rumbo al siguiente pueblo, Kaysersberg, otra joya alsaciana. 
Un paisaje típico de esta zona son sus viñedos, cada pueblo está rodeado de viñas de las que recogen el fruto para elaborar excelentes vinos.
Sigue leyendo los relatos de este precioso viaje a la Alsacia!!!!

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